Capítulo 18 | No Nos Atrapan

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Por la mañana, se quedaron la una en brazos de la otra hasta después de que el sol entrara en la habitación.

El sol les enviaba sus rayos cálidos a través de la ventana del hotel, en la pequeña ciudad de cuyo nombre ni siquiera se habían enterado.

-Habrá nieve en Oblast

Le dijo Julia.

-¿Qué es Oblast?

-Te gustará. No es como el gorky, está abierto todo el año.

-Julia, no estás preocupada, ¿verdad?

Julia la atrajo hacia sí.

-¿Parezco preocupada?

Lena no estaba preocupada.

El pánico del primer momento se había desvanecido.

Estaba alerta, pero no como la tarde anterior.

Julia quería tenerla consigo y, pasara lo que pasase, se enfrentarían a ello sin huir.

¿Cómo era posible estar enamorada y tener miedo?, pensó Lena.

Eran cosas contradictorias.

¿Cómo era posible tener miedo cuando las dos se hacían más fuertes
juntas cada día?

Y cada noche.

Cada noche era distinta, y cada mañana.

Juntas eran poseedoras de un milagro.

La carretera hacia Oblast seguía una pendiente en descenso.

Las capas de nieve se apilaban cada vez más altas a ambos lados, y luego las luces, ensartadas entre los abetos, empezaron a arquearse sobre la carretera.

Era un pueblo de casas de troncos de madera oscura, tiendas y hoteles.

Había música y la gente paseaba por la calle iluminada con las cabezas erguidas, como si estuvieran encantados.

-Sí que me gusta

Le dijo Lena.

-Eso no significaba que tengas que abandonar la búsqueda de nuestro
hombrecito.

Se llevaron el tocadiscos portátil a la habitación y pusieron algunos discos que habían comprado y otros viejos, de Moscu.

Lena puso "All I Need" un par de
veces, y Julia se sentó al otro lado de la habitación, en el brazo de una silla, con los brazos cruzados, contemplándola.

-Vaya malos ratos que te hago pasar, ¿verdad?

-Oh, Julia...

Lena intentó sonreír.

Sólo era un acceso de humor de Julia, sólo duraba un momento, pero la hizo sentirse desvalida.

Julia miró por la ventana.

-¿Y por qué no nos fuimos primero a España? A Escocia. O por lo menos
podríamos haber tomado un avión y haber desaparecido de aquí.

-Eso no me hubiera gustado.

Lena miró la camisa de ante que Julia le había comprado y que colgaba del respaldo de una silla.

Julia le había mandado a Vika una verde.

Habla comprado unos pendientes de plata, un par de libros y una botella de Jack Daniels.

Media hora antes habían caminado juntas y felices por las calles

El Precio de la MúsicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora