Pueden escuchar "Photograph" de Ed Sheeran durante todo el capítulo, el OS tiene cierta base en esta canción.
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-Maldición, Perrie. ¿En serio vas a seguir insistiendo con eso?-
-¡Sí! Sí voy a hacerlo porque llegaste tarde durante toda la semana y ahora resulta que te vas de viaje. No soy tu amiga, soy tu mujer; no podes ocultarme estas cosas.-
-Perrie.. No.. Perdí la noción del tiempo.- exclamó, con frustración a flor de piel -Pero no podes molestarte conmigo por trabajar.-
-No me molesta que trabajes, me molesta que no me digas lo que pasa, que no me digas lo que vas a hacer.- la rubia no podía contener su enojo -Tengo derecho a saber.-
-Cariño.-
-No.- le frenó -Mañana tengo mucho que hacer, voy a dormir. Suerte con tu viaje.-
La mujer desapareció de la sala, directo a su habitación. Sin esperar sentir el peso de otro cuerpo en la cama para ceder al cansancio.
<<Lo siento, cariño. Cuando vuelva a casa prometo arreglar esto. Solo necesito que me esperes.>>
Lo recordaba. Recordaba que él le había susurrado eso antes de irse, creyendo que ella continuaba dormida. Había dicho eso y besado su frente con cariño, un cariño que necesitaba ahora que él estaba lejos y a pesar de cualquier enojo o desencuentro que hubieran tenido, moría por tenerlo.
Él se la pasaba generando razones para discutir. Si no era por esos viajes para asistir a congresos o conferencias de unos días, era por las distintas prioridades que tenían para invertir el dinero o por el simple hecho de que él jamás tendría la iniciativa de ir a hacer las compras.
Zayn no era exactamente el tipo más dependiente o considerado respecto a lo que en se suponía ser una pareja donde los deberes y las decisiones se compartían. Pero no por eso era un mal hombre. Todo lo contrario, Perrie sabía que él la amaba, y que jamás era su intención el hacerla molestar o peor aún, lastimarla. Sin embargo, su costumbre al individualismo era algo difícil de cambiar.
A pesar de todo, hacía ya demasiados años que llevaban juntos; y las cosas funcionaban. Había algo entre ellos que era más fuerte que las particularidades personales.
Hizo a un lado los libros que llevaba leyendo desde que había despertado y se levantó de la silla para poder estirarse.
Sus pantalones de chandal y aquella camiseta agujereada resultaban de lo más cómodos para estar en casa, pero no lograban evitar la contractura que le provocaba estar tanto tiempo sentada.
Pero solo le faltaba un examen. Solo uno y tendría su título al fin. Eso lo justificaba todo, y sin contar la satisfacción que le daría el poder dejar su trabajo de secretaria en el consultorio de aquel odioso y malhumorado médico.
Fue hacia la cocina, disfrutando el calor del piso de madera lisa tocándole la planta de los pies. Una taza de café se veía genial, pero por el horario debería ceder a la pereza y prepararse algo más propio del almuerzo.
Recordó las palabras de Zayn retándola por siempre dejar que se le corrieran las comidas y tener un desequilibrio en su alimentación. Así que dejó la taza que acababa de tomar y dio unos pasos hasta la heladera.
Lechuga, tomate, aquel huevo cocido sobrante del día anterior, palta y queso. Con eso, sal y un poco de oliva alcanzaría para decirse de una comida acorde y suficiente.
Con la ensaladera en una mano y un tenedor ya dentro pinchando la verdura, se sentó en el sofá y encendió el televisor.
Durante los primeros cinco minutos miró una película que había visto ya ciento de veces y que entonces estaba llegando a su fin. Por lo que comenzó a cambiar los canales sin encontrar algo que llamara su atención. Hasta que algo en verdad sí lo hizo.
