Harry Potter Y El Cliché Interdimensional (sin editar)

Capítulo 2

— ¿Me quieres explicar que mierda fue todo eso?— preguntó Cordelia saliendo de la enfermería para encontrarse con Blair.

— Celos. Estoy segura que haz oído hablar de ellos.

— No te hagas la graciosilla conmigo, rojiza. No tenías derecho alguno a tratar a mi amiga de esa forma.— dijo Cordelia remarcando las palabras "mi amiga".

Blair torció una mueca.

— Está claro que ella no te ve como una amiga.

— ¡¿Y qué?! Eso es problema entre nosotras dos.

— Y también es problema mío ahora que soy tu novia.

— Si te vas a comportar así no estoy segura de querer seguir siéndolo.

Se hizo silencio. Cordelia miró aquellos ojos pardos que en un tiempo tantas emociones le habían producido. Pero ahora... Ahora sólo los veía llenos de algo retorcidamente siniestro.

¿Cómo no lo vio antes?

Recordó las palabras de Kate con un escalofrío. Estaba cegada... Y le había hecho daño a Gia por ello.

— Vamos, Cordy— dijo Blair en tono meloso, acariciándole el rostro de forma tierna a su novia.— No te pongas así...

Pero Cordelia se apartó.

— No me llames Cordy. — dijo cortante— Y no me llames de ninguna manera. No somos nada.

— ¿Qué? Pero...

— Pero nada. Me pusiste en contra de mi propia familia y nisiquiera sé quién eres. No quiero seguir con esto.

Y se marchó.

~~~

— Blair, tenemos que hablar— dijo Paul acercándose a su hermana, quién se encontraba sentada en el suelo, con la espalda apoyada contra la pared. Parecía derrotada.

La pelirroja sonrió de forma perturbante y acarició su varita de manera pensativa.

— Depende... ¿La necesitaré o no? — preguntó.

Paul soltó un suspiro cansado y se tragó sus lágrimas. ¿En qué se había convertido su hermana? ¿Por qué ella no podía quererlo como él a ella? ¿A caso no merecía una familia?

Sacó su varita también y con un rápido expeliarmus hizo volar la de su hermana, pero no dejó de apuntarla.

La sonrisa de Blair se volvió una mueca macabra y con un movimiento de las pulseras, comenzaron a escucharse gritos agónicos provenientes Gran Comedor.

Los ojos de Paul se volvieron vidriosos.

— ¿Era necesario?— preguntó con la voz temblandole. — ¡Nisiquiera dejaste que pasaran tiempo en esta dimensión! ¡No les diste una oportunidad para demostrar que vivían!

Su hermana se miró las uñas con desinterés.

— Era una precaución. En caso de que quisieras matarme.

— Tú fuiste quien me mató a mí— le recordó Paul, haciendo un esfuerzo para que su voz no se rompiera.

— No funcionó muy bien ¿No es así?— respondió la chica mirándolo de arriba a abajo de forma reprobatoria.

Sus pulseras tintinearon en un eco siniestro.

— Debí haberlo hecho como con los demás...

— No te atreverías...