Capítulo 16 | Amores del Pasado y Cartas de Despecho

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Lena salió a comprar los periódicos mientras Julia se arreglaba.

Entró en el elevador y dio una vuelta sobre sí misma en el centro exacto.

Se sentía un poco rara, como si todo se hubiera transformado y aquellas distancias no fueran las mismas.

Avanzó a través del vestíbulo hacia el puesto de periódicos que había en una esquina.

-El Blisoko & El Impulsi

Le dijo al hombre mientras los tomó, y pronunciar las palabras le pareció tan extraño como los nombres de los periódicos que había pedido.

-20 rublos

Le dijo el hombre, y Lens miró el cambio que le había dado y vagó por el vestíbulo, miró a través del cristal de la barbería, donde estaban rasurando a un par de hombres.

Un hombre alto con un puro y un sombrero elegsnte, con zapatos de charol, pasó junto a ella.

También recordaría aquel vestíbulo para siempre, la gente, los anticuados adornos de la madera del mostrador de recepción y el hombre de abrigo oscuro que la había mirado por encima de su periódico, se había recostado en su asiento y había seguido leyendo junto a la columna de mármol color crema.

Cuando Lena abrió la puerta de la habitación, la visión de Julia la atravesó como una espada.

Se quedó un momento con la mano en en la manija.

Julia la miraba desde el cuarto de baño, sosteniendo el peine inmóvil por encima de su cabeza.

La miró de la cabeza a los pies.

-Nunca me mires así en público

Le dijo.

Lena tiró los periódicos sobre la cama y se acercó a ella.

Lena la estrechó súbitamente entre sus brazos y se quedaron así, como si nunca fueran a separarse.

Lena se estremeció y las lágrimas afluyeron a sus ojos.

Era difícil hallar palabras, encerrada entre los brazos de Julia, más cerca que cuando se besaban.

-¿Por qué has esperado tanto?

Le preguntó Lena.

-Porque pensaba que no habría una segunda vez, que no quería que me volviera a pasar.

Pero no era verdad.

Lena pensó en Tanya y fue como una fina lanza de amargura cayendo entre las dos.

Julia la soltó.

-Y había algo más, te tenía a ti recordándome a mí misma, conociéndote y sabiendo que sería tan fácil. Lo siento. No he sido para nada justa contigo.

Lena apretó los dientes.

Observó cómo Julia andaba despacio por la habitación, observó cómo se ensanchaba la distancia entre las dos y recordó la primera vez que la había visto en los almacenes, alejándose lentamente, y había pensado que se iba para siempre.

Julia había querido también a Tanya y ahora se lo reprochaba.

Se preguntó si algún día Julia sentiría también haberla querido a ella.

Entonces Lena entendió por qué las semanas de diciembre y enero habian estado llenas de enfado e indecisión, alternando el castigo y la indulgencia.

Pero entendió que dijera lo que dijere Julia en palabras, ahora ya no había indecisión ni barrera alguna.

Tampoco había ninguna Tanya desde aquella mañana, fuera lo que fuere lo que había habido entre ellas tiempo atrás.

El Precio de la MúsicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora