Capítulo Trece.

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Melissa no se paró hasta llegar a la mitad del jardín, donde obviamente ella creía que Grady no los oiría.

En aquel lugar, se giró hacia Niall y él se dio cuenta de que estaba realmente furiosa.

-Te voy a contar lo que quieres saber, pero no quiero que salga de aquí -le advirtió-. No quiero que mi hijo tenga que oír rumores en el pueblo.

-Muy bien -accedió Niall a pesar de que le parecía poco probable que el niño no oyera nada teniendo en cuenta que todo el mundo parecía saber que Matt la había dejado hasta arriba de deudas.

-Dos meses antes de morir, Matt firmó un préstamo de trescientos sesenta y ocho mil dólares y para ello hipotecó la granja durante quince años.

A Niall lo sorprendió la cifra, pero consiguió disimular.

-Eso quiere decir que tienes que pagar al mes casi cuatro mil dólares -calculó rápidamente.

Melissa asintió.

-¡Maldita sea! -se lamentó Niall -. ¿Por qué dejaste que hipotecara la casa? Los dos sabemos que Matt era un desastre a la hora de administrar el dinero.

-Yo no tuve que dejar que hiciera nada porque te recuerdo que esta casa era suya y no mía-contestó Melissa molesta.

-Sí, pero ahora es tuya y con una hipoteca encima. En cualquier caso, ¿para qué necesitaba tanto dinero? Desde luego, no fue para comprar ganado porque aquí no hay ni un solo animal.

-No, no fue para invertir en el rancho -contestó Melissa -. Ya sabes que a Matt nunca le interesó demasiado eso.

-¿Entonces?

-Pidió el préstamo para pagar sus deudas de juego.

-¿Cómo? No me lo puedo creer. Matt no jugaba. Le gustaba echar una partida de póquer de vez en cuando con los amigos, pero nada más.

.Supongo que así empezaría, pero llegó a tener verdaderos problemas con el juego. Se hizo compulsivo y perdió mucho dinero -le explicó Melissa.

Aunque a Niall le hubiera gustado que Melissa le contara más detalles sobre esa faceta de su amigo que desconocía, se dijo que aquello no era lo más importante en aquellos momentos.

En aquellos momentos, lo más importante era ayudar a Melissa, sacarla del caos en el que su marido la había dejado sumida.

Niall se pasó la mano por la nuca y dio unos cuantos pasos al frente, intentando dilucidar de dónde podría sacar dinero Melissa.

-¿Y el seguro de vida? -preguntó yendo primero a lo más obvio.

-Matt no tenía seguro de vida.

-¿Cómo? ¿Estando casado y teniendo un hijo no tenía seguro de vida? -exclamó Niall sorprendido.

-Siempre cuidó bien de nosotros y, si siguiera aquí, seguiría haciéndolo -contestó Melissa.

-No me lo puedo creer. Te deja hipotecada hasta las cejas y, encima, lo defiendes.

-Matt tenía sus defectos, pero estuvo allí cuando lo necesité, no como...

-¿No como quién? -quiso saber Niall frunciendo el ceño.

-No como nadie -contestó Melissa -. Ya da igual -añadió dirigiéndose a la casa-. Tengo que entrar para ver qué hace Grady.

Niall se quedó mirándola y se dio cuenta de que tenía muchas preguntas que hacerle.

-Espera -le dijo yendo tras ella.

-¿Qué quieres? -contestó Melissa girándose hacia él.

-Te he prometido que no voy a decir nada de esto, pero hay mucha gente del pueblo que sabe que Matt te dejó en una mala situación financiera. Quiero que sepas que a mí ya me lo han dicho varias personas.

-Sé que la gente está hablando de nosotros.

-Te lo digo porque no quiero que creas que, si algún día tu hijo tiene la mala suerte de oír algo de esto, he sido yo el que se lo ha dicho.

-Mi hijo sabe que ahora mismo no tenemos mucho dinero, pero no sabe por qué.

Niall frunció el ceño.

-¿Me estás diciendo que nadie sabía que Matt tenía problemas de juego?

-Sólo la persona que le prestó el dinero y yo.

-¿No pidió el préstamo al banco?

-No.

-Pero no hay nadie por aquí que pueda prestar ese dinero. Nadie excepto...

-Mike Grady -concluyó Melissa -. Efectivamente. Mi padre es la única persona de por aquí con la liquidez suficiente como para hacer ese préstamo.

Desde luego, la situación de Melissa era realmente mala.

Estaba de rodillas, con la guillotina sobre su cuello, y su padre podía soltar la hoja en cualquier momento.

Niall no dudaba que Mike Grady fuera capaz de dejarla caer porque aquel hombre era frío y calculador, no tenía escrúpulos ni corazón y utilizaba el dinero y el poder para controlar a los que tenía a su alrededor.

Incluida su hija.

Ahora Niall entendía por qué Melissa no había acudido a su padre en busca de ayuda. Si lo hubiera hecho, seguramente Mike le habría perdonado la deuda, pero tendría que haber pagado un precio.

Arrodillarse ante él.

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