-No voy a poder.- lloró, apretando con una fuerza desproporcionada, la mano de su amiga.
-Sí que vas a poder, Pezz.- repitió, soportando admirablemente el dolor que la rubia le producía descargándose con su mano -Ya lo hiciste con Archie, y valió absolutamente la pena ¿verdad?-
-Esta vez no voy a poder.-
Estaba muerta de miedo. Se sentía sin fuerzas, como si realmente fuera incapaz de ella sola traer a ese bebé al mundo, incluso si lo que más deseaba era al fin conocerlo y arrullarlo contra su pecho.
Y no podía culpar a Amy, ella se había convertido en el ser más comprensible de la faz de la Tierra desde que se había mudado con ella y Archie para hacerle compañía y apoyarla después de lo sucedido con Zayn. Pero sus palabras de aliento no lograban hacerla sentir segura ni mucho menos fuerte como para atravesar el trabajo de parto.-Pezz, ya no digas eso. Tenes que pensar que todo va a salir bien, vas a sacar a ese bebé y vas poder cargarlo. Archie está muy ansioso esperando por su hermano, y ambas sabemos lo mucho que queres este bebé. Vas a hacerlo y va a ser un segundo día más feliz de tu vida.-
Su amiga realmente estaba cumpliendo con su rol de una forma excepcional, y Perrie sabía que iba a amarla siempre por eso y por lo mucho que la había ayudado durante los últimos meses. Pero sus palabras no tenían el efecto esperado en ella, y no podía dejar de llorar lágrimas suficientes como para llenar un vaso.
-¿Querés que llame a tu mamá?- ofreció, siendo consciente de que no estaba logrando calmarla. -Puede venir en mi lugar y yo quedarme con Archie.-
-No.- negó, antes de volver a gemir en dolor por la nueva contracción.
Perrie sabía lo impresionable que su madre era, y en cuanto viera la primera gota de sangre o si quiera la cabeza de su nieto asomando, iba a desmayarse. No iba a poder servirle de sostén en ese estado, y la experiencia iba a ser peor para ambas.
No quería decirlo en voz alta, pero sabía a quién necesitaba tener a su lado. Y ella si quiera le había avisado que había entrado en trabajo de parto.
-Decime cómo ayudarte Pezz. Lo que sea, voy a hacerlo. Sólo necesito que me digas qué.-
-Necesito que esto se termine.-
Amy torció el rostro en una mueca, sabiendo que no podía cumplir con eso.
-Tiene que haber algo. ¿Querés que llame a alguna de la chicas? Molly y Zoe ambas tienen hijos, quizá puedan ayudarte más que yo que no tengo idea sobre lo que se siente tener un parto.-
-No.- volvió a negar, Molly era demasiado ácida para tenerla intentando alentarle a pujar, y Zoe romanizaba demasiado el trabajo de parto, como si fuera algo lindo, cuando no era más que una tortura insoportable.
-¿Querés que lo llame?- preguntó, llegando a la última opción en su lista. No hacía falta aclarar a quién se refería, ambas lo sabían.
-No lo sé.- sollozó. Aún estaba enojada y herida, pero sabía que en el fondo anhelaba tenerlo a su lado en ese momento.
-De acuerdo, vamos a hacer esto. Yo lo llamo, y le digo que estás en el hospital; él va a venir y va a quedarse en la sala de espera junto con el resto. Y si en algún momento, vos queres que entre, voy a dejarlo, mientras no quieras él va a permanecer fuera de tu vista.- prometió -Fue un idiota, y todavía tengo ganas de golpearlo cuando lo veo; odio que te haya lastimado. Pero ese también es su bebé, y lo quieras o no a tu lado, creo que merece saber que él va a nacer.-
Perrie asintió, sabiendo que su amiga tenía razón. Él merecía tanto como ella conocer a su hijo una vez que naciera, lo había anhelado en igual magnitud y sabía lo mucho que le había dolido no participar activamente del embarazo. Podía privarlo de ella, pero no de sus hijos, no podía hacerle eso; una infidelidad no podría jamás justificar tal castigo.