Capítulo 6

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— ¡Camelia!— exclamó Hermione, corriendo a abrazar a la pequeña Ravenclaw, quién sin poder evitarlo, había dejado escapar unas lágrimas, que resbalaban por su rostro. Se encontraba inmóvil, mirando el vacío con terror y una respiración agitada.

Hermione abrazó a la chica e intentó calmarla, poco a poco, la pequeña Black logró reaccionar y le devolvió el abrazo a Hermione con fuerza. Como si en aquel acto pudiera volver el tiempo atrás.

McEn miró a Mayonesa interrogante, quién, por primera vez desde que había llegado al número 12 de Grimmauld Place, no se veía tranquila. Ketchup negó con la cabeza repetidas veces y se sentó en el suelo, intentando volver a respirar con normalidad. McEn tragó saliva, con el propósito de humedecer su garganta, que se encontraba insoportablemente seca y se sentó a su lado, abatido. No tenía idea de qué acababa de pasar o por qué, pero por la reacción de su hermana intuía que no eran buenas noticias.

Leo, por otro lado, seguía sin reaccionar. Tenía la cara húmeda por las lágrimas y los puños cerrados con tan fuerza que los nudillos se habían vuelto blancos. Summer le hizo cariño en el pelo, intentando calmarla.

— Ya está... Todo está bien... Sabíamos que esto pasaría...

Leo la miró y se secó las lágrimas. Tenía los ojos y la nariz enrojecidas.

— ¿Todo está bien?— repitió con la voz entrecortada— ¡Nunca podremos volver a casa! ¿Eso te parece bien? ¡Todo lo que conocíamos se esfumó, Summer! ¿Cómo mierda eso es estar bien?

— Leo... — la voz de Summer se quebró. La chica tragó saliva y respiró hondo. No lloraría.

La castaña negó con la cabeza y desapareció.

— Summer...— murmuró entonces la pequeña Ravenclaw, atreviéndose a hablar— ¿Es verdad lo que dijo Leo? ¿Nunca volveremos a casa?

Summer abrió la boca para responder, pero simplemente no pudo. No podía.

McEn frunció el ceño.

— ¿Por qué no podríamos volver a casa?— miró a Mayonesa— ¿Tú entiendes algo?

La rubia hizo una mueca.

— Creo tener una teoría...— miró a Summer.— Pero me gusta creer que es sólo eso.

~~~

Leo abrió los ojos y se encontró en la habitación de los gemelos. Se maldijo internamente. Cuando había desaparecido no había pensado concientemente en algún lugar en específico. Solo deseó llegar a casa, a lo que quedara de casa.
Maldito cerebro descerebrado.

Claro que la había llevado a la habitación de los gemelos. ¿A dónde más habría sido? Los Zanahorios, Summer y ella habían sido prácticamente inseparables en su "dimensión". Lo que le quedaba de casa, eran ellos.
Aunque ese no era el punto en aquel momento, porque ella y Summer habían logrado evitarlos durante toda la semana solo para no tener que hablar sobre su verdadera relación en su "dimensión".

— ¿Leo?— preguntó una voz somnolienta.

La castaña se sobresaltó y se maldijo mentalmente. Al ser tan temprano en la mañana, los gemelos continuaban durmiendo. O lo hacían hasta que ella había aparecido en su habitación.

— Ammmm... No. Estás soñando. Adiós.— se dio media vuelta para salir de la habitación, cuando cayó en la cuenta de que no tenía ningún otro lugar a donde ir. Y más importante, no quería ir a ningún otro lugar.

— ¿Qué estás haciendo aquí?— preguntó probablemente Fred, desde la litera de arriba.

— Yo... Yo...— las imágenes de las chicas gritando y desapareciendo llenaron la mente de Leo, logrando que inevitablemente sus ojos se llenaron de lágrimas.

Harry Potter Y El Cliché Interdimensional (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora