(R-18) Paradise #37

1.1K 79 76
                                    

(⚠⚠ Esta parte contiene sexo explícito.
Fingid que nunca lo subí si no os gustan estas cosas ⚠⚠)













Habitación 514 de un hotel demasiado caro perdido entre otros quizá todavía más caros. Invierno. Sábado por la noche.

Un jadeo. Dos jadeos. Tres jadeos.

Joder.

A veces cuando se trata de él pienso que no puedo hacer otra cosa que no sea jadear, gemir, y dejar que me lleve donde le dé la maldita gana de llevarme.

La boca de Shownu entre mis piernas siempre ha sido un regalo, algo con lo que no sé si podría vivir si no pudiera pagar por ello.

Ese hombre hace que parezca que pagar 150 dólares por una felación sea no más que calderilla.

Esa lengua... después de esa lengua es difícil encontrar algo que llene tanto.

La forma en que me hace subir, subir, subir hasta la cúspide y luego hacerme bajar de golpe, como si fuera una montaña rusa, es catártico.

Nadie en el mundo que no lo haya probado puede imaginarse lo que es follarse una boca como la de Shownu.

Su cabeza que se mueve sin demasiada prisa pero tampoco demasiado lento.

Sube y baja sobre mi erección como si no supiera lo mucho que me enloquece. Y no, no me da ningún reparo admitir que me hará perder la cabeza. Que posiblemente me ha hecho perderla ya.

Es una locura, sé que es una locura. Pero no puedo escuchar las voces en mi cabeza que me dicen que se está volviendo una obsesión mientras oigo por encima lo obsceno que suena cada vez que succiona sobre mi polla, cada vez que noto cómo lo hace. Y sigo gimiendo, y sigo jadeando porque desearía que no se detuviera nunca.

Cuando empieza a chupármela mucho más fuerte a veces pienso que quiere arrancármela, que no se conformará con menos. Mientras, un calor empieza a nacer en mi vientre y aumenta a una velocidad que hará que me derrita desde dentro y hacia afuera. Y sigo chillando y voy a seguir chillando porque no sé gestionar el placer de otra manera.

Para en la punta y le dedica especial atención, lame más fuerte, me roza con los dientes. Sus labios se cierran al mismo tiempo que sus ojos y pienso que, si ya de por sí es una locura lo que consigue hacer con esa boca, más lo es lo jodidamente atractivo que se ve.

Nunca se quita la ropa y no hace falta. Cuando el calor se apodera de la habitación y a él se le cubre la ropa de sudor, casi agradezco que la lleve puesta. Esa camiseta básica de tirantes empapada pegándosele a esa piel morena tan hermosa que tiene y transparentándole los músculos es una invitación a venderle el alma al diablo, mandarlo todo a la mierda y rendirse a la lujuria más sucia.

Las oleadas de placer que recibo entre las piernas van a más. Y a más.

Como una marea que sube, sube y sube. Y parece que el placer no tiene punto máximo.

Se saca mi erección de la boca. Empapada como está la empuña y empieza a masturbarme.

Su mano se mueve con prisa y pronto la acompañan de nuevo sus labios. Y toda la sangre de mi cuerpo parece de repente acumularse entre mis piernas.

En cuanto gimo más fuerte y empiezo a patalear porque no sé lidiar con lo que me hace sentir, con ese placer tan sublime, espectacular, casi magnánimo que me llena cada vez que mi polla le llena la boca a él, él se ríe sabiendo que me ha ganado y quita la mano.

Me sujeta con firmeza las piernas y se alza un poco más, para poder mover su cuello con todo el brío que quiere, con sus ojos esta vez abiertos. Porque, aunque le esté pagando por esta mierda, disfruta casi más que yo de cómo mi cara casi se desfigura del placer que me hace sentir, de cómo sudo y casi lloriqueo como si fuera un niño pequeño porque sabe que es bueno, que es muy bueno y que mi cuerpo es adicto a él como si se tratara de heroína.

Es frenético.

La forma en que mi polla desaparece entre esos labios tan malditamente calientes es frenética.

Sus dientes, su lengua, su boca entera.

Solo noto cómo sube y baja. Arriba y abajo. Arriba y abajo. Su boca sigue oscilando, sigue meciéndose y yo no puedo más.

Llevo mi mano hasta su pelo, le entierro entera mi polla en la garganta y, arqueando la espalda, me corro casi con violencia dentro del preservativo.

Luego me desplomo sobre las sábanas como si fuera un juguete sin pilas.

Él se ríe.

"Me has tocado, Min Hyuk. Me debes cien dólares más"

Maldición.

Parece que he perdido otra vez.

Viendo su sonrisa pícara, me pregunto por qué me apuesto cosas con un prostituto si sé que no puedo ganar.

Viendo su sonrisa pícara, me pregunto por qué me apuesto cosas con un prostituto si sé que no puedo ganar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

... Dejo esto sin contexto ni explicación y me marcho¿

Random System » MONSTA X. OneshotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora