Cuando terminaron de cenar, Niall le preguntó a Melissa si le importaba que se pasaran por su casa antes de que la llevara a la suya.
-Es que tengo un caballo enfermo -le explicó.
-No hay problema -contestó Melissa.
-Me pregunto qué estará haciendo Grady-recapacitó Niall en voz alta mientras conducía.
-No tengo ni idea, pero espero que se lo esté pasando bien -contestó Melissa mirando por la ventana.
-Seguro que sí -sonrió Niall.
-La verdad es que no me hace ninguna gracia haberlo obligado a ir.
-¿Quieres llamarlo?
-¿Ahora?
-Pues claro -contestó Niall ofreciéndole su móvil.
Melissa aceptó el teléfono y se apresuró a marcar el número.
-Hola, Ruth, soy Melissa. ¿Qué tal todo por ahí?
Mientras escuchaba, levantó el pulgar hacia Niall indicándole que todo iba bien.
-Si no los interrumpo, de acuerdo -contestó-. Hola, cariño. ¿Te lo estás pasando bien?-sonrió cuando su hijo se puso al teléfono-. Muy bien, cariño, te entiendo. Pórtate bien -se despidió.
-¿Qué te ha contado? -quiso saber Niall mientras Melissa colgaba.
-Dice que se lo está pasando fenomenal y que estaba jugando a las cartas con Richard.
Niall asintió aliviado y se guardó el teléfono.
-Entonces, ¿por qué te has puesto triste?
-No estoy triste.
Niall alargó el brazo y bajó el quitasol.
-¿No tienes cara triste?
Melissa hizo una mueca y subió el quitasol.
-No estoy triste, pero... lo echo de menos y creía que él me iba a echar de menos a mí también.
-Supongo que sus abuelos lo están entreteniendo mucho mejor que yo a ti. A lo mejor, te tendría que haber invitado a jugar a las cartas en lugar de a cenar.
Aquello hizo reír a Melissa.
-Gracias, pero te aseguro que prefiero cenar en Dubba's que jugar a las cartas -contestó mientras Niall aparcaba frente a sus cuadras.
-¿Me esperas aquí? No tardaré mucho.
-No, te acompaño -contestó Melissa.