Una semana más había pasado como un suspiro.No había logrado encontrarme con Namjoon porque tiempo era lo que más me hacía falta. Estuve correteando tras los profesores para lograr que me aclaren algunas dudas de las clases, terminar los proyectos que tenía pendiente y llegar a repasar a casa lo necesario para lograr dormir unas decentes tres a cuatro horas diarias.
Hasta el momento, el café entre mis manos era lo único que me mantenía cuerda, el líquido amargo hizo que mis sentidos se despierten momentáneamente antes de ir a la escuela. El recorrido desde casa se había convertido en un instinto mecánico, no recordaba siquiera el haber salido tan apurada de casa y ya me encontraba en la entrada principal de mi destino pero una silueta hizo que llegue trotando incluso cuando mis zapatillas blancas se marchaban con los charcos de agua que pisaba sin cuidado y la coleta se me despeinada por andar suelta como era lo habitual.
Namjoon llevaba una gorra negra sobre la cabeza, escondía sus manos dentro del hoodie de igual color y, aunque lo había echado de menos y me regaló una radiante sonrisa apenas me vio, sus ojos tenían un brillo extraño, uno que me daba mala espina.
—Bonita, te he extrañado tanto— susurró apenas estuve a su lado. Su voz rasposa terminó de despertarme por completo y su mano buscó inconscientemente la mía hasta enredar nuestros dedos. Su tacto era cálido, acogedor, y su mirada te cargaba de euforia.—¿Cómo te ha ido todo?
Le miré algo abrumada, estaba nervioso y me saltaba el corazón cada vez que soltaba algún suspiro de frustración que escondía muy mal bajo la palma de su mano.
A mí me encantaba, pero él parecía luchar consigo mismo siempre que dejaba actuar su lado tierno y romántico porque no se acostumbraba aún a ello.
—Cansada, quiero dormir todo el día. He estado buscando información de los cursos y ya tengo todo apuntado y ordenado. Si quieres te puedo prestar mis apuntes.— tomé un sorbo de café y le tendí el vaso con mi diestra. Namjoon no era amante del café, pero lo tomó porque seguramente necesitaba alzar sus energías que a estas alturas de la época escolar, era lo que más nos hacia falta.
Apenas terminó de tomar aquel largo sorbo, humedeció sus labios y susurró un gracias bastante dulce llevando su diestra al encuentro de mi mano, enredando sus dedos con los míos. Estaba agotado y recordé el mensaje que había enviado hace algunos días y me hizo sentir nerviosa a tal punto que estudiar se me dificultaba en sobremanera.
En épocas de exámenes solíamos tomarnos las cosas con calma, ambos teníamos que estudiar bastante y si no estábamos juntos repasando, lo hacíamos en nuestros hogares sin molestarnos en el proceso. Pero esta vez fue diferente, Namjoon había insistido en vernos y ante mi negativa aseguró que tenía que que hablarme sobre algo importante.
Él casi nunca insistía en ello -a menos que se tratase de alguna competencia que tenía y aseguraba necesitarme para escribir, corregir o disipar sus nervios- y su respuesta llegó a mí con cierta de cautela, ocultaba algo bajo sus ojitos oscuros y el mal augurio se asomaba por la ventana.
—Oh, recuerdo tu mensaje. ¿Pasó algo? Estabas bastante ansioso de hablar conmigo sobre lo que sea que te tiene preocupado.
Él dirigió su mirada a la mía y supe que se encontraba nervioso. Asustado.
No estaba segura de haber cometido algún error con él, hasta podría asegurar que nuestra relación iba mejor que nunca pero con sólo ver sus ojos el nudo en mi garganta comenzaba a dificultarme la respiración.Estábamos ahogandonos.
—Cierto, podemos hablarlo en la salida, bonita. Es importante pero no te quiero distraer, sé que te preocupas mucho y lo que menos quiero es interferir en tus estudios. No es nada malo— aseguró al ver mis ojos brillosos, me sonrío abiertamente y llevó ambas manos a mi rostro.— ¡No, linda, no llores! Te aseguro que no ha sucedido nada malo, son buenas noticias.
—Acabo de bostezar, no voy a llorar— jugueteé con su mano mientras caminábamos hacia la institución. Joon volvió a reír, recuperando ese pedazo de él que le faltaba. Se veía agobiado, las ojeras se le marcaban con insistencia y estaba algo pálido, como si no hubiese comido en días.
—Si llorabas yo me pondría a llorar, ¿Sabes? Y se iba a convertir en un ciclo sin fin, como el ciclo de krebs.
Reí, por la broma malísima que había hecho y su intento de cortar el ambiente tenso. Él sabía que la biología se me daba de maravilla, así que me permití reírme de él, muy pocas veces tenía la oportunidad.
—No tan rápido, cerebrito.— guié sus pasos lejos del charco que estaba a punto de pisar y retomamos el rumbo, agotados en todas las formas posibles. Pensé dos veces antes de retomar la palabra y aún con la certeza de su respuesta decidí no atrasar más lo inevitable..—¿Qué tal te ha ido con aquel productor que te llamó? Le llegaste a enviar la canción, ¿Verdad?
Tragó en seco.
No quería oír su respuesta, pero tenía que afrontarlo sí o sí.
Namjoon iba a irse y tal vez éste era el final de nuestra historia. Su tacto de repente se sintió tan frío, gélido, tan lejano que cuando el cielo se mostró nublado desde tan temprano y de forma tan repentina comencé a creer que era como se iba pintando nuestro destino.
Una tormenta.
—Ah, sí. Le encantó— su mirada atrapó la mía, reticente. Lo sabía. Lo sabía y aún así dolía. Dolía tanto que comencé a sentir el frío calando bajo mi chaqueta, su tacto había contagiado a mi cuerpo entero y el temblor de mis piernas se convertía en una molestia.— Me pidió que le enviase más de mi trabajo y dijo que me iba a contactar con una empresa de inmediato.
Lo sabía.
Recuerdos comenzaron a llegar a mí, aquellos que me traían tanta nostalgia y opromian mi corazón. Todos se mostraban con la misma chica de cabellos largos frente a la sala de práctica, en la sala de canto, frente a productores y encerrado en un estudio junto a miles de muchachas. Era yo. Había pasado la mitad de mi vida perfeccionando mis habilidades para terminar echando a la basura mis esfuerzos sólo porque no me sentía completa siendo lo que otros deseaban que fuera. ¿Cómo una niña de catorce años podía tomar tan malas decisiones? No me cabía en la cabeza.
Tres años habían pasado y seguía recordando cada detalle con tanta claridad que me aterraba.
—Eso es genial.— le miré, con las lágrimas atoradas en alguna parte de mi ser, negándose a salir como quisiera. Él hizo lo mismo, vaciló, y sus ojos vibraron ante el inminente destino.—Joonie.— se detuvo, porque supo que estaba a nada de llorar y él no era bueno aguantando el llanto. Se detuvo por mí, por el cielo gris de aquella mañana y por mi mano aferrada a la suya. Se detuvo por nosotros. Porque sólo éramos un par de adolescentes buscando su camino en la oscuridad. Y que bien que se detuvo, porque estábamos tan cerca de colisionar que las alarmas se prendieron en señal de emergencia. Namjoon era una de las personas más bellas que conocía, pero tal vez no lo conocía tan bien.— Estoy tan orgullosa de ti. Te quiero.
Y se detuvo, no por él, ni por mí, ni por nuestras lágrimas escondidas tras nuestras miradas brillantes.
Se detuvo porque se había dado por vencido.
Aunque yo nunca lo había hecho.

ESTÁS LEYENDO
mono; knj
Poesia❝Si pudiese escoger mi sueño, quisiera quedarme a tu lado.❞ Entre los trazos a tinta negra, tu rostro seguía apareciendo tan claramente que por un momento creí que duraríamos una eternidad, pero nuestra eternidad fue tan efímera que terminó antes de...