Dulce Tormento. [EDITADA]

•Epílogo

Pov's Leah.

Observo a los niños correr por todo el patio con felicidad absoluta. A esa edad son tan inocentes de las cosas, desearía que se quedaran así para siempre, pero lamentablemente los hijos crecen y... Se van, ese día llegará, pero por ahora disfrutamos de nuestros pequeños. Íker e Isaac, ya tienen cuatro años, si el tiempo pasa muy rápido. Trevor y yo llevamos casi cinco años de casados. Aún sonrío al recordar nuestra, fue hermosa, en realidad nunca imaginé que sería tan afortunada de estar con un hombre tan magnífico.

Flashback.

— Joder, Leah, te re doy con ese vestido, te ves muy tierna con esa pequeña pancita que apenas se nota, y sexy.- Espeta Rachel mirándome.

Suelto una risita y me observo en el espejo.

— Gracias, Rachel.- Sonrío mirándola a través del espejo.— Tú también te ves Re buena.— guiño un ojo.

Ell asiente riendo y me sigue ayudando con mi vestuario junto con las otras chicas, aunque ellas están comiendo. La maquilladora profesional empieza con su trabajo y casi una hora después está el resultado.

Mis ojos se llenan de lágrimas de felicidad al verme así pero trato de que no bajen por mis mejillas o dañaré el trabajo de la maquillista.

Minutos más tarde me encuentro con mi madre, quien me llavará al altar y llora de emoción al verme así. La amo tanto.

— Eres lo mejor que pudo pasarme, mi amor, estoy tan orgullosa de la mujer que eres.- Acaricia mis mejillas.— Te deseo todo lo bueno, mi bebé, aún sigues siéndolo.- Reímos un poco. — Ahora vamos a por ese maravilloso hombre.

— Gracias, mamá.- Tomo sus manos y las beso.

Empezamos a caminar tomadas de la mano por el altar. No estamos en una iglesia, decidimos traer al pastor hasta aquí que es una grande mansión que alquiló Trevor y lo mejor está frente a la playa. Miro a Trevor, quien me ve con un brillo en sus ojos y noto sus ojos brilla como si fuese a llorar, para mí es inevitable y también una lágrima roda por mi mejilla.

— Te entrego lo más preciado que es mi hija, cuídala y valorala, hijo.- Habló mi madre en cuanto llegamos a él.

— Así va a ser, lo prometo.- Asiente.

Mi madre sonríe y me deja con mi futuro esposo, quien se acerca a mi oído.

— Estás preciosa, ángel.- Susurra.

Sonrío ampliamente y aprieto su mano susurrandole un "Tú también".

El pastor empieza con la ceremonia y media hora más tarde estamos dando el sí y el beso.

— Te amo y te amaré por siempre.- Susurro en sus labios con emoción.

— Te amaré por siempre, ángel.- Repite y vuelve a besarme.