•Capítulo 26

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Pov's Leah

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Pov's Leah.

Mi teléfono suena por quinta vez, pero aún no quiero contestarle, él me colgó y prefirió a Pamela antes que a mí. Orgullo y no es bueno, pero ¡Aghrr!

— ¿No vas a contestarle?- Pregunta Rachel.

— No ahora.- continuo limando mis uñas.

— Está desesperado, deberías contestarle.- Nat deja de pintar sus uñas para mirarme.

Suelto un suspiro y rodando los ojos le contesto la llamada. Con mi hombro sostengo el teléfono, ya que no dejo de limar mis uñas.

¿Hola?- Contesto.

— Leah ¿Dónde estás? ¿Por qué no contestabas?- Escucho su ronca y sensual voz.

— No quería.- comento simple. Miro como están quedando mis uñas y continúo limándolas.

— ¿No querías? ¿Y lo dices así como si nada?- Pregunta incrédulo.

.- Me limité a decir. Escucho que suelta una maldición y sé que está intentando ser paciente.

— ¿Vamos a salir hoy? Tengo planeado que vayamos a comer algo y después vemos que hacer.- Espeta y escucho una puerta de auto cerrarse.

— No, no puedo.- Dije dejando la lima en la cama y mirándo que esmalte aplicar en mis uñas.

— ¿Cómo qué no puedes?- Pregunta sin esperarselo.— Tanto que me dijiste que no nos vemos hace rato y mira ahora.

— Las cosas no son cuando tú quieres o cuando tú decides verme como tu novia.- dejé el esmalte a un lado y tomé el teléfono.— Ahora soy yo la que no puedo y la verdad... Tampoco quiero, así que hasta pronto, cariño.- Lo último lo dije en un tono cantarín y colgué la llamada.

Dejo el teléfono en la cama y tomo el esmalte de nuevo.

— ¿Qué fue eso?- Preguntó Nat con asombro.

— Eso, mi querida amiga, es Leah dándole de su propia medicina a Trevor y no siendo la típica tonta que deja todo por quien no valora como si nada.- Explica mi amada prima.

— Entiendo, pero con eso no ganas nada. Con el orgullo solo sacas hundirte más, él puede que hasta dado punto le dé igual ¿y tú? Dime ¿te quita la molestia, te pone feliz, te quita las ganas de estar con él?- Bramó Nat.— Quizá te entra una satisfacción, pero es momentánea. Piénsalo.

Vuelvo la mirada al esmalte pensando en sus palabras y tiene razón, por ese momento sentí la satisfacción de hacerle lo mismo, pero mis celos y molestia aún no desaparece, agregando que tengo muchas ganas de verlo.

Dulce Tormento. [EDITADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora