No sabía con exactitud cuánto tiempo estuve en ese hospital pero pareció una infinidad, una travesía interminable.
Apenas llegué corriendo, sin aliento y con el corazón doliendo a más no poder la encontré allí, a mamá, al lado de un doctor de cabellos negruzcos y rostro compasivo; frotando su espalda mientras que ella cubría su rostro con ambas manos.
Allí estaba ella. Tan destrozada, frágil, con sus pantalones negros sueltos y su blusa de flores rosadas, la coleta baja despeinada, las manos temblando, el alma destrozada.
La persona que tantas veces había partido mi corazón ahora lo hacía de una manera completamente distinta; yo no podía soportar verla de esa forma.
Cuando avancé hacia ella levantó el rostro, y en menos de un segundo la tuve aferrandose a mí. Sus manos buscaron mi espalda y me apretó como nunca lo había hecho. Su cuerpo temblaba contra mi propio temblor, sus sollozos me arrancaron las lágrimas más amargas que alguna vez podía haber imaginado.
Y nos quedamos en aquel pasillo de paredes blancas, con un vacío tan grande dentro de nosotras que parecía nunca desaparecer.
Pero no pude reaccionar, mis lágrimas no caían, las había soltado todas en el camino. La cabeza me daba vueltas, y deseé con cada pedazo de mi ser que aquello sea solo un ma sueño, una pesadilla efímera que desaparecería al despertar.
—¿Dón-de?
¿Era esa mi voz? ¿Cuándo se había vuelto tan fría?
—¿De qué hablas, mi niña?
El rostro de mamá se levantó frente a mí, con los ojos rojos y rodeado de arrugas, con las lágrimas empapándolo sin cesar; me miró, repasando en mi sonrisa nerviosa.
— Que dónde está él. Jongin.— reí, con un par de ojos anonadados sobre mí.— Era una broma, ¿verdad? Dime ya, dónde está él, no me gusta para nada este tipo de bromas pesadas.
Nadie habló, dejándome muda, con las manos temblando y el corazón saliéndose de mi cuerpo.
Necesitaba ver a Jongin.
Él no podría hacer aquello
Mi hermano no podía morir.
—Señorita Lee, calmese. Tome asiento, en un momento le traeremos un vaso de agua.
—Dígame dónde está él, por favor.— la habitación a mi lado, él debía de estar allí.— ¿Aquí? ¿Vino por alguna herida por sus peleas? Él es así, no sean exagerados. Jongin no ha sido así siempre, ¿sabe? Él es un buen chico, solo denme un poco más de tiempo, tengo mucho de qué hablar con él, va a ver que es un chico muy dulce.
El llanto de mamá incrementó, y el doctor no cambió su expresión de pesar.
Esto no podía estar pasandonos a nosotros.
¿Qué hicimos mal?
La puerta frente a mí se abrió, mostrando una camilla con rastros de sangre esparcidos sobre las sábanas blancas. Una enfermera se encargaba de arreglar los utensilios sobre los estantes. Una máquina de electro shock, algunas bolsas llenas de sangre, un bisturí, pinzas, suero, vendas sucias y una chaqueta de jean.
Una chaqueta de jean con rastros rojizos cerca al cuello.
Una prenda que conocía a la perfección.
—¿Es esa su... su chaqueta?
Volteé la mirada hacía mamá, buscando una explicación, buscando que me tranquilice diciéndome que Jongin se había metido en una insignificante pelea y ese era el por qué su chaqueta estaba manchada, el por qué lo habían llevado a la sala de cuidados intensivos.
Pero nuevamente nadie habló.
Aunque los sollozos de mamá dijeron más de lo que hubiese querido escuchar.
—Dígame que él está bien.— incluso cuando corrí hacia el doctor él no se movió ni un centímetro, ni siquiera cuando tomé su bata entre los dedos con furia.— ¿Dónde está él? ¿Por qué no me dice nada?
—Naeun, detente.
—¡Solo quiero saber dónde tienen a mi hermano!
Y por fin habló. Pero sus palabras no me calmaron en lo absoluto.
—Lee Jongin fue ingresado de emergencia por una intoxicación e intento de suicidio, señorita Lee. Tratamos de reanimarlo y realizarle un lavado gástrico pero ya era muy tarde, estamos haciendo las investigaciones del caso, por ello le pedimos que guarde la calma. Su cuerpo no soportó más de diez minutos en muestras instalaciones, falleció debido a la cantidad de pastillas ingeridas. Mis más sinceras condolencias.
Jongin había dejado de existir.
Mi hermano nos habia dejado.
¿Por qué no me llevaste contigo?
***
Sentada en la oscuridad de aquel parque, lloré, lloré todas mis penas por horas, oyendo las risas de los niños y las parejas caminar tomadas de las manos. Lloré tanto que me convertí en un mar de lágrimas.
Lloré por él, por todo lo que debió de haber sufrido solo y no podrá volver a sufrir jamás, lloré por mi hermano bajo el cielo oscuro y las nubes grises, así como él debió de haber llorado cuando decidió dejar de existir con diecisiete pastillas de fentanilo diluidas en vino tinto.
No podía sentir mis manos por el frío, pero no me importó, ya nada importaba. Me sentía una desastre, porque no le di un último abrazo, no hablé con él una última vez, no le vi a los ojos para decirle cuánto lo amaba.
—Gracias por todo.
Y yo seguí llorando mis penas, sin parar, sin repasar en las miradas curiosas a mi alrededor.
Yo debí estar a su lado.
Yo debí decirle cuánto lo quería.
Yo debí ser su soporte.
Yo debí apoyarlo.
Yo debí morir, no él.
—Te amo, te amé y te amaré toda mi vida, Jongin.
***************
Muchas gracias por todo, ángel.

ESTÁS LEYENDO
mono; knj
Poetry❝Si pudiese escoger mi sueño, quisiera quedarme a tu lado.❞ Entre los trazos a tinta negra, tu rostro seguía apareciendo tan claramente que por un momento creí que duraríamos una eternidad, pero nuestra eternidad fue tan efímera que terminó antes de...