VI - Alguien afuera

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𝐀𝐋𝐆𝐔𝐈𝐄𝐍 𝐀𝐅𝐔𝐄𝐑𝐀

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El reloj suena, como si él fuese el dueño del tiempo. «No abras la puerta después de medianoche». Unos minúsculos rayos de luz de luna apenas entran por las desnudas ventanas. «No abras la puerta». A través del cristal lo siento, en la oscuridad rural se encuentran ojos expectantes que analizan los movimientos que hago, me observan. «Hay alguien afuera», dicen los recuerdos de las últimas palabras de la última vez que, con su dulce tono y alterada frecuencia, atravesaron mis oídos.

El constante tic-tac del reloj, el fuerte silbido del viento y el danzar de los árboles son lo único que ahora escucho. Aún dentro de este lugar, la falta de energía me inquieta; no puedo mentir, en este momento todo lo hace.

Un forcejeo en la puerta trasera activa mi instinto; tomo lo primero que veo: un candelabro carente de vela, y me dirijo hacia el portal. Asomo mi mirada por la ventana, buscando ese algo. Pero, al parecer, solo se trataba del viento que una mala jugada me había hecho.

Esta vez, un golpe resonó por toda la cabaña: provenía de la entrada principal. Volteé el rostro hacia allá y lo pude observar, una sombra trataba de entrar. Camino con precaución a la entrada y, al llegar, no hay nadie ya. Sin embargo, aún siento su presencia. Él no está afuera, de una forma u otra, ha entrado.

«No abras la puerta», «No salgas». —Pero ahora debo hacerlo, por mi seguridad.

Lentamente abro la puerta y salgo, me tropiezo con un objeto tirado en el suelo y caigo sobre la tierra, perdiendo mi única arma. La puerta se cierra y yo me quedo afuera, golpeo la puerta y trato de entrar, pero está bloqueado.

Resignado, camino cuesta abajo atravesando el monte. Una ráfaga de viento pasa y arranca mi suéter, arrastrándolo lejos de mí, cuesta abajo. Con frío, sigo bajando la colina.

Algo golpea mi espalda, un objeto arrastrado por el viento, era mi suéter. ¿Cómo regresó a mí si lo vi alejarse? Inmediatamente me lo pongo de nuevo y reanudo mi camino hasta que choco con algo en la oscuridad, la puerta a alguna cabaña; es una puerta trasera, sin pensarlo dos veces, entro.

Es extraño, el silencio y la oscuridad invaden el sitio...

Aquí...

El reloj suena, como si él fuese dueño del tiempo...

Crónicas I: David y Jonathan [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora