>>>Favorite girl
Abrí los ojos, lentamente, aunque no deseaba hacerlo.
Namjoon aún dormía, y ver su rostro frente al mío me hacía sentir como una cría, llena de felicidad, completa.Su mano sujetaba la mía, su cuerpo giraba en mi dirección y sus piernas se mantenían enredadas en las colchas de su habitación.
La estancia se coloreó de un ténue color violeta, con algunos matices naranjas, y mi estómago se revolvía al pensar que había pasado la noche entera con él.
Sus párpados se movían apenas, se contraían con algo de fuerza aunque permanecían cerrados, al ritmo en el que su mano apretaba la mía sobre las colchas.
¿Estaría teniendo alguna pesadilla?
Sus cabellos negros caían sobre su frente, comenzaba a respirar con demasía, irregularmente.
Tomé su hombro y lo sacudí, con miedo en los ojos hasta que abrió los suyos, con los labios entreabiertos a corta distancia de mi rostro.
Él no sabía la clase de cosas que me hacía sentir.
Parpadeó con rapidez, recuperando su respiración pausada, tomando con fuerza mi mano entre la suya.
Me miró y podría jurar que el tiempo abandonó mi cabeza, anhelando atesorar este momento, atrapada en su mirada, sostenida por sus manos y querida por su corazón.
¿Era mucho pedir?
Sus ojos viajaron por mi rostro, se atrevió a hablar incluso cuando mi corazón latía desembocado en cuanto destapó parte de su delgado cuerpo y posó las sábanas encima del mío.
—¿Qué haces despierta?.— su voz sonaba más ronca de lo normal, y sus ojos parpadeaban cada vez más lento.
—No podía dormir.
Subió ambos brazos, posando uno debajo de su cabeza y otro en mi rostro tembloroso, jugeteaba con mis mechones de cabello con una pequeña sonrisa en sus lindos labios, apretando la lengua sobre los dientes.
Cerré los ojos, buscando disfrutar ese mísero toque con todos los sentidos, porque quería recordar este momento antes de caer en cuenta de que al llegar a casa me caería un castigo inmenso por dormir fuera.
Quería poder tener un motivo para no llorar en mi habitación cada vez que me sentía como basura.
Mis latidos cesaron en cuanto sentí sus brazos rodear mi cuerpo, choqué contra su pecho y no supe dónde llevar mis manos. Su cabeza se acomodó sobre la mía, dejándome una vista perfecta de su pulcro cuello e inundando mis sentidos con su aroma.
—Duerme un rato más, ¿si?— aspiró con fuerza sobre mi cabeza, relajando los músculos de los brazos alrededor mío. Pasé mi brazo en el espacio entre el suyo y su abdomen, devolviéndole el abrazo, acomodando mi cabeza en su pecho. Algo dentro mío estalló de felicidad al oír los latidos de su corazón, tan acelerados como los míos, tan fuertes y quería creer que eran tan reales.—Puedes volver si quieres, yo le diré a tu madre que estuviste conmigo. Lo siento.
Asentí apenas, con la presión sobre mi coronilla, enredando mis pies con los suyos. Se me hacía una posición extremadamente incómoda, solía dormir luego de dar vueltas sobre las colchas, pero en sus brazos podía olvidarlo y disfrutar de ese momento.
Mantuve los ojos cerrados por minutos, puede que más de los que preveía, el cielo que mostraba la ventana al lado del pequeño escritorio del cuarto acogedor de Namjoon se tornaba de un azul claro, uno que parecía iluminar toda la estancia.
Sentía los latidos acelerados, fuertes y desembocados retumbando en algún rincón de mi cabeza, pero no podía asegurar si eran los míos o los de él, los de su pecho al que me aferraba con dificultad.
El reloj marcaban las cinco y trece de la mañana, había mantenido la misma posición que hace una hora, no podía cerrar los ojos y dormir, pero me sentía con los ánimos por las nubes aunque nos acostamos casi a las dos de la madrugada.
Cerraba los ojos con suavidad al sentir su garganta subir y bajar con lentitud, tragando sin disimulo, Namjoon levantó la cabeza sobre la mía y cerré mis ojos fingiendo dormir, lo sentí en esa posición unos segundos para regresar a la almohada.
Sentí su sonrisa aunque no podía verla, soltó un pequeño suspiro ahogándola y con cuidado apretó ligeramente su agarre, apegando nuestros cuerpos.
Paniqueé unos segundos, sin saber qué hacer y con unas ganas tremendas de ponerme a chillar, apreté los labios, aferrándome ligeramente a su cuerpo, intentando no romper la atmósfera.
Río de nuevo, acomodando las colchas sobre mis piernas, peinando algunos cabellos de mi coleta.
—Te quiero mucho, NaEun.
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mono; knj
Puisi❝Si pudiese escoger mi sueño, quisiera quedarme a tu lado.❞ Entre los trazos a tinta negra, tu rostro seguía apareciendo tan claramente que por un momento creí que duraríamos una eternidad, pero nuestra eternidad fue tan efímera que terminó antes de...