•Capítulo 33

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Pov's Leah

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Pov's Leah.

Observo el agua caer por la ventana al mismo tiempo que lágrimas bajan por mis mejillas. Tres semana, tres semana llevo llorando encerrada en mi habitación. Dicen que una de las cosas que debemos hacer cuando perdemos a alguien, es poner un tiempo determinado para llorar por esa persona, y yo me he propuesto este tiempo. He llorado por las dos personas que más he amado en mi vida, mi hijo que aunque no lo pude conocer, lo amé y Trevor, quien ha sido el amor de mi vida.

He pedido a mi madre que no deje pasar a absolutamente nadie a mi habitación, ni siquiera ella, necesitaba este tiempo a solas para desahogar mi dolor y no estar en cualquier momento llorando. De Trevor no sé nada, sólo estuve escuchando su voz los dos primeros días buscándome, pero mi madre le dijo algo que no alcancé a escuchar, desde ahí no volvió.

— Lo amo tanto que duele, pero a partir de hoy, es pasado, y el pasado se pisa, se olvida.- susurré prometiéndome llorar por última vez por él

Limpio la última lágrima que cayó de mis ojos y voy a la cama para acostarme a dormir.

Al día siguiente me despierto a las once de la mañana y salgo de la habitación y me dirijo al baño. Tomo una larga ducha y después de salir me arreglo.

— Cariño, por fin saliste.- Habló con emoción, mi madre abrazandome.

— Te dije que lo haría después de tres semanas, mamá.- la abracé también.— Pero te quiero pedir un favor.

— El que quieras, mi vida.- acaricia mi cabeza.

— Queda prohibido hablar de Trevor y del bebé.- Me separé mirándola.

— Está bien, hija.- hace un intento de sonrisa.

Después de desayunar llamo a mi prima para que venga a mi casa y feliz me contesta que sí. No se demora nada en llegar, ya que vivimos muy cerca. Al llegar platicamos sobre como me siento y le digo lo mismo que a mi madre.

— Te llamé especialmente porque quiero hablar algo contigo.- comenté mirándola.

— Dime.- me mira con atención.

— Pues mira, siento que tengo que cambiar de ambiente, tener mi propia independencia.- muevo mis manos un poco ansiosa, intentando explicar.— Quisiera que vayamos a vivir solas ¿Qué dices?

Se queda mirándome por varios segundos.

— ¿De verdad quieres esto?- Pregunta.

— Si, es hora de que seamos independientes.- asiento.

— Está bien, iremos a vivir solas.- alza las manos con una sonrisa.

— Perfecto.- Digo sonriendo por primera vez en días.— Tengo unos ahorros y con nuestro trabajo de medio tiempo podemos conseguir alquilar un apartamento.

Dulce Tormento. [EDITADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora