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(R-18) Going Crazy #22

(⚠️⚠️Esta parte contiene sexo explícito. Fingid que nunca lo subí si no os gustan estas cosas⚠️⚠️)

Su piel quemaba de forma insoportable, como fuego que nacía en su cabello naranja y se deslizaba a través de su piel. Su vello se erizaba con el paso de aquellas uñas sobre su cuerpo, bajo el tacto insoportablemente ardiente de aquellos dedos por sus brazos, por sus piernas, acercándose peligrosamente a su ingle.

Aquellas manos aterrizaron en sus hombros y le hicieron sentarse. Él no se atrevía a decir nada, solo miraba a la persona que había delante de él.

Con su cuerpo todo sudado, con sus labios entreabiertos y demandante de ni él sabía qué, Joo Heon no podía quitar la vista de ese demonio precioso de cabello rojizo que llevaba tentándole demasiado tiempo. Había sucumbido y sentía su alma arder dentro de su cuerpo, derritiéndose en el deseo.

Una mano aterrizando en su mandíbula, obligándole a alzar la vista mientras la primera falange del pulgar ajeno se colaba entre sus dientes.

"Eres precioso" le había dicho el demonio.

Le dijo que podía llamarle Min Hyuk si quería, pero el muchacho estaba tan ensimismado, tan perdido en el anhelo de un roce mucho más profundo, que siquiera se atrevía a decir una palabra. Sus labios solo se habían entreabierto pidiendo a gritos ser devorados, nada más.

Le vio arrodillarse entre sus piernas tras haber paseado sin prisas las palmas de sus manos por sus tonificados muslos. Con la suavidad con la que no le hubo arrancado los pantalones y dejado desnudo de cintura para abajo.

"Vas a tocar el cielo" susurró Min Hyuk "pero recuerda que has pecado y que, cuando caigas de esa cúspide, serás solo mío"

Joo Heon no comprendía la advertencia, qué de ello era malo. Menos aún lo supo cuando la lengua de ese demonio se paseó desde la base de su pene hasta la punta, sacudiéndole en el acto.

Se desplomó sobre las sábanas y jadeó, gimió con fuerza cuando parte de su miembro desapareció entre aquellos labios, cuando lo sintió ser succionado con rudeza.

Incluso si Min Hyuk no necesitaba buscar una erección en Joo Heon de forma tan violenta, el demonio había empezado a subir y bajar la cabeza con el pene ajeno entre sus labios con enorme brío, hundiéndolo en su garganta una y otra vez. Y esa boca ardía, ardía todavía más que esos dedos suyos que se habían paseado por su cuerpo poco antes.

Estaba arrancándole gemidos que retumbaban en toda la habitación, que atravesaban las paredes porque eran casi chillidos.

Un primer dedo entrando con violencia hasta que los nudillos ajenos chocaron contra sus glúteos y se preguntó porqué no dolió, por qué se sentía tan bien. Entró un segundo, se movieron ambos en sus entrañas, hacia adentró y hacia afuera al mismo ritmo y al compás de la cabeza del demonio sobre su pene ya erecto. Tan caliente y tan placentero que necesitó hundir sus uñas en el colchón, apretar las sábanas con ellas para gestionar el placer que sentía bajo su vientre. Tan caliente y tan agradable que cuando entró un tercero abrió todavía más sus piernas, chilló más fuerte.

Se deslizaban con tanta facilidad, golpeaban en sus entrañas de forma tan certera que Joo Heon sentía que su mente colapsaría, que no soportaría semejante placer.

Sin embargo, de forma repentina el demonio se detuvo, le arrancó un quejido de pura desesperación.

De forma inconsciente cerró las piernas cuando Min Hyuk desapareció de entre éstas, buscando rozar con sus muslos su erección que había quedado desatendida. Sentía su interior vacío, como si después de haber tenido los dígitos del demonio dentro no pudiera vivir sin ellos, como si nunca hubiera estado sin ellos hundiéndose en su cuerpo.