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Me encontraba mirando hacia el horizonte supuestamente en mi jornada de cacería, pero no lograba concentrarme para nada en esta tarea... mi cuerpo estaba aquí pero mi mente y mi corazón vagaba por otras partes, lugares más cálidos, más felices, más divinos. Estaba feliz... más que feliz, al fin mi amada Bella iba a pasar de ser mi novia a ser mi esposa ante los ojos de todos... ESPOSA, que lindo que suena cuando la imagen con la que va acompañada es la de mi tierna y delicada humana... Bella. Claro que esto de "humana" era un pequeño detalle que no iba a permanecer siempre así... humana hasta después de la boda, momento en el cual la iba a condenar para toda la eternidad a vivir como yo. Había tratado de evitarlo, a toda costa y con todo precio, pero Bella era tan obstinada que no cedería un paso y mucho menos ahora que había aceptado casarse conmigo a pesar que la idea no se le hacía muy atractiva que digamos. Se había fijado como único objetivo ser transformada, y para ello renunciaba a muchas cosas y aceptaba sin refunfuñar muchas otras, la admiraba por ello y a decir verdad esa era una de las cosas que tanto me atraían de Bella, su obstinación y su ímpetu para alcanzar algo.

_Hey! Hermanito!... ¿seguirás cazando mariposas o vas a tomar en serio la vida de algún puma?... "tu" Bella debes estar esperando_ me dijo Emmett mientras acababa de alimentarse de un gran oso gris.

Nos encontrábamos al oeste de Parque Olimpic, Jassper, Emmett y yo, entonces vi que tenían razón, yo me perdía en mis pensamientos mientras Bella andaba sola por todo Forks. Era cierto que la cuidaba lo más que podía, aún si no estaba con ella, pero con la suerte de Bella cualquier cosa podía pasar. No iba a poder estar tranquilo hasta después que se convirtiera.

Aún así me había tomado la libertad de tomar algunos recaudos para asegurarme que ella se encontrara bien durante mis ausencias, había podido adquirir temporalmente un Mercedes Guardian a un muy alto precio que pagué con gusto. Este era solo el auto de "antes"... era poco para lo que Bella se merecía... en cambio mi regalo de bodas estaba tapado en un rincón del gran garaje de mi casa a la espera que mi Bella valla a descubrirlo luego de su transformación, ese sería el auto del "después", tenía la esperanza que el amor a la velocidad y a los buenos autos deportivos despertara junto con su nueva vida. Sin embargo este Mercedes solo era un préstamo de la empresa por ser buenos clientes de la marca, una muy acertada excepción para quien más lo necesitaba... mi Bella. Lo hice traer de Europa después del ataque de Victoria... no es que esperábamos nuevos ataques, pero aún así todo podía suceder, ya que aún andaban por ahí lo irascibles licántropos a los que Bella suele llamar "amigos" a excepción claro de Jacob, del cual no volví a tener noticias desde que ella había tomado su decisión hace un par de meses atrás. Y también se cernían por ahí más de los míos, vampiros sedientos de sangre humana, no los mismos a los que nos habíamos enfrentado meses atrás, sino otros aún más peligrosos... los Volturis. Llegaría el día en que vendrían a cerciorarse que Bella había cumplido con el acuerdo, el de transformarse en uno de nosotros. No podía permitirles acercarse a mi Bella, había peligros por todas partes para ella, pero este era el peor.

Corrí un poco más adentrándome en la espesura del bosque y desplegando todos mis sentidos, mi olfato captó el efluvio de un animal, un puma. Corrí persiguiendo ese exquisito aroma, que no superaba en nada el enloquecedor aroma de Bella, pero aún así salté sobre él agarrándolo desprevenido, solo cuando noté su cuerpo flácido y vacío bajo el mío, lo solté y comencé a correr para alcanzar a mis hermanos... mi sed estaba satisfecha y no quería pasar ya ni un minuto más alejado de ella.

Mientras el viento rozaba mi rostro al correr pensaba en lo rápido que habían sucedido las cosas, desde que me separé de ella por mi entupida convicción de que lejos de mí ella estaría a salvo, todo se había vuelto muy tortuoso y enfermizo para mi, de todos modos era lo mínimo que me merecía y eso lo tenía bien claro... la relación de Bella con Jacob había crecido a tal escala que había llegado un momento, luego de la batalla con los neófitos y con Victoria, que había existido la posibilidad que Bella se separase de mi para ir corriendo tras ese perro. Mi Bella se había dado cuenta que también lo amaba, pero no en la medida que me amaba a mí, ella me había dejado claro que el amor por él no era nada comparado a lo que sentía por mí y me lo estaba demostrando al aceptar casarse conmigo, a pesar que para ella el matrimonio era algo sin sentido.

Amanecer (por Edward Cullen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora