XXIV - Liberado

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LIBERADO

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Veo que te pareció interesante mi asquerosa vida, ¿debería seguir con la historia? Bien, lo haré.

Ayer los guardias se dignaron a mover el esqueleto del pirata. Robaron su sombrero, su camisa de seda y sus botas. Solo dejaron su saco el cual, al removerlo, les hizo encontrar el hoyo que había estado cavando. Yo me excusé diciendo que no tenía idea de ello pero no les importó en absoluto.

Antes de que se fueran, les pedí que me dieran uno de sus huesos como recuerdo de su amistad. A los guardias les pareció extraño, pero aceptaron tras mi insistencia. Creo que me dieron uno del brazo, no estoy seguro.

Al inicio pensé que era una idea demasiado retorcida y macabra, pero ya no había vuelta atrás.

Me pasé la noche raspando el hueso contra el piso y las paredes para lijarlo y darle una forma puntiaguda. Ahora está perfectamente bien. Y eso fue lo que pasó últimamente, lo que sigue es lo que estoy haciendo.

Tomo el hueso con mi boca, cosa que no es tan sanitaria, e inserto la parte puntiaguda por la cerradura. Con mi mandíbula trato de forzar el cierre de las esposas, lográndolo con éxito. La sensación que sienten mis muñecas al separase del metal oxidado se siente como tomar agua tras una sequía.

Me acerco al cadáver del hombre con el que compartí mucho tiempo de mi vida. Trato de decir algo pero las palabras no salen de mi boca, solo un suspiro. Tomo el saco rojo con incrustaciones elegantes que le pertenecía y que me ofreció la primer noche que pasé en este lugar. Me imagino que la extravagancia fue la razón por la que los guardias decidieron no conservarlo. Idiotas.

Me acerco al hueco que él había cavado y que esta tarde planean cubrir con piedras, y cavo más me apoyo con un hueso de su pierna para golpearlo y separar las piezas de piedra. Al llegar a un tamaño razonable, agarro el hueso que pulí y me despido del hombre que me cobijó cunado no tenía a nadie, al hombre que me ofreció el mundo entero y pudo dármelo, aún cuando el no podría tenerlo.

Salgo del calabozo y me quedo inmerso en la naturaleza costera. Los guardias no me observan, porque me pierdo entre la flora. Observo cada planta y sus flores primaverales con olor a un armonioso Mayo, no falta mucho para el verano y jamás lo había esperado tanto.

No sé a dónde ir, ahora que no lo tengo a él. Sólo sé que teníamos un plan de vida, y ahora me toca ir hacia adelante.

Crónicas I: David y Jonathan [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora