Prólogo.

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Nota de la autora: ¡Hola! Antes de que empiecen a leer quisiera aclararles que como dice en el título, la novela está en edición. Se encontrarán con algunos errores en la redacción, pero no tan serios. Espero que está novela sea de su agrado, trabajé mucho en ella.


Desperté de golpe en la madrugada, con ganas de escribir, salté de la cama en busca de una libreta y un lápiz, pero con todo el desorden fue imposible encontrar algo

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Desperté de golpe en la madrugada, con ganas de escribir, salté de la cama en busca de una libreta y un lápiz, pero con todo el desorden fue imposible encontrar algo. Luego de buscar y buscar, decidí escribir en unos post-it. Necesitaba encontrar una manera de desahogarme y entonces tuve una grandiosa idea, agarré un reproductor y conté mi historia. Quise grabar lo que escribí, para recordarme lo cobarde que soy al no salir del closet, como la gente normalmente lo llama.

Tengo 17 años y la vida me ha convertido en una persona fría. No me veo mal y por lo que dicen las chicas estoy bueno. Sí, tengo muchas derritiéndose por mí, pero lo que no saben es que a mí me gustan los hombres. Todo en mi vida era perfecto, hasta que me enamoré de él, mi mejor amigo, Riley Tratcher. ¿Se preguntarán si tengo novia? Sí, se llama Elena. ¿Qué si la amo? No, es molesto tener que fingir amor hacia ella, no tengo otra opción. ¿Qué imbécil, no? Estoy cansado de fingir toda mi puta vida, yo no soy esto. A veces quisiera salir y gritarle al mundo quien realmente soy sin ser juzgado.

El ruido de la alarma me sacó de mis pensamientos, rápidamente escondí mi libreta y caminé hasta el baño para tomar una ducha e ir al colegio.

Caminaba junto a Riley por el campus, hoy comenzaba otro año, observaba los pájaros volar y la gente fingir que todo está bien, y pues nada lo está, tarde o temprano todo se termina, todo cambia, a veces de blanco a negro y otras veces es viceversa, suspiré mientras acomodaba un poco mi cabello hacia atrás. Compramos café, necesitaba un café y tranquilidad, aunque tranquilidad era lo que menos encontraría, me di vuelta y ahí estaba Elena.

—Ahí viene Elena —dijo Riley. Al escuchar estás palabras me puse nervioso.

—No dejes que me vea —respondí. 

Agaché la cabeza mientras fingía estar buscando algo en mi mochila, tenía que sacar algo de la mochila, no importaba que cosa fuera, pero tenía que fingir que estaba buscando algo porque no quería encontrarme con Elena.

—Oh, creo que está mirando hacia acá —volvió a decir Riley mientras abría su locker.

—Cállate, no quiero que se dé cuenta de que estoy aquí —susurré.

Para mi mala suerte, mi cuerpo me traicionó y mi cabeza giró en dirección a Elena que venía caminado por el pasillo entre toda la multitud, sus pasos eran los de alguien arrogante, segura de sí misma y tremendamente encantadora.

—¿Por qué si es tu no... —Riley se vio interrumpido por Elena, que habló por detrás de nosotros.

—Hola Caleb —dijo sonriendo mientras tomaba su lugar en la conversación.

¿Y ahora que quiere?

—Los dejo solos —mencionó Riley cerrando su locker y dándose la vuelta.

No, joder no te vayas.

—Amor, ayer me quedé esperando tu llamada.

¡Rayos! Es cierto la llamada. 

—E-es que.. —dije, tartamudeando en busca de una buena excusa y ella frunció el ceño—   ayer fui a practicar hockey y estaba tan cansado que me quedé dormido. Lo siento si te hice esperar —La tomé por el hombro depositándole un beso en la frente. 

—Entiendo —sonrió—. Me tomé la molestia de revisar tu horario en la administración, y la primera clase nos toca juntos.

Que stalker, por Dios.

—Eso es genial —fingí una sonrisa—. Es hora de ir a clases, ¿vienes conmigo? —ella asintió y entrelacé mis manos con las de ella.

Las horas de clase estuvieron aburridas como de costumbre, ¡y qué decir sobre la ceremonia de un nuevo año escolar! Estuve a punto de dormirme, si no fuera por Elena que se la pasó todo el rato molestando. Al momento de la salida Elena me pidió que la esperara cerca de la cafetería. Camina hacia mi destino cuando de pronto me tropiezo con un chico que venía corriendo.

Joder.

—¿Por qué carajos no ves por donde corres? —dije algo molesto, pero luego me arrepentí de mis palabras. El chico tenía el pelo rubio, sus ojos eran cafés, un café precioso, alto y delgado. Sus labios eran voluminosos, muy bonitos.

—Lo siento, fue mi culpa —contestó. El chico me miró, fue una mirada extraña y luego sonrió.

—Todo bien —dije forzando una sonrisa.

—Todo bien —repitió el rubio, siguiendo su camino.

Seguí mi camino yo también a la cafetería y ahí estaba Elena, ella era la que me estaba esperando cuando tendría que haber sido al revés. Le conté lo que había sucedido, no le tomó mucha importancia. Dejé a mi novia en su casa, luego me dirigí a la mía. Al llegar subí a mi cuarto, lo cerré con llave, me tiré en la cama con los audífonos puestos y me deje ser.

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¡Hola! Esta historia que he comenzado escribir es totalmente mía, hace meses que vengo armando la trama y tengo muchas ideas, espero les guste. 

¿Por qué escribí una historia gay? 

Simplemente porque apoyo lgbt, pienso que el amor es amor y no hay ninguna diferencia, somos humanos y nos enamoramos de humanos, no de un género.

 Les agradecería si por favor votaran o me dejaron un comentario diciendo que tal les pareció el prologo.

-Kath.

Everything has changed. (Gay) - En ediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora