La blancura del negro

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Despertó con un intenso dolor de cabeza. Después de la mala noche que había pasado no le extrañaba. Su pesadilla seguía viva y al parecer era la razón por la que se estaba despertando a altas horas de la mañana, incluso para ella.

Con una mirada Voldemort le advirtió que le obedeciera sin quejas cuando tiró de ella. Le llevó en dirección al baño sin parecer que iba a soltarle para que ella tuviera intimidad. Sus pies se negaron a reaccionar al ver aquello, mas la fuerza de Voldemort era superior. Fue a decirle claramente que no pensaba hacer nada con él ahí dentro cuando se quedó con la palabra en la garganta y boca abierta ante lo que estaba presenciando. Con un conjuro el Señor Oscuro se estaba cepillando los dientes y con otro se había lavado el pelo y ahora lo tenía peinado a la perfección. Habría jurado que la etiqueta de mago tenebroso eliminaba esas partes del día que tenía todo ser humano. Y no le gustó en absoluto pensar en él como ser humano.

Captando su mirada Voldemort tomó una larga respiración interior. Aquella niña había venido a él con un aspecto que daba pena y para lo que tenía que hacer hoy no podía permitirlo. Realizó los mismos sencillos conjuros que él había usado, ignorando su exclamación de sorpresa. Asintió interiormente al ver su nuevo aspecto. Su cara estaba mucho más limpia y su salvaje pelo había sido domado a unos rizos presentables. Incluso a él le sería difícil pensar que aquella chica era hija de muggles.

-Te daré dos minutos de intimidad. Cuando salgas elegirás uno de los dos vestidos que estarán sobre la cama. Cuando termines te explicaré el por qué.

Soltó su agarre y cerró casi dando un portazo. Hermione se quedó todavía más asombrada, mas no la dio tiempo a recuperarse. Se tenía que dar prisa en ejercer su intimidad antes de que el mago tirara la puerta abajo a por ella. Estaba siendo una mañana de lo más extraña. Jamás en su vida habría apostado limpiarse los dientes junto a Lord Voldemort y sin embargo allí estaba, incluso había sido él quien "se los había cepillado". Un pequeño sonrojo se formó al recordar ese detalle.

A los dos minutos exactos la puerta se abrió de golpe y su codo se vio agarrado con fuerza. Voldemort tomó una larga respiración, sintiendo su magia fluir de nuevo a él. Le sacó del baño y tal y como él había dicho le mostró dos vestidos diferentes sobre la cama.

-Elige uno- indicó pacientemente. Hermione tragó saliva. Se lo había puesto complicado dado lo que cada vestido representaba. Uno era verde esmeralda que le llegaría hasta el suelo. Era ajustado en determinados sitios como la cintura y bajo el pecho. Demasiado Slytherin para ella. Por el contrario, el otro era completamente negro, algo más holgado a partir del pecho y representaba demasiado bien la magia oscura. Pero a la hora de elegir era menos provocativo por lo que terminó escogiendo el negro.

-Bien- complacido con su elección Voldemort hizo que el vestido apareciera puesto en ella, incluso con los zapatos a juego con poco tacón que llevaría- por fin estás presentable.

Se mordió el labio para no responder el comentario mordaz que tenía en la punta de la lengua sin ver la extraña mirada que tenía en esos momentos. Por otro lado, si él se dio cuenta de su propia mirada no hizo ningún comentario al respecto. Además, el mago vestía como siempre, con una capa de mago sobre unos pantalones negros y lo único que había cambiado, ahora que se fijaba, era una camisa negra.

-¿Por qué me he tenido que arreglar?- aunque técnicamente lo hubiera hecho él. Pero había dicho que se lo explicaría todo una vez vestida y quería respuestas.

-Hoy tengo una importante reunión con el jefe del clan de los vampiros de Inglaterra- explicó- Obviamente tienes que venir conmigo así que por tu propio bien no me desobedezcas o des la impresión de querer hacerlo. Los vampiros son seres sumamente egoístas y astutos- aquello le recordó a alguien- No deben detectar hasta qué nivel llega mi... dependencia- pronunció con una mirada feroz.

Atada al señor oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora