Capítulo Treinta y siete.

24 2 0
                                    

Melissa no esperaba que Niall estuviera allí a la mañana siguiente cuando ella se despertara.

Sin embargo, cuando abrió los ojos, lo vio tumbado a su lado y no pudo evitar quedarse mirándolo.

Aquel hombre era tan increíblemente guapo que tuvo que hacer un gran esfuerzo para no tocarlo.

-Buenos días -dijo Niall abriendo los ojos.

-Buenos días -contestó Melissa.

-¿Tienes hambre? -le preguntó Niall atrayéndola contra su cuerpo.

-No mucha, la verdad. ¿Y tú?

-Yo me podría comer una vaca entera -confesó Niall.

Melissa rió y le revolvió el pelo.

-Ya veo que ahora sientes mucho más que anoche.

-Muchísimo más -rió Niall acariciándole la espalda.

Melissa sintió que el calor se apoderaba de su cuerpo y le acarició el pecho. Cuando deslizó la mano hasta encontrarse con el miembro erecto, Niall gimió de placer.

-Te quiero, Melissa. Creo que jamás he dejado de quererte -confesó.

Melissa sintió que se le paraba el corazón.

-No sé qué decir -contestó.

-No tienes por qué decir nada. Solamente quería que lo supieras.

Melissa sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas.

-Demuéstrame cuánto me quieres.

Niall apartó las sábanas y la sentó a horcajadas sobre su cuerpo.

-Encantado.

Y eso fue exactamente lo que hizo, demostrarle a Melissa de maneras que a ella jamás se le habrían ocurrido cuánto la amaba. Y cuando, por fin, se adentró en su cuerpo, Melissa se sintió la mujer más adorada del mundo.

                                                                ***

Aquel mismo día, Melissa estaba sentada en su estudio, confeccionando una lista de materiales que necesitaba comprar, pero le estaba costando mucho trabajo concentrarse porque no podía parar de pensar en Niall, que estaba en la cuadra trabajando con War Lord.

Al final, se dio por vencida, dejó la lista a un lado y se acercó a la ventana para observarlo.

Con sólo verlo, sintió que se excitaba.

Niall era el hombre más viril y dulce que conocía y así se lo había demostrado repetidamente en las últimas veinticuatro horas.

La amabilidad y la inteligencia con la que había hablado con su hijo para convencerlo de que se fuera con sus abuelos, el haberla invitado a cenar sabiendo que se iba a sentir sola sin Grady y la ternura y la pasión con la que le había hecho el amor además de la comprensión que había demostrado al decirle que la quería y no esperar nada cambio...

Lo cierto era que Melissa lo quería también, no había manera de negar lo que sentía por Niall, pero no se lo podía decir.

Si se lo decía, abriría la puerta a la posibilidad de tener una relación, a un futuro juntos, y Melissa sabía que eso era imposible.

Todavía había secretos entre ellos, cosas que Niall no sabía.

Melissa observó atentamente cómo Niall montaba a War Lord y aguantó la respiración, temiendo que el caballo lo tirara al suelo. El animal se revolvió un poco, pero Niall consiguió controlarlo.

Mientras veía cómo trotaba a lomos de War Lord, Melissa se preguntó si podría contarle la verdad sin destruir aquel amor que sentía por ella.

Parecía que Niall había asimilado que se hubiera casado con Matt, y aunque era bastante improbable que se llevara bien con su padre, eso le daba igual porque ella tampoco se llevaba bien con él y, lo más importante era que se veía que realmente quería a su hijo.

¿Seguiría siendo todo aquello así cuando descubriera la verdad?

Melissa se apartó de la ventana y volvió al trabajo diciéndose que debía dar tiempo al tiempo porque, a lo mejor, no salía nada de su relación con Niall.

Aunque le hubiera dicho que la quería, tal vez no sintiera por ella más que deseo. De ser así, ya lo superaría.

Lo había tenido que superar una vez, así que sabía que sería capaz de hacerlo. En cualquier caso, no estaba dispuesta a arriesgarse a hacer daño a la persona más importante de su vida.

Su hijo.

RECUERDOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora