Capítulo Cuarenta y dos.

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Melissa estaba sentada a la mesa de la cocina terminando de pintar un águila que una abuela le había encargado para regalarle a su nieto.

De repente, le pareció oír un ruido en la planta de arriba, pero se quedó escuchando y comprobó que no había sido así.

Hacía menos de media ahora que había subido a ver qué tal estaba Grady y lo había encontrado durmiendo placenteramente.

Entonces, oyó que llamaban a la puerta de la cocina y se sobresaltó, pero se puso en pie y se acercó.

-¿Quién es?

- Niall.

-¿Qué quieres? -le preguntó abriendo la puerta con la cadena de seguridad echada.

-Hablar contigo.

-Es muy tarde.

-Ya lo sé, pero es importante.

 Melissa suspiró y abrió la puerta.

-Por favor, habla en voz baja -le pidió creyendo que había ido a verla por algún motivo desagradable-. No quiero que Grady se despierte.

-No he venido con la intención de gritar -contestó Niall entrando y quitándose el sombrero.

Melissa se volvió a sentar.

-Muy bien, di lo que hayas venido a decir y vete. Como verás, estoy ocupada.

-Seré breve.

Melissa lo miró y deseó no haberlo hecho porque, al ver que tenía ojeras y que había adelgazado varios kilos desde la última vez que se habían visto, no pudo evitar sentir lástima.

-Supongo que habrás venido a preguntar qué tal está Grady.

-Sí, me interesa -admitió Niall.

-Está muy bien -contestó Melissa apretando los puños para evitar acariciarle la mejilla.

-Pero lo cierto es que no he venido por eso.

-¿Entonces? ¿Por qué has venido? Por favor, Niall, estoy muy cansada y me quiero acostar.

-He venido a pedirte perdón.

-¿Perdón? -le espetó Melissa-. ¿Por qué? ¿Por dejarme embarazada hace siete años y marcharte? ¿O por hacer que me sienta una mala persona por no haberte dicho nunca que tenías un hijo?

-Por todo eso y por mucho más -contestó Niall.

La respuesta tomó a Melissa por sorpresa.

-Me he dado cuenta de que pedirte que le digas a Grady que soy su padre no es justo. Aunque a mí me duela que no lo sepa, he comprendido que podría acarrearle muchos problemas y eso es lo último que quiero. Ya has tenido bastante con perder a Matt. Al comprender el tremendo sacrificio que Niall estaba dispuesto a hacer para proteger a su hijo, Melissa no pudo evitar que se le saltaran las lágrimas.

-Tal vez, cuando sea un poco mayor -ofreció.

-No, siempre ha creído que Matt era su padre y creo que es mejor que lo siga creyendo, pero te quiero pedir un favor.

-¿De qué se trata?

-Quiero seguir viéndolo, si a ti te parece bien. Yo crecí sin padre y sé lo duro que puede ser. No quiero forzar las cosas, pero lo cierto es que nos llevamos bien y me gustaría seguir viéndolo.

-Grady te adora -sollozó Melissa-. No para de preguntar por ti y me ha pedido mil veces que te llamara para que vinieras a verlo.

Niall sonrió encantado.

-Lo siento mucho, Niall -se disculpó Melissa-. Si hubiera alguna manera de poder ayudarte por todo el daño que te he hecho, créeme que lo haría.

-La hay -sonrió Niall -. Cásate conmigo.

Melissa se quedó mirándolo con la boca abierta.

- Melissa, te quiero -dijo Niall agarrándola de la mano-. Siempre te he querido y ahora comprendo que lo que hiciste, casarte con Matt, fue lo único que podías hacer para proteger a nuestro hijo.

-Oh, Niall, te aseguro que, si hubiera tenido otra opción, no lo habría hecho.

-Ya lo sé -la consoló Niall arrodillándose frente a ella-. ¿Te quieres casar conmigo, Melissa?

-¡Sí, sí y mil veces sí! -exclamó Melissa pasándole los brazos por el cuello-. Oh, Niall, cuánto te quiero.

-Yo también te quiero mucho, Melissa -le aseguró Niall abrazándola con fuerza-. Y también quiero mucho a nuestro hijo y te prometo que voy a ser el mejor padrastro del mundo.

-No me cabe la menor duda -contestó Melissa mirándolo a los ojos.

-¡Mamá!

Al oír que Grady la llamaba, Melissa y Niall subieron a su habitación.

-¿Te duele el brazo, cariño? -le preguntó Melissa acercándose a su cama.

-No, quería ir al baño -contestó el pequeño.

-Muy bien -dijo su madre dispuesta a tomarlo en brazos.

-No, quiero que me lleve Niall -contestó Grady.

-Eso está hecho, vaquero -dijo Niall tomándolo en brazos con cuidado.

Mientras ellos iban al baño, Melissa arregló la cama y, cuando volvieron, se apartó para que Niall metiera a Grady y lo arropara.

-Te quiero preguntar una cosa -dijo Niall sentándose en el borde de la cama.

-¿Qué? -contestó el niño.

Niall tomó a Melissa de la mano.

-Quiero casarme con tu madre y te quería preguntar si te parece bien.

-¿Eso quiere decir que te vendrías a vivir con nosotros?

-Más bien, que ustedes se vendrán a vivir conmigo -contestó Niall.

-¿Y Chucho podría ser mi perro?

Niall chasqueó la lengua y asintió con la cabeza.

-¿Y tú serías mi padre?

Niall tragó saliva y asintió.

-Si tú quieres, será para mí un orgullo ser tu padre.

Grady sonrió encantado.

-Qué bueno.

Melissa se inclinó sobre su hijo con lágrimas en los ojos y lo besó en la frente.

-A dormir.

-Sí -contestó el niño cerrando los ojos-. Buenas noches, mamá.

-Buenas noches, cariño.

Melissa apagó la lámpara que había sobre la mesilla de noche y se dirigió hacia la puerta de la mano de Niall.

-Te quiero mucho, mamá -le dijo Grady.

-Yo también te quiero, cariño.

-¿Niall?

-¿Sí?

-A ti también te quiero.

 Niall tragó saliva y le apretó la mano a Melissa.

-Yo también te quiero, hijo.

FIN.

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