¿Cómo te sentirías al ocultar tu verdadera forma de ser? ¿Tener que actuar todo el tiempo para que las personas no se decepcionen de ti? ¿El tener que ocultar tus sentimientos? ¿Cómo te sentirías?Seguramente como yo, decepcionado de ti mismo. No es...
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Casi no pude dormir bien, pues había mucho escándalo, mis vecinos tuvieron una fiesta, ¿y quién duerme cuando la música esta a todo volumen? todo esto era una pesadilla, una muy horrible pesadilla de la cual no podía despertarme.
Sin ganas me levanté, me dirigí al baño, abrí el grifo y dejé que el agua cayera en la bañera. Mientras esto, volví a mi habitación a elegir lo que me pondría, agarré todo y lo puse en la cama. Entré a la bañera cuando estaba al nivel, me relajé un poco. Al terminar de bañarme, salí listo, tomé mi mochila y lo demás para luego bajar e ir al colegio.
En los pasillos del colegio, todos me miraban, ya esto se hizo costumbre que casi no le tomo importancia. Pertenezco al equipo de fútbol americano junto con Riley, y esto nos ha hecho populares.
—¿Tienes idea de lo hermosa que es mi novia?—preguntó Riley mientras sonreía, estábamos en el patio trasero de la escuela—. Me regaló esta camisa, me hace ver bien.
—¿Eso es lo que piensas cuando coges con otras? —dije no tomando mucha importancia, odiaba que me hablara de su relación con Micaela, era insoportable para mí.
—Eso se arregla. —bufó—. En unos días cumpliremos un año juntos. Nos sacamos millones de fotos, haré un tipo vídeo con todo eso para que Mica lo vea en nuestro aniversario, llorará de emoción, y listo me perdonará.
—Seguro. —rodeé los ojos—. ¿Qué harás hoy?
—Salir con mi chica. —volvió a sonreír.
Esa sonrisa me mataba por dentro.
—¿Tú? —preguntó, sacándome del trance que me había causado.
—No lo sé. —me encogí de hombros—. Creo que iré a patinar.
—¿Quieres venir con nosotros? —preguntó.
—No gracias, no quiero ser la tercera rueda. —Negué, no soportaría verlo tocar a esa mujer.
—¿Seguro? —dijo en tono burlón.
Asentí.
Riley rodó los ojos y empezó a caminar, lo vi irse y no pude evitar bajar la mirada hasta su formado trasero. ¡Que cosa tan redonda y esponjada que tiene! Pero ya, a lo que me toca, revisé mi horario, noté que tenía las dos primeras horas libres por lo cual caminaba a la cafetería. Estaba pasando por el baño de hombres, decidí entrar para arreglarme el beanie o gorro, como quieran llamarlo. De pronto, escucho pequeños gemidos, provenían de un hombre.
—Oh si..
Rodeé los ojos y traté de no hacer ruido para que no me notaran. Estaba mirándome en el espejo y después de un rato se abre la puerta y sale el chico rubio del otro día sin notar mi presencia, luego sale otro chico. Me sorprendí mucho, creo que él también ya que se dio cuenta al ver mi reacción. Ese día lo había encontrado atractivo, pero ahora con esto me parece jodidamente caliente.
—No es lo que parece... —dice el chico que estaba con el rubio.
—Claro —dije con sorna—. No parece que estabas haciéndole sexo oral en un baño. —lo miré fríamente. El chico no le importó y salió del baño sin mirarme, pero el rubio se quedó.
—Creo que no me he presentado. —dijo, sonriendo sin darle importancia a lo sucedido—. El otro día no tuvimos una linda presentación. Me limité a mirarlo.
¿Y éste si es un buen momento?
—Me llamo Mason. Mason Wells. —dijo, tendiéndome la mano. Lo miré sin expresión, ignoré todo y me di la vuelta para irme, pero me agarró del brazo.
—Por lo menos sé educado y dime tu nombre, ¿no? —dijo de mal humor. Me solté de su agarre y caminé hasta la puerta, antes de llegar me giré para responderle.
— Caleb Bennett. —dije, saliendo del baño.
Esta claro que este tal Mason es gay, pero ¿por qué lo habrá tomado normal cuando lo encontré en el baño? ¿Qué tiene este chico que me atrae tanto? A mí me gusta Riley, y desde que sé que me gustan los hombres nunca me había pasado algo así. Llegué a la cafetería y abrí paso entre la multitud, compré un café y me dirigí al salón. Faltaban 10 minutos para que comenzara la próxima clase. Al llegar me di cuenta que estaba tarde.
Maldición.
—Joven Bennett, tarde otra vez. —mencionó el profesor Morris frunciendo el ceño.
—¿Y qué? —contesté. Ya esto me estaba cansando, odiaba tener que dar excusas de porque llego tarde—. ¿Puedo pasar o no?
—Pase. —respondió con una mueca.
Miré para ver donde había un puesto vacío, y encontré uno libre, pero ¿adivinen qué? Era junto a Mason.
Joder.
Me están jodiendo.
Este no es mi día.
Oh, si que lo es.
Cállate, no debes opinar.
Me senté coloqué mi mochila en el respaldar de la silla y me dispuse a prestar atención a la clase. No quería encontrarme con la mirada del chico.
—Bennett. —me llamó el profesor—. Venga al tablero y resuelva este problema.
Con lo poco que presté de atención me ayudó a resolver el problema, usualmente nunca presto atención. Pero aún así no iba mal.
—Excelente. —dijo.
Volví a mi puesto a sentarme y encontré una nota. Miré a Mason el cual estaba concentrado en su problema, luego me miró y sonrió. Abrí la nota que decía.
Me gustan los chicos misteriosos, Caleb. —escribió.
