¿Cómo te sentirías al ocultar tu verdadera forma de ser? ¿Tener que actuar todo el tiempo para que las personas no se decepcionen de ti? ¿El tener que ocultar tus sentimientos? ¿Cómo te sentirías?Seguramente como yo, decepcionado de ti mismo. No es...
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—Me das asco. —Dijo con cara de decepción y se largó.
Nunca creí que iba a escuchar esas palabras salir de su boca. Sentí como mis ojos se humedecían, pero no podía permitirme llorar. Mason estaba aún en el baño, y no quería que viera esto.
—Riley, escúchame — dije, agarrándolo de su brazo antes de salir— . Déjame explicarte —Riley se detuvo pero no articuló ningún palabra solo me miraba, esa mirada fría y sin sentimientos.
—No tengo que escuchar nada — dijo, sin expresión alguna, y esta vez sí se marchó.
Me quedé ahí parado, sin decir nada, esto me pasaba por imbécil. Riley jamás querrá volver a saber de mí, pero tiene que escuchar lo que le quiero decir. Mason me dijo que luego hablaba conmigo, y sé fue a su clase de Deportes. Después de vestirme salí del baño y busqué al puto de Riley por los pasillos del colegio, y nada. Él siempre estaba en el patio trasero, fui hasta allí con las esperanzas de encontrarlo y nada. No sabía qué hacer, estaba desesperada, sentía que mi mundo se acababa con cada paso que daba. Nunca había pensado que el colegio fuera tan grande así como para no encontrar a un chico. Desistí de buscarlo, caminé hasta mi locker para dejar mis libros y sacar unos nuevos. Al sacar mis libros me encontré con el mp3 donde estaba la grabación, lo volví a guardar para luego deshacerme de ella, volví a meter algunos libros. Él timbre había sonado, miré mi reloj y ya iba cinco minutos tarde. Odiaba tener que escuchar a los profesores con su sermón, así que empecé a correr. Yo de idiota no me fijo en el camino, y tropecé con un chico.
Mi mochila cayó al piso, y todos los libros estaban esparcidos en el piso. Levanté los libros y los volví a meter cerrando esta vez la mochila.
—Eres un imbécil, Caleb — dijo mi amigo Brent cuando cayó al piso.
—Lo siento, bro — dije, ayudándolo a él.
—Tienes que tener más cuidado — dijo colgando su mochila en su hombro—. Pudo haber sido una chica.
—Lo sé — dije caminando y dejándolo atrás—. Nos vemos luego.
Al llegar al salón tuve suerte de que el profesor no estaba, suspiré aliviado. Alcé la vista buscando un asiento donde sentarme, y no encontré. Volví a mirar y localicé uno a lado de Mason, al verme el sonrió, esto me hizo sonreír a mí. Comencé a caminar sin pena, me senté a su lado y me saludó.
—Hola —dijo en un susurro.
—Hola — le dije.
A veces me pregunto cómo aun no me molestan con él, todos aquí en el colegio saben que es gay. Y al juntarme con él deberían de pensarlo, pero suerte que no.
—¿Estás bien? — me preguntó, mientras escribía algunos títulos de canciones en el cuaderno.
