¿Cómo te sentirías al ocultar tu verdadera forma de ser? ¿Tener que actuar todo el tiempo para que las personas no se decepcionen de ti? ¿El tener que ocultar tus sentimientos? ¿Cómo te sentirías?Seguramente como yo, decepcionado de ti mismo. No es...
NOTA: Este capítulo narra algún momento de las vidas de los personajes después del final. Si quieren más capítulos así comenten y no se olviden de votar.
Sentí pequeñas palmadas en mi mejilla y una voz llamándome a lo lejos. No quería despertar, traía mucho sueño como para ver de quién se trataba. Ignoré completamente aquello y me di la vuelta, agarrando la almohada para abrazarla. No debí quedarme hasta tarde viendo series en Netflix cuando sé completamente que a la mañana siguiente es un infierno que me intenten levantar.
De pronto sentí como la cama se movía, arriba y abajo, como si saltaran en ella, quien sea que esté las va a... ¡Mierda!
—¿Ya estás despierto? —preguntó, sonriendo y con los ojos brillantes. Ahora tengo un cuerpo encima mío, que decidió tirarse en mí luego de agarrar impulso.
No pude responderle, me había sacado el aire.
—¡PAPAAAAAÁ! —la escuché gritar mientras se bajaba de mí y corría puerta afuera—. Papá 2, no despierta... ¿y si se murió? —la voz se le empezaba a quebrar.
—Mira el lado bueno, si murió ya no tendríamos un parásito aquí —le escuché decir, riéndose. Con que eso es lo que piensa de mí, maldito.
—Eso no se dice, papá —respondió ella, si estuviera ahí apostaría a que hizo un puchero. Escuché como los pasos se acercaban, ya estaba sentado en la cama por lo que no tendrían que esforzarse más.
—Papi, vamos a llegar tarde al ballet, ¡de nuevo! —dijo, sentándose en mis piernas, pasándome su pequeño brazo por el cuello.
Celine, nuestra hija, llegó a nuestras vidas un año después de nuestro reencuentro, habíamos decidido tener una familia y nos acercamos a un centro de adopción, apenas la vimos supimos que era ella. Sus ojos me transmitieron tantos sentimientos que no veía la hora de tenerla entre mis brazos y que me dijera papá aunque ahora me tengo que conformar con papá 2. El proceso de adopción fue casi interminable, pero valió la pena la espera. Cuando nos la entregaron, apenas tenía ocho meses de vida, la hemos visto crecer para convertirse en una hermosa niña de cinco años, que nos tiene locos. Ella llegó para darle más sentido a nuestras vidas, ella es nuestra estabilidad y nuestro pequeño mundo.
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—No te preocupes, mi amor. En un segundo llegamos —le dije, mientras corría hacia al baño para darme un ducha exprés, la cual consistía en meterme bajo el chorro y por fuera.
—Hasta luego, papá —se despidió de Mason y agarró mi mano. Caminamos juntos hasta el auto, abrí la puerta trasera para acomodarla en su silla y luego subir al auto para disponernos al lugar.
