Dulce Tormento. [EDITADA]

•Capítulo 21

Pov's Trevor.

Evadí la pregunta a Leah porque Margaret ya no es alguien importante en mi vida, lo fue en el pasado. No creo necesario hablarle a ella sobre mi pasado. Margaret me regaló de primer aniversario esta cadena, ya que ella sabía que amaba el boxeo. La conservo aún porque me gusta, pero no es por algún significado especial o porque todavía la quiera.

— ¿Te quedarás esta noche?- Pregunté delineando sus labios con un dedo.

— No lo creo.- Respondió mirándome.

— Quédate.- Pedí mirándo sus labios.

— ¿Seguro?- Preguntó y fruncí el ceño.

— ¿Por qué me preguntas eso?- Pregunté.

— Porque como a ti no te gusta dormir con nadie y más en tu cama...- Responde pero la callo con un casto beso.

— Eres casi mi chica, contigo no tengo ningún problema en dormir.- miré sus hermosos ojos miel.

Sonrió y escondió su cabeza en mi pecho. La abracé más fuerte hacia mí y dejé un beso en su cabeza.

Quiero a Leah en mi vida, ella de verdad me gusta mucho y si me enamoro de ella, pues que así sea.

Pov's Leah.

No puedo pasar desapercibido el que Trevor no me haya querido decir quien le regaló aquella cadena, sé que con ese beso y con hacerme suya de nuevo quiso que lo olvidara. Sin embargo, no pienso insistir en ello.

Ambos nos quedamos dormidos, pero nuestro sueño es interrumpido por el sonido constante de mi teléfono. Me siento en la cama y contesto sin mirar el remitente.

— ¿Hola?- Contesto. Siento a Trevor sentarse también.

— ¿Hija? Cariño, necesitamos tu ayuda.- reconozco la voz de mi madre sollozando.

— Mamá ¿Qué pasa?- Pregunto preocupada.

— Cariño, Richard y yo estamos en la estación de policía de Texas.-su voz se quiebra.

— ¡¿Qué?! ¿Por qué?- Pregunté poniéndome de pie. Trevor también se levanta conmigo.

— Es que... Richard venía con una mercancía... ilegal.- habló dándole rodeos al asunto.

— Sabía que había algo extraño en todo esto.- reproché molesta y preocupada a la vez.— En unas horas nos veremos. Adiós, mamá.

Cuelgo la llamada y tomo mi ropa.

— Ángel ¿Qué pasa?- Pregunta tomando mis hombros para tranquilizarme.

— Mi madre está en la cárcel, Trev.- le conté sin poder contener más las lágrimas.— ¡Todo por culpa de ese inútil!- Exclamé furiosa.