(R18&G) Shadow #69

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(En primer lugar, esto es resubido desde la cuenta de Monfic house. En segundo, esta parte contiene violencia y sexo explícito. Leed bajo vuestra propia responsabilidad)





La primera vez que le vio, el chico estaba tan alejado de él que siquiera supo cómo fue capaz de percibir su presencia en medio de tanta gente que había allí. En medio de tantas personas tan dispares, tan llamativas donde ese muchacho era insignificantemente simple a primera vista.

Ese chico que recogía margaritas resguardado bajo la sombra de un parasol había llamado su atención tal y como se cruzó en su campo de visión.

Tenía algo bonito, algo que había atraído a sus ojos con la fuerza con la que un imán atraía al hierro.

Supo que no eran imaginaciones suyas, que ese muchacho irradiaba algo demasiado fuerte que despertaba una calidez en su interior que no había sentido nunca antes.

Su anomalía era la luz.

Irradiaba algo que le hacía completamente distinto a los demás, que le hacía único, inigualable.

Era esa luz.

Esa luz que tenían todos y de la que él carecía.

Im Chang Kyun era un ente sombrío precioso al que él deseaba embadurnar con el azufre que desprendían sus manos, dejarle negro y devorar todo de él, hasta no dejar ni un pedazo de carne que comer, ni un solo hueso que roer. Ni una sola gota más que beber de su sudor, sangre o semen.

Vaciarle, poseerle, volverle a llenar.

La calidez empezaba en su vientre y se extendía hacía el resto de su cuerpo. No sabía si era rabia, si era excitación, si era algo mucho más fuerte. Solo podía definirlo con la palabra deseo.

Tras aquel primer encuentro, estuvo rondando semanas alrededor, varias de ellas. No sabía encontrar una forma de aproximarse por primera vez así que, simple y llanamente, esperaba, esperaba a un momento idóneo que no llegaba, que no terminaba de formarse en el tiempo.

Su presencia bajo los cerezos en flor era sumamente preciosa. Las flores eran tan rosas algunas, tan blancas otras, que desprendían una inocencia que Min Hyuk no soportaba, que nunca había soportado. Sin embargo, cerca de Chang Kyun parecían volverse lirios de araña de color rojo como la sangre. La tenebrosidad que desprendía era pura, homogénea. Bella en su estado más primigenio.

¿Hasta cuándo estaría aguardando en la distancia, como si no fuera más que un cachorro que quiere jugar pero es demasiado receloso, demasiado asustadizo, como para atreverse a cruzar la línea que le ofrece la seguridad suficiente para salir huyendo de requerirlo?

Pasaron cuatro semanas, pasaron seis. Pasaron dos meses y él seguía siendo solo un espectador pasivo de una belleza que solo él veía sombría.

Im Chang Kyun opacaba a cualquier otro ángel que se le aproximara, lo hacía a ojos de Min Hyuk, que había empezado a resumir su existencia a rondar a esa criatura.

Qué podía hacer, qué podía no hacer.

En cualquier caso, lo suyo con ese pequeño y joven ángel se estaba convirtiendo en obsesión.

Cuando tres semanas más tarde el chico desapareció sin dejar rastro, el demonio por poco enloqueció.

Ese jardín en el que siempre veía y vigilaba a Chang Kyun se vio manchado de sangre. Las cortezas de los árboles y las flores, la hierba y los arbustos. Todo estaba manchado de carmesí. En su mano había abandonado un mechero, que encendía y apagaba de forma rítmica mientras sus ojos que habían desprendido tantas lágrimas estaban en el espectáculo funesto y grotesco que se sucedía delante de sus ojos.

Random System » MONSTA X. OneshotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora