𝐓𝐑𝐀𝐆𝐄𝐃𝐈𝐀
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"Irónico es que la tragedia sea un género antónimo al bien, siendo tratado como todo aquello que está mal en la vida y la ha de volver miserable cuando, en realidad, se trata de la insuficiencia que la luz trajo a nosotros al hacernos creer que nuestra vida sería un romance."
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—No, Jonathan... —repitió David el nombre del otro cesar al verlo rendirse entre sus brazos— No me dejes, por favor. No me dejes.
Recuerdos que no tenía antes comenzaron a florecer en su mente: citas, pláticas, bromas, planes. Todo subía a la superficie desde lo más recóndito de su subconsciente como pequeñas burbujas saladas en el océano. Lo conocía de toda la vida, eran los mejores amigos, los mejores amantes.
Pero todo se veía desesperanzador para el castaño mientras Jonathan se desvanecía poco a poco frente a él, la luz en los oscuros ojos del pelinegro se apagaba con quietud. No importaba cuánto David se esforzara por cubrir sus heridas y hacer presión porque no servía de nada. Su partida era inherente.
—Así no es como me esperaba las cosas —murmuró Jonathan—. No creí que moriría entre basura... sin ofender —añadió sarcásticamente dirigiéndose a una rata.
El pelinegro trató de reír pero lo que inició con una sonrisa, terminó en tos manchada de sangre.
—No te muevas de aquí, pediré ayuda —le dijo David, implorándole con sus ojos ámbar que se quedara recostado.
—David —le llamó el otro cuando lo vio alejarse—, No quiero estar solo cuando pase.
El trigueño volteó y se encontró con su mirada suplicante, lágrimas humedecían su rostro y entonces decidió quedarse. David se acostó junto a él y le ayudó al otro a recargarse sobre su pecho.
—Fue... fue bueno mientras duró —exclamó el pelinegro en agonía—. Gracias por todo, por ofrecerme tu amistad cuando nadie más lo hacía y por ser el único que pudo amarme por quien era y no por lo que tenía —tomó a David de las manos—. Gracias por permitirme enamorarte una vez más.
Jonathan acarició el brazo del trigueño y este, en cambio, jugó con su cabello negro hasta que el chico dejó de moverse. Cuando la respiración del ojinegro deja de rozar la piel morena de David, su mente experimento un colapso vacío de emociones. El tacto de la piel entre los hombres se volvió frío, provocando un profundo vuelco en el corazón del más joven, los recuerdos que estaban bajo llave estaban regresando uno a uno con la partida de Jonathan y le parecía que todo estaba acabado para él, su vida había perecido con la de su amado.
Gritó con desesperación su nombre a pesar de que sabía que era demasiado tarde para cualquier cosa. Se aferró a su cuerpo declarando su amor por él, pero este ya no podía escucharle. Entonces, David pensó en lo desgraciado que era al destino al hacerle tan mala jugada.
Destino..., pensó el castaño recordando su pesadilla.
En el sueño de David, la llave de sus recuerdos estaba detrás de la segunda pintura, aquella en la que él se encontraba junto a un cadáver. Miguel, más tarde, le había aconsejado seguir su instinto a pesar de que no encontraría algo agradable. El lector de la fortuna le había predicho una tragedia, pero la mente de David nunca maquinó que pudiese ser la muerte de la persona que más amaba.
El chico talló sus ojos con dificultad y se levantó de allí. Escuchó sirenas policiales en la lejanía, así que se retiró del lugar sin saber qué hacer. Caminó con rapidez hasta dar con un teléfono público, le podía ser de ayuda.
Revisó la calle en la que se encontraba en un intento por ubicarse, la calle Arcángel era. De sus bolsillos obtuvo un par de monedas y las introdujo en la máquina telefónica para llamar al 911 y reportar un cuerpo muerto.
Después intento llamar a Miguel varias veces, pero el buzón automático era lo único que contestaba. David pensó que él ya debía haber visto las noticias, argumentando que a ese punto ya debían estar identificados.
El joven caminó solo entre las calles, tratando de localizarse para saber cómo llegar a casa. Estaba lejos del área metropolitana pero aún así debía caminar. A pesar de que su estómago le rogaba por una migaja de pan, siguió su camino.
David pensó en Jonathan.
Él era una persona noble, amable y demasiado paciente. A pesar de que su padre tenía demasiado dinero, jamás dejó que se le subiera a la cabeza porque era humilde. Desde que lo conoció había sido un caballero, un guerrero.
Los recuerdos que tenía de él nadie nunca se los podría quitar, pudieron arrebatarle la vida con crueldad y alejarlo de él pero nunca se llevarían la huella que este había dejado en su corazón. Jamás podrían arrancarle el sufrimiento que le llevaba haber sido incapaz de profesarle su amor antes de su partida.
Te amo, y no pude decírtelo una última vez, pensó David mordiéndose la lengua para no llorar. Jonathan, más maravillosos me fue tu amor que el de cualquier otra persona.
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Crónicas I: David y Jonathan [TERMINADA]
Spiritüel⏳ | David despierta en medio de un club sin recordar quién es. Jonathan asegura ser su amigo y conocerlo, sin embargo, David sabe que algo ha de ocultar. En algún lugar del mundo, Goliat prepara su venganza contra la humanidad a punto de crear el ap...