Uno, dos, tres.
Tres golpes a la puerta y contando.Abrí los ojos con dificultad, el cuello comenzaba a molestarme, por dormir en una posición tan incómoda.
Sentí los brazos de Namjoon alrededor de mi cuerpo, en un intento de protegerme o sentirse protegido. Su madre le tocaba la puerta con insistencia, y no me habría preocupado de la hora hasta oír las quejas de la señora al otro lado de la puerta, con la voz colerica y rasposa, como la que siempre me dedicaba mamá al llegar a casa.
Traté de separarme de su cuerpo, algo nerviosa, mi relación con la familia de Namjoon era agridulce. Su madre parecía simpatizar conmigo, era muy amable pero podía sentir el toque salado en su trato, con recelo, casi juzgándome internamente sin necesidad de palabras. Podría reconocer esa mirada llena de condescendencia en sus ojos, porque había tenido un par igual presente sobre cada paso que daba durante toda mi vida.
Su hermana menor era muy linda, atenta y bastante necia con lo que Namjoon respecta. Pero su actitud hacia mí siempre era la misma, fría, casi despectiva, no le agradaba ni un poquito, y trataba de mostrármelo siempre que podía.
—¡Namjoon, son la una de la tarde y no has salido de tu cuarto desde ayer, ábreme la puerta!— le dediqué una mirada llena de reproche, debía de levantarme temprano, porque él no era el único que se estaba ganando una buena reprimenda. No quería saber qué me esperaba en casa.
—¡Ya voy!— dio un toque con sus labios tembloroso sobre mi cabeza. Me levanté con cuidado, con su mirada sobre mis movimientos. Le miré desde el otro lado de la cama, asustada, porque no quería que se gane problemas, y porque el brillo de preocupación en sus ojitos me decía que él también estaba aterrado.
Me señaló la puerta del pequeño baño al lado de su habitación, y vacilé antes de caminar descalza hacia él, fijando mi vista en su cabello alborotado y sus ojos algo abultados, con los labios secos y su pantalón celeste de dormir arrugado, se veía muy lindo, y podía jurar que era la vista más hermosa que obtenía en mi vida al despertar.
Lo vi frunciendo el ceño con los labios tirando a una sonrisa, pero sabía que estaba demasiado nervioso como para hacerlo libremente.
Los gritos de su madre seguían, aunque ahora abarcaba temas algo más pesados, como las veces en las que la mía comenzaba a vociferar lo poco que estudiaba en casa y no prestaba interés en los estudios.
Aprovechando una fuerte queja de su parte abrí la puerta del baño, al mismo tiempo en el que Namjoon tomaba el pomo frente suyo, susurrando un audible "ya voy".
Logré cerrar con cuidado, sin hacer el mínimo ruido luego de sentir una última mirada de su parte. Oí los pasos de la señora adentrarse en la estancia, y sus quejas se hacían más persistentes afuera.
Me sentía terriblemente culpable, porque sabía que él no querría que me entere de sus problemas de ésta forma, y porque sentía ser la causa del repentino enojo de su progenitora.
—¿Qué tanto has estado haciendo? Te he llamado en la mañana para desayunar, aunque sea sábado sabes que tienes que alimentarte bien antes de ponerte a estudiar.— su voz temblaba por momentos, no podía deducir si era de la ira o desesperación, y aunque pareciese estúpido, desearía que aquello salga de la boca de mi madre.—Ya te he dicho que dejes la computadora y pienses en tu futuro. Eres muy inteligente, no desperdicies tu tiempo, ¿sabes cuántos jóvenes quisieran estar en tu posición? Si tan sólo-
—Lo sé, mamá.
Sonaba cansado, agobiado, no le gustaba que le recuerden aquello, no le gustaba tener que cargar con las expectativas de todos, temía decepcionar a alguien en el camino.
Y era algo que le aterraba en sobremanera.—No, no me has estado haciendo caso en lo absoluto, Namjoon.
"Ha estado usando la computadora todo el día, ayer no he podido siquiera entrar a Internet por cinco minutos." Habló YoungMi desde el piso de abajo, y eso pareció solo alterar aún más a su madre.
El tono de su voz sonaba ahora más fuerte, imponente, casi peligroso a través de la pieza de madera frente a mí. Y quería salir a defenderlo, a decirle a la señora que él se estaba esforzando tanto, que no conocía toda la presión que tenía sobre sus hombros, que no tenía ni idea de lo mucho que le estaba afectando todo esto. Porque estaba segura que no había tenido que ser testigo de su angustia en carne propia, de su preocupación por defraudar a su familia y no lograr satisfacer a todos.
Y eso era lo que estaba haciendo mal.
No pensaba en sus sueño, sólo quería hacer realidad los deseos de los demás , porque su corazón apuntaba a hacer feliz a todos menos a él.
—¡Por qué me estás haciendo esto! ¡Tienes idea de lo mucho que se está esforzando tu padre para que lo decepciones así! ¡Recapacita, Namjoon!— volví a atender a la discusión, mordiendo el interior de mi mejilla. Ahora sus gritos se escuchaban tan fuertes, como si estuviese justo frente a mí, y me dolía tanto como las humillaciones de mi madre, porque sabía que ahora él se estaba sintiendo tan mal por ello, porque no estaba cumpliendo los deseos de uno de los jefes de su propio videojuego sin siquiera tomar el camino que su mente le mandaba a seguir.
No podía oír más, y debía de estar muy inmersa en mis pensamientos pues el azote de la puerta se oyó causando un eco agonizante.
Salí con la duda marcada en cada una de mis acciones.
No sabía si hablarle, no sabía si podría decirle que estaba bien, que lo estaba haciendo bien.Pero lo miré, de pie mirando la presencia inexistente de su madre.
Se mordía el labio inferior sin expresión alguna, dolido, decepcionado de si mismo.Y me dolía, me dolía demasiado verlo derrumbado, porque la visión de él por parte de una de la personas más importantes en su vida le había golpeado el alma.
No estaba haciéndola feliz, no estaba cumpliendo su meta.
Y lo abracé, tan fuerte como pude, porque ninguna palabra salía de mi boca, y ninguno de mis pensamientos podían ayudarlo en estos momentos.
Lo estás haciendo genial.
Y me respondió, envolvió sus brazos a mi cuerpo, escondiendo su rostro en mi cuello.
Sentía sus dedos temblar sobre mis costillas, su pecho subir y bajar con más dificultad, tratando de tranquilizar el remolino de emociones que lo azotaba.
Estaba tratando de retener el llanto, porque se sentía tan inútil, tan aterrado, y su toque me tenía al tanto de ello, porque nunca había sentido a sus manos tan aturdida, tan desesperadas, necesitaba saber que todo estaba bien, que no estaba sólo, que sus temores no se hacían realidad, que no había defraudado a nadie.
—Joonie— me separé de él, asustada, con el cuerpo entero temblando y a punto de comenzar a llorar.—Hey.— le llamé, porque no soportaba verlo con la cabeza gacha, con la vista pegada al suelo, tan vulnerable. Me destrozaba el alma.—Lo estás haciendo bien.— tomé su rostro con ambas manos, una sobre cada mejilla, con cuidado de causarle daño, y pude ver sus ojitos vidriosos buscar los míos, tratando de asegurarse que no mentía, que en serio lo estaba haciendo bien, que no había defraudado a nadie.— lo estás haciendo genial.— y lo ví, aquel destello que explotó en miles de colores en mi cabeza, en mi corazón y en cada trozo de mi ser, lo ví, la convicción invadiendo cada trozo de su alma, la esperanza inundando todas sus dudas, deshaciéndolas, sepultándolas lejos de su mente.
Y lo vi, regalándome una sonrisa y gritando gracias con cada músculo de su cuerpo sin siquiera moverse o articular alguna palabra.
Y la vi, la felicidad de sus ojos, la que nunca creí que vendría de mí, la que creía que sería imposible estando a mi lado.
Él parecía feliz, y su abrazo recompuso cada pieza rota de mi alma en sólo unos segundos.
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❤❤
Prometo ponerme al día con todos los capitulos que tengo en borrador, ésta es la última semana de exámenes y salgo de vacaciones. Gracias por seguir ahí a pesar de estar siempre ausente! ❤
Y espero que este pedacito de cielo pueda alegrar su día un poco, sacarles una lágrima, enojarlas y hasta influir en su forma de ver las cosas, lo escribo desde el fondo de mi corazón para que llegue a ustedes, muchas gracias por su apoyo, de verdad❤

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mono; knj
Poetry❝Si pudiese escoger mi sueño, quisiera quedarme a tu lado.❞ Entre los trazos a tinta negra, tu rostro seguía apareciendo tan claramente que por un momento creí que duraríamos una eternidad, pero nuestra eternidad fue tan efímera que terminó antes de...