•Capítulo 19

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Pov's Leah

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Pov's Leah.

He decidido meterme al gimnasio porque me está saliendo barriga y una de las partes que más me gusta de mi cuerpo es mi abdomen plano. Me inscribí gracias a James, que es quien me lo está pagando, ya que el dinero no me alcanza y no es que sea muy económico el lugar. Venimos los dos juntos, pero hoy me ha dejado sola por Elsa. Ya se me está yendo mi garrapatica. Pero eso no es todo, al primero que me encontré aquí fue a Trevor, aquí es donde entrena y hace ejercicio, así que por ahora lo veo mucho en el área de las máquinas.

Busco en mi casillero las llaves de mi casa, pero no las encuentro.

— Hola, ángel.- Escucho la voz de Trevor atrás de mi y después siento sus labios en mi mejilla.

— Hola, Trev.- Saludé aún buscando mis llaves. De un momento a otro siento nervios por su cercanía.

— ¿Qué buscas? ¿Por qué no te das la vuelta?- Pregunta acorralandome con sus manos puestas en los casilleros.

— Mis llaves pero no las encuentro.- Respondo dándome la vuelta y Trevor deja un casto beso en mis labios quedándose varios segundos.

— ¿Por qué me saludas con un beso en los labios?- Pregunto de inmediato y con nervios por su cercanía.

— Porque si.- Responde encogiendose de hombros.— ¿Tienes hambre? Vamos a comer algo.

— Eh si, vamos.- Respondí mirándole algo extrañada. Ni siquiera me dejó decir "si" o "no".

Se veía demasiado caliente con aquel pantalón de chándal gris y en su saco. Además olía delicioso; a jabón de baño y a loción.

Se alejó de mí y me di la vuelta para cerrar el casillero. Mis llaves estaban en bolsillo de mi pantalón.

Salimos del gimnasio y Trevor primero dejó nuestros bolsos en la parte trasera del auto. Después subimos y partimos.


•••


En el camino llegamos al tema de la comida y me contó que sabe cocinar, así que emocionada le dije que me gustaría conocer su sazón y aquí estamos en su casa con él cocinando.

Trevor me está dando la espalda por lo que puedo ver su tonificada espalda sin su saco y puedo ver como sus músculos se tensan en cada movimiento.

Bragas, no se mojen aún.

— ¿Entonces tu hermana ya se fue?- Pregunté.

— Si, ayer se mudó a su apartamento.- Respondió.

— ¿Cómo se lo tomó?- cogí una fresa.

— Al principio nada bien, pero después le gustó la idea.- Dejó un plato con pastas frente a mi.

— Gracias.- sonreí.— No es mi culpa ¿Verdad?

— Claro que no, princesa, no tienes nada que ver en eso.- aquella palabra hizo que mi estómago sintiera esas sensaciones de nuevo.

Dulce Tormento. [EDITADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora