Zayn se había quedado petrificado al verla. No podía quitar los ojos del vientre redondeado, tampoco podía detener las lágrimas que le mojaban las mejillas como cataratas.
Perrie también se negaba a cruzar la barrera que significaba el vidrio de la puerta ventana; no quería verlo ni menos aún explicar la situación. Pero sabía muy bien que ya no podía escapar a ese encuentro.Tomando aire hondo y bajando la mirada, caminó hacia de la casa con Archie aún en brazos.
Permitió al niño deslizarse hacia el piso de la sala y le pidió que fuera a su cuarto a pintarle uno de los dibujos de su libro para colorear, prometiendo ir a jugar con él pronto.-Perrie..-
Ella se negaba a mirarlo, cada vez que lo hacía recordaba lo sucedido y lo veía con otra mujer; por supuesto que sabía que era una imagen creada por su mente, pero se sentía tan real.. lo veía desnudo besando el cuerpo de otra, haciéndole el amor con la misma pasión que se lo solía hacer a ella. Se sentía tan vívido que le rompía el corazón y le revolvía las entrañas.
-¿No vas a mirarme?-
-No puedo.- respondió, queriendo borrar las escenas que se repetían una y otra vez en su mente.
Aquellas dos palabras fueron como un golpe directo a la boca del estómago del moreno; Perrie no podía si quiera verlo, mientras que él pretendía que aún existiera la posibilidad de ser perdonado y recuperar a su familia.
Verla así lo hacía odiarse mucho más, ¿qué les había hecho? ¿cómo había podido ser tan estúpido?-¿Por qué no me dijiste?- preguntó, reprimiendo la ganas de acercarse y establecer contacto físico.
-No lo sabía.- murmuró, con la mirada clavada el piso -Me enteré dos meses después de la cena en casa de Molly.-
-¿No querías que lo supiera?-
-No.- reconoció -Vos ya ibas a tener tu propio hijo.- la frase había sido demasiado amarga, y ella conocía que esa no era la verdadera razón por la que había ocultado su embarazo.
-Era una farsa ¿Amy no te lo dijo?-
-Sí lo dijo. Pero sabía que si te enterabas no iba a poder seguir manteniéndote alejado.-
-También es mi hijo.-
-No lo mereces.-
Una vez más, las palabras breves y de suave entonación pero sumamente filosas, abandonando los labios femeninos, fueron tan hirientes como un puñal. ¿Ella no iba a dejarlo conocer a su hijo?
-Pezz.. no sabés cuánto me odio por haberte lastimado de esta forma. Pero te amo, y ambos estábamos buscando a este bebé.. Por favor no me prives de ser su padre.-
-No puedo mantener esta discusión ahora.- negó, secándose las lágrimas -Cuando nazca voy a estar dispuesta a hablarlo, pero no en este momento.-
-¿Qué hay del tiempo en medio?-
-Está en mi útero, y todavía no tolero verte así que no te quiero cerca. De hecho no deberías si quiera estar acá.-
Las cosas que decía dolían en demasía, como dardos envenenados.
-Toqué la puerta y nadie respondió.- quiso explicar -¿Cuánto tiempo tenés?-
-Veintiséis semanas.-
<<Casi siete meses.>>
-¿Sabés qué es?-
-Un niño.- se estaba limitando a responder a sus preguntas porque muy en el fondo era consciente de que él merecía saber todas esas cosas, pero su voz se emitía con monotonía y tribulación.