Never Ever #12 [Hyunghyuk]

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Hyung Won solo quería tomar un café. Solo necesitaba un café para terminar de despertarse antes de irse a trabajar. Era lo único que necesitaba. Era algo simple, insignificante.

Y la cola ese día era larguísima, tanto que Hyung Won pensó seriamente en marcharse sin nada. Al final, sencillamente suspiró cuando apenas quedaba una pareja delante, mirando el reloj con impaciencia.

Sin embargo, cuando esos dos clientes desaparecieron de la cola y él levantó la mirada para encontrarse con el dependiente, cuánto deseó salir huyendo.

-Hyung Won -pronunció estupefacta la persona delante de él.

El aludido se había quedado paralizado en el sitio.

-Min Hyuk -dijo en respuesta, con un mero hilo de voz que ni supo cómo salió de su garganta.

No podía creerse lo que estaba viendo. La última vez que le vio fue en la graduación universitaria. Habían pasado quince años ya.

-Si quieres que te atienda otra persona, yo... -dijo el más bajo, al tiempo que se giraba a buscar con la mirada a algún compañero.

Sin embargo, para su sorpresa, Hyung Won negó.

-No hace falta.

Min Hyuk le miró y tragó saliva, mientras anotaba la orden de ese que había sido una persona tan importante durante tanto tiempo y que, entonces, dolía decir que ya no eran nada. Absolutamente nada.

-Ki Hyun me dijo que tu mujer está embarazada otra vez, ¿cuántos van ya? ¿Están todos bien?

Hyung Won asintió.

-Será el cuarto, el primer niño... Y sí, todo el mundo está bien. Ellas están creciendo sanas y fuertes, el embarazo va bien, mi mujer y yo somos felices. No pudo pedir nada más -dijo, pero el tono empleado arrastraba cierto resentimiento que Min Hyuk era incapaz de ignorar.

-Lo siento mucho -le dijo.

-Ya no puedes hacer nada.

Había sido veinte años atrás cuando Min Hyuk y Hyung Won se enamoraron. Había sido dieciocho años atrás cuando decidieron empezar una relación a escondidas, había sido dieciséis años atrás cuando Min Hyuk le dijo a Hyung Won que, cuando acabasen la universidad, escaparían a Europa, se casarían y serían felices. Los dos. Juntos.

Lo hablaron.

Lo planificaron.

Compraron los billetes en un motel cutre a las afueras del distrito mientras celebraban su tercer aniversario juntos.

Habían hecho lo imposible por estar juntos en un país que no les iba a dejar estarlo. Habían hecho lo imposible para abandonarlo y lograr ser felices en algún lugar que sí les permitiese ser ellos mismos.

Se graduaron con honores. Los dos mejores de la clase. Se abrazaron con fuerza y se despidieron hasta la noche, donde tomarían ese vuelo que llevaban tres años augurando con todas sus fuerzas.

Sin embargo, Min Hyuk jamás apareció.

Y Hyung Won, en quince años, no le había visto nunca más. Ni una llamada, ni un mensaje, ni una mísera nota o una carta, siquiera un recado dejado a un amigo en común. Nunca recibió una explicación, y nunca el otro le permitió contactar con él otra vez.

-¿Qué haces aquí?

No sentía nada más que decepción cuando le miraba. Sin embargo, en parte, necesitaba escuchar una explicación. Había rehecho su vida, se había olvidado de él, pero seguía teniendo una espina clavada que nadie podría sacar.

El aludido rió, con el peso de la frustración que llevaba cargando demasiado tiempo a su espalda.

-No solo la cagué contigo, ¿sabes? -respondió, zozobrando al más alto en el acto.

Tomó el cartón del café del que había sido el amor de su vida y, tras escribir su nombre en la etiqueta, lo arrastró hasta él.

-Estuve en Japón -dijo-. Ejercí durante cuatro años y, cuando cumplí los treinta, caí en depresión.

»Porque fui un cobarde. Porque hace quince años de camino al aeropuerto pensé en lo complicado que sería estar juntos. Me di cuenta que no estaba preparado, que solo te iba a hacer daño. Que merecías algo mejor.

»No obstante, cuando dejé de ser un veinteañero, me di cuenta que esa decisión no era algo que debiese haber tomado yo. Que había sido un niño por hacerlo.

»Me deprimí, metí la pata y me retiraron la licencia. Y entonces volví. Ahora no tengo nada aparte de un trabajo a medio tiempo en un café de mala muerte que encima paga de pena. No tengo nada, ni a nadie. Lo único que me consuela es saber que tú, al menos, rehiciste tu vida y eres feliz. Ese es el único motivo por el cual aguanto el impulso todas las mañanas de tirarme a las vías del tren.

Respiró hondo, antes de recibir de las manos temblorosas del contrario el dinero por el café.

Hyung Won no sabía qué decir.

Min Hyuk solo quería echarse a llorar. No le había visto, no le había mirado, no le había tocado, en quince años.

A su primer amor.

A la única persona a la que quiso.

A la única persona a la que abandonó.

-En ese entonces no lo entendí... pero tenías razón -le confesó Min Hyuk-: Todo el daño que le hacemos, tarde o temprano siempre vuelve.

 pero tenías razón -le confesó Min Hyuk-: Todo el daño que le hacemos, tarde o temprano siempre vuelve

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Mirad, aquí iba un Changhyuk pero soy un desastre y... no lo terminé todavía. Aunque le dije a alguien que lo subiría ayer, saes. Qué irresponsable soy.

Así que... Vengo a dejar esto por aquí. Lo tenía escrito desde hace como dos semanas pero cuando lo revisé no me convenció. Y sigue sin convencerme, pero quería publicar algo y ya está, no puedo seguir eternamente tirándolo abajo en los borradores.

Total, siempre puedo borrarlo si os gusta tan poco como a mí, así que, qué más da.

Enjoy, supongo.

Random System » MONSTA X. OneshotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora