Capítulo 11 | Viajes Inesperados

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-Así es como se entretiene la gente ociosa

Le dijo Julia, estirando las piernas
ante ella en la mecedora

-Ya es hora de que Tanya vuelva a trabajar.

Lena no dijo nada.

No le había contado a Julia toda la conversación de la comida, pero no quería hablar más de Tanya.

-¿Quieres sentarte en una silla más cómoda?

-No

Le dijo Lena.

Estaba sentada en una banca de cuero cerca de la mecedora.

Habían acabado de cenar hacía un momento y luego habían subido a
aquella habitación que Lena nunca había visto, una galería acristalada que estaba adosada a la sencilla habitación verde.

-¿Qué más te ha dicho Tanya que te molestara?

Le preguntó Julia, todavía mirando sus largas piernas enfundadas en unos pantalones sueltos azul marino.

Julia parecía cansada.

Estaba preocupada por otras cosas, pensó Lena, mucho más importantes que aquello.

-Nada. ¿Te molesta algo a ti, Julia?

-¿Molestarme?

-Hoy estás distinta conmigo.

-Imaginaciones tuyas

Le dijo Julia mirándola.

Y la agradable vibración de su
voz se borró otra vez en el silencio.

Lena pensó que la página que había escrito la noche anterior no tenía nada que ver con aquella Julia, no iba dirigida a ella.

Siento que estoy enamorada de ti, había escrito, y debería ser primavera.

Quiero que el sol caiga sobre mi cabeza como coros musicales.

Pero el ritmo es totalmente mío.

-Creo que a Tanya no le caigo bien. No creo que quiera que nos veamos.

-Eso no es verdad. Otra vez te imaginas cosas.

-No digo que lo haya dicho.

Lena intentó aparentar tanta calma como Julia

-Fue muy simpática. Me invitó a una fiesta.

-¿Qué fiesta?

-No sé. Dijo que era en la parte de "la colina". Dijo que tú no irías, así que no me dieron ganas de ir.

-¿En qué sitio exactamente?

-No me lo dijo. Sólo dijo que una de las chicas que daba la fiesta era actriz.

Julia dejó su encendedor sobre la mesa de cristal con un golpecito y Lena notó su disgusto.

-Así que eso hizo...

Murmuró, medio para si

-Siéntate aquí, Lena.

Lena se levantó y se sentó al pie de la mecedora.

-No tienes que pensar que Tanya tiene esos sentimientos hacia ti. Yo la conozco lo suficiente para saber que no es así.

-Muy bien.

-Pero Tanya es increíblemente torpe hablando a veces.

Lena prefería olvidar el tema.

Julia seguía estando muy lejos incluso cuando hablaba, incluso cuando la miraba.

El Precio de la MúsicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora