𝐑𝐄𝐅𝐋𝐄𝐗𝐈𝐎𝐍
🕓
La reflexión es el cambio de dirección de una onda, que, al entrar en contacto con la superficie de separación entre dos medios cambiantes, regresa al medio donde se originó.
🕓
David entró de un portazo a su departamento, arrastrando los pies hasta llegar a la cocina. Obtuvo del refrigerador una jarra de plástico llena de agua de Jamaica que sirvió en un vaso de vidrio que estaba en la cocineta. Llevó la bebida hasta sus labios resecos y, por el cansancio, sintió como si fuese la mejor agua del mundo, incluso pudo sentir su frescura entrar a su cuerpo y pasar por su garganta. Después de varios tragos, el color rojo le asqueó y prefirió retirarse a su sala.
Observó una estantería llena de retratos y adornos, en todas las fotos salía junto a Jonathan, todos los adornos se los había regalado él. David cerró los puños con fuerza, tratando de reprimir su llanto y es cuando los nudillos se pusieron blancos que perdió control sobre si mismo y tiró todo al piso, estropeando las cosas.
Su corazón se estrujó y recuperó la razón al escuchar el vidrio de un retrato quebrarse. Lo observó estrellado en el suelo y lo tomó para levantarlo. Era una fotografía de sus primeras vacaciones junto a Jonathan, hace algunos años, salían en traje de baño junto a la hermosa playa de Cancún. Recordaba que estaba molesto porque no quería que el pelinegro pagara por todo, pero el salario de David en ese entonces era muy bajo, su novio le dijo que jamás le importaría su salario. Y tuvo razón, nunca le importó.
Su pulgar se astilló con el vidrio pero no sintió nada salvo el hueco en su corazón, David creía que nada podría lastimarle más que el agujero en su corazón, efecto placebo en la metafísica de un alma corrompida por la pérdida.
Aún con la sangre de Jonathan en su camiseta, se aferró a ese retrato y lo abrazó como si el objeto fuese su amado. Sin soltarlo, se dirigió al sofá y se dejó caer sobre él.
Las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas del joven mientras recordaba la razón por la que se encontraban en el Orfa durante la noche. El día anterior, David se había rendido de su sueño, le dijo a Jonathan que estaba cansado de seguir buscando un futuro en la música como deseaba cuando era niño. Jonathan le miró a los ojos en esa misma sala y le dijo que era un estúpido por creer que era incapaz de lograr sus metas, él le señaló al pecho con su índice y le tocó en el corazón tres veces al decirle que irían a ese maldito antro a emborracharse hasta que tuviera el suficiente valor para volver a casa y escribir todo un maldito álbum.
David deseaba poder escribir algo para Jonathan, pero jamás podría articular las palabras sin derrumbarse en su propia agonía. Era la condena del artista motivado por el dolor: su musa sería aquella quien le haría rodar la cabeza.
Tomó el control del televisor frente a él y lo encendió, buscando saber si había algo en el noticiero local sobre Jonathan y, en efecto, lo había. Era como si hubiese prendido la televisión en el momento exacto. Los reporteros se refieren a su amado bajo el apodo de "occiso" y al matón como "presunto culpable", a pesar de que ya lo habían reconocido como Gerardo Vazaldua, trabajador de Alina Márquez. La dueña del Orfa.
No fue nada de tiempo el que le dedicaron a la muerte de Jonathan, ni siquiera mencionaron su nombre. Sólo lo llamaron una tragedia y siguieron su camino, ojalá hubiese sido tan sencillo para David porque, para él, cada una de sus respiraciones era un recordatorio de lo injusta que era su pérdida y cómo daría lo que fuera por cambiarlo todo y permitir que Jonathan viviera aunque le costara la vida misma.
El noticiero comenzó a cubrir catástrofes globales que a David le parecían irrelevantes, no le interesaban los terremotos en lugares que ni siquiera sabía que existían. La reportera en televisión hablaba casi gritando, en medio de una tormenta. Ella comparaba el siniestro con algún cataclismo bíblico que prometía con expandirse alrededor del mundo.
Su interpretación de la biblia le hizo recordar al difunto Padre Gabriel que, cuando le pidió respuestas sobre la historia de David, solo le dijo que este mataba a Goliat. Jamás le contó que él perdía a Jonatán, como le había sucedido.
Miró el techo recordando las últimas horas en reversa, la calle Arcángel, a Gabriel, a Miguel... Recordó con lucidez el sueño que tuvo, recordó a las tres pinturas que se mostraban: los jugadores de cartas con la buenaventura, David frente a un cuerpo y David vencedor de Goliat.
Qué irónica era la vida porque en la primera fueron Miguel, Jonathan y David; la segunda eran Jonathan y David; y en la última... sólo era David.
Un pensamiento fugaz cruza por la mente del chico, ¿y si Gerardo, el lacayo de la señora Márquez, es ese Goliat?
El castaño dejó a un lado el cuadro y rememoró lo que Miguel dijo de él, dijo que sólo tenía un propósito y que no descansaría hasta hacerlo realidad, ¿era posible que su destino fuera acabar con él?
El timbre de la puerta lo sacó de sus pensamientos y apagó el televisor por mero instinto. La persona insistió una vez más y, con manos pesadas, golpeó la puerta esperando respuesta. La policía se habría presentado con gritos, exigiéndole que saliera lo que le hizo pensar que probablemente era el diablo a quien había manifestado.
¿Goliat lo había encontrado?
ESTÁS LEYENDO
Crónicas I: David y Jonathan [TERMINADA]
Espiritual⏳ | David despierta en medio de un club sin recordar quién es. Jonathan asegura ser su amigo y conocerlo, sin embargo, David sabe que algo ha de ocultar. En algún lugar del mundo, Goliat prepara su venganza contra la humanidad a punto de crear el ap...