Epilogo

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-Soy Martina González, un placer conocerte. -Ella estira su mano, para que la estreche.

La miro con desconfianza, hay algo en ella que no me gusta, y no, no son celos, jamás los tendría, confío en Abraham.

-Igualmente -supongo, le sonrió sin mostrar los dientes. -Con las chicas, vamos a pasar la tarde aquí, -miro a Abraham, y sus ojos se abren como platos.

-¿Por qué no se van a mi casa? -pasa su mano por la nuca.

-Porque queremos estar en la mía, ¿hay algún problema con eso? -digo media borde, y el mira a Martina con nerviosismo.

-Es que... -ambos se miran, y me miran nerviosos.

-Mejor me voy, -dice Martina y se sube a su auto, sin esperar a que le responda.

-Abraham -digo fingiendo estar tranquila, aunque estoy enojada. -Voy a entrar a casa, -mientras me dirigía hacia la puerta, mis pasos son firmes.

-Vamos al cine, -me dice obstruyendo mi camino.

-No, -lo esquivo, pero vuelve a hacer los mismo, y me carga como un saco de papas, -¡Abraham bájame en este mismo instante! -Le golpeo en la espalda, pero hace caso omiso, y sigue caminando.

Siento que abre la puerta, del auto, y me sienta, cierra la puerta y entra de nuevo, traba las puertas y empieza a conducir.
No le digo nada, solo me pongo el cinturón de seguridad, y miro hacia la ventanilla.

-¿No piensas decirme nada? -suspiro y sigo mirando por la ventanilla.

-No tengo ganas de hablar contigo, asique no me hables.

-Pues yo si quiero hablar contigo, -me dice con simpleza. -¿Se te rompió la camisa?

-¿Por qué lo dices? -observo hacia abajo, sí, se me salieron tres botones, y ahora se ve mi sostén. -Eres un maldito idiota, - cierro la camisa, pero no puedo cerrarla bien por mis senos.

-Se te crecieron los pechos, al igual que tu trasero, eso es bueno. -Levanto una ceja. -Ya no se notan tus huesos. Me gusta como estas ahora, en realidad siempre me gustaste en todas, tus facetas y en tus cambios de peso.

Me quede muda, el muy maldito sabía como, hacerme pasar del enojo a la adolescente enamorada, y eso me gustaba y no me gustaba, primero porque no me dejaba decirle todo lo que quería, mientras estoy enojada, segundo porque lo hace con palabras, dulces que enamoran a cualquier mujer. Y eso me molesta, porque a pesar de que él este conmigo, no significa que también vea a otras mujeres, y eso me hace sentir insegura, porque es mi primer novio, a pesar de todos los meses que estamos saliendo, siento que a veces hago las cosas mal, pero el no me dice nada, soy insegura lo admito.

-¿No piensas decime nada?

-Detén el auto, -puedo sentir su mirada, pero hace lo que le pido. Me desabrocho el cinturón.

-¿Por qué... ? -no lo dejo terminar, que lo beso.

Sí, llamemen bipolar, pero no me importa, estoy besando a mi novio, quien me hizo enojar, me dijo palabras lindas, y afloje, pero sigo algo enojada, pero se que lo hablaremos luego.
Parece sorprendido por mi acción, pero sigue mi beso, con la misma violencia con la que le estoy besando, me siento sobre sus piernas mientras nos seguimos besamos. Paso mis manos por su nuca, profundizando el beso, y tirando de su pelo, mientras el gime en mis labios.
Nos separamos con la respiración agitada, y apoyo mi frente en la suya.

-Dios Mildred, -dice intentado respirar bien.

-No digas nada, -digo algo nerviosa y mirando hacia la ventana.

Eres Mi SalvaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora