Maximos extremos

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Despertó más abrazada a Voldemort que de costumbre. Al abrir los ojos le vio con una sonrisa de satisfacción que no se la podría quitar en todo el día.

-Buenos días- murmuró restregándose un ojo.

El hombre la besó sobre los labios como respuesta. No sabía qué mosca le había picado pero esa mañana estaba más demandante que de costumbre. No feliz con un simple beso, la aprisionó con su cuerpo sin darla opción a escapar de aquel delicioso placer, tocándola de manera más íntima que de costumbre. Se detuvo un instante para recuperar las respiraciones y darla una rápida noticia.

-Espero que no te moleste que haya informado a tus padres de nuestra futura unión.

-¡¿Que has qué? !

Hermione le apartó a empujones cuando fue a besarla de nuevo. Salió de la cama y le miró con suma indignación.

-¡No me puedo creer que lo hayas vuelto a hacer!

-Hermione, el tono- advirtió una sola vez.

-¡Agh!- Hermione se tiró literalmente de los pelos. Vio la puerta del baño abierta y decidió que un buen baño no la sentaría nada mal.

Nagini observó por un ojo abierto a su señor.

-Le gussta jugar con leonasss, mi ssseñor- comentó antes de volver a un merecido sueño.

.

-Hermione, no puedes tener ese rencor durante toda tu vida- advirtió Voldemort sujetándola de la muñeca.

-No me puedo creer que sigas tomando ese tipo de decisiones por mí.

-No quería que hablaras con tus padres todavía. Tras la batalla de Hogwarts, cuando no necesites concentración y si no temes por tu vida- añadió-, podrás ir a verles.

Aquel hombre la desconcertaba día tras día. No se podía creer que hubiera informado a los padres que se iba a casar con él. ¡A saber lo que habían pensado! Seguramente lo mismo que ella. Debía de haberse vuelto loca desde su secuestro porque en el fondo no la molestaba tanto que sus padres se enterasen de su matrimonio sino como el hecho de que Voldemort hubiera actuado por su cuenta. Creía que estaban llegando a algo serio entre los dos, no sólo formalidades y palabras.

Se dejó llevar hasta una sala de la mansión donde nunca había entrado. Era un lugar simple, decorado para recibir visitar como la que esperaba allí en esos momentos.

-Mi señor- Lucius realizó una reverencia- mi hijo ha terminado con su tarea.

Las reacciones de mago y bruja fueron completamente opuestas.

-Reuniré a todos los mortífagos. Quiero que avises a Greyback y que prepare su manada. Esta noche atacaremos.

Salió de la sala antes del rubio casi sin pensar en que iba tirando de Hermione, quien no reaccionaba. Se dirigió hacia otra zona de la casa donde tampoco había estado antes. El extraño cuarto estaba vacío a excepción de una tela que cubría algo colgado en la pared.

Voldemort lo retiró con la varita y tocó tres veces sobre el cristal descubierto.

-Sabes que no me gustan estos métodos mágicos, Voldemort- apareció la imagen de Blaine quejándose. Clavó de pronto la vista en Hermione- Me alegra ver que sigues siendo igual de exquisita vestida de manera informal, pequeña.

Voldemort la colocó tras él, con la mirada clavada en el reflejo de Blaine.

-Atacaremos esta noche. Trae a tus vampiros a mi residencia a las nueve.

Los ojos del rey centellearon. Asintió antes de desaparecer.

-Todavía estás a tiempo de detener esto- murmuró Hermione siguiéndole, o más bien siendo obligada a ir, a su despacho.

Atada al señor oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora