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ENCADENADO
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Oh, ¿sigues aquí? Siendo sincero, no sé qué tiene de entretenido ver a un prisionero encadenado. No es como que lo hicieras cada mañana al verte al espejo, ¿no? Pero bueno, supongo que cada quién elige sus adicciones antes de depender de ellas.
¿Recuerdas al pirata? Sí, al que está en el rincón y está reducido a huesos. Pues aparentemente él había cavado con sus uñas un hueco en la pared del calabozo y nadie se había dado cuenta hasta que removieron lo que quedaba de él para retirarle la ropa y las joyas que posiblemente aún hubiese tenido.
Cuando llegué a esta cárcel, él aún seguía con vida. Yo aún no recibía mi condena por tratar de abandonar el faro así que aún me colgaban de los brazos y a él ya lo tenían encadenado al suelo porque... pues, su estancia en este lugar sería prolongada.
Me vio sacudirme, buscando romper las cadenas, pero rio al ver que me rendí. Molesto, le pregunté el porqué de su conducta tan descortés. Él se excusó diciendo que era un pirata y que la educación no estaba en su dialecto, pero tenía honor. Me ofreció decirme una verdad y una mentira pero que jamás sabría cuál sería cuál. Yo acepté, me pareció curioso en ese momento.
"No saldrás de aquí jamás, escaparemos de este lugar" me dijo con seriedad, luego de unos segundos empezó a reír mientras un grupo de caballeros me escoltaba a la sala de juicio. Yo miraba a mi alrededor, observando a las personas abuchearme sin siquiera saber quién soy.
El juez describió su condena mientras repasaba las palabras del Pirata. Recibí cadena perpetua.
Cuando volví a la celda, esta vez me ataron al suelo justo como a él. Ahora tenía la posibilidad de moverme a un radio más amplio, como el Pirata. Recuerdo que mi estómago rugía y él me observaba sostener mis brazos contra mi abdomen. No podía recordar la última comida que tuve.
El pirata me observó con pena antes de pedirme que me acercara, indeciso, me acerqué a su esquina pero quedé un par de metros lejos de él. El hombre bufó antes de moverse de su lugar y acercarse a mí, de entre sus ropas obtuvo un pedazo de pan.
—Lo guardaba para la noche, pero lo necesitas más que yo —me ofreció el trozo de pan, observo sus manos sucias y las uñas rotas—. Decídete, la próxima comida es mañana al mediodía —observé por el pequeño tragaluz al sol en su apogeo, aún faltaba mucho para el atardecer. Tomé la pieza y le di un mordisco, sonreí y con algo de comida en la boca le dije gracias. Ese pan duro se sintió como la mejor comida de la vida.
Involuntariamente observé el pequeño agujero en la pared situado justo donde el Pirata solía sentarse, él me miró molesto y volvió a su sitio, cubriéndolo con sus extravagantes ropas.
—Me dijiste una verdad y una mentira —le menciono tras el silencio que dejó su regreso al rincón—. Creo que la mentira es la primera.
Él me observa y sonríe. Se retira el saco que traía puesto y lo deja sobre el hoyo en la pared antes de acercarse nuevamente a mí. Me imagino que él lo cavó con sus propias uñas, eso explicaría el recelo y la carne sobresalida en sus dedos.
Su delgado cuerpo, cubierto por una ligera camisa, se sienta junto a mí. Poco a poco, me cuenta de sus pasadas aventuras en el exterior, de cómo navegaba el mar en un gran barco acompañado de sus camaradas y compañeros de crimen.
Él respondía con la verdad a todas mis preguntas, y me contaba muchos detalles de cómo era la vida en el mundo. Me contó que su rutina empezaba en la madrugada, cuando no le tocaba turno de cuidar el rumbo. Al levantarse, si visitaban algún pueblo, vestía de sus mejores atuendos y delineaba sus ojos con algo de kohl.
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Crónicas I: David y Jonathan [TERMINADA]
روحانيات⏳ | David despierta en medio de un club sin recordar quién es. Jonathan asegura ser su amigo y conocerlo, sin embargo, David sabe que algo ha de ocultar. En algún lugar del mundo, Goliat prepara su venganza contra la humanidad a punto de crear el ap...