El bar estaba atestado de gente y le dolía la cabeza tanto que ni la última aspirina que había tomado parecía calmarle la molestia.
Definitivamente había tenido un día terrible. El examen que había tomado a sus alumnos había sido un desastre, ellos habían estado más insoportables que nunca y juraba que si veía un globo de chicle más, iba a estallar.Y como si todo eso no fuera suficiente, era su cumpleaños.
Sus amigos lo habían arrastrado a ese lugar con la excusa de que debía al menos festejar con un buen trago o compartiendo alguna risa. Lo único que él deseaba era llegar a casa y dejarse caer en la cama, estaba exhausto y con un mal humor destacable.
-¡Ehhh que los cumplas feliz, Z!- uno de sus amigos, totalmente ebrio, le abrazó por la espalda mientras canturreaba.
-Ya, saca tus manos de mí, Tony. Apestás a vodka.-
-Oh el niño aguafiestas.- se le burló, cruzándose de brazos y haciendo puchero con la boca.
-No soy un niño. Cumplo treinta y cinco.- casi que rió, la escena resultaba algo bizarra viendo las caras que hacía Antony.
-Entonces.. Ya sos todo un viejo aburrido.-
-Como digas.- esta vez sí había reído, volviendo a mirar su vaso medio vacío de whisky.
No supo exactamente qué hizo su amigo, pero para cuando se dio cuenta, él ya no estaba. Probablemente se había arrastrado a la pista de baile buscando alguna morena que le permitiera bailar tomándola por la cadera.
-Esa euforia es realmente envidiable.-
Una voz femenina le llamó la atención, provenía de una mujer rubia sentada junto a él en la barra. Por un segundo, uno muy fugaz, recordó a alguien y se ilusionó, como si estuviera repitiéndose aquel día en que se habían conocido.
Entonces vio los ojos grisáceos que lo observaban divertidos, y cualquier esbozo de aquella otra mujer, desaparecieron.Era linda; piel bronceada, nariz quizá demasiado pequeña, ojos almendrados y un labio inferior protuberante. La camisa de seda que llevaba permitía ver un escote interesante, le agradaba que los senos femeninos no desbordaran. Su época de chicas voluptuosas para pasar una noche, había definitivamente acabado.
-No es mi mejor día.- se encogió de hombros.
-¿Se supone que es tu cumpleaños?-
-Sí.. No estaría con ánimos de festejarlo.-
-Oh. Bueno, supongo que igual podemos brindar, ¿verdad? Como para simular que estas festejando al menos.-
El hombre rió ante el comentario, y asintió. El cristal de su vaso sonó al chocar con el de ella y ambos dieron un trago largo a sus respectivos tragos.
-Mi nombre es Sienna.-
-Zayn.-
-Entonces, Zayn.. ¿Treinta y cinco?-
-Según mi identificación, estaría cumpliendo eso.- asintió -No voy a preguntar tu edad, en especial porque asumo que tenes unos cuantos años menos.-
-Veintiséis.- soltó una carcajada -No me avergüenza decirlo.-
-A mí sí.- murmuró, haciéndola reír una vez más. -¿Y por qué estás sola en este lugar?-