Hermione intentó persuadir a Liadan de aquella locura, pero su amiga la ignoraba totalmente mientras se sacaba los tacones sin apartar la mirada de Draco.
−No tengo toda la noche. –espetó el rubio fingiendo un bostezo.
El primer hechizo voló sin previo aviso de la varita de Lia, Hermione ni vio cuando la había sacado. Draco usó un débil protego debido a que no se lo esperaba, sonrió con malicia y atacó. Lia se apartó por los pelos.
Hermione no iba a permitir aquello. Tenía la impresión de que la cosa iba a acabar muy mal ¡Debía avisar a alguien!
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Severus escuchaba a sus "colegas" mientras con disimulo observaba a su alrededor. Hacía mucho rato que no veía a Blake y empezaba a preocuparse. Se acabó de un trago el Whisky de fuego que tenía en la mano y dejó el vaso vacío en la barra. ¿Dónde se había metido esa chica?
Cuándo llegó a la mansión y la vio... No pudo evitar pensar en lo preciosa que estaba. Llevaba un vestido muy elegante que le dejaba la espalda al aire... Era de infarto.
Middleford se había sorprendido al verle, ya que nunca había asistido a la fiesta por mucho que siempre le llegara la invitación. Sabía que era por mera cordialidad y además... Esas fiestas no eran de su agrado. Pero ese año tenía que asistir, algo le empujaba a ese lugar... Más bien alguien. Tenía que ver a Blake, necesitaba urgentemente hablar con ella y saber que estaba bien.
De repente, un matojo de pelo castaño se acercó a ellos corriendo como una lunática.
Granger.
− ¡Señor Middleford! –la chica tomó aire profundamente.
−Hermione ¿Ha pasado algo? –preguntó preocupado mirando a su alrededor.
Severus vio como Lucius hacia una mueca de asco al reconocer a la chica.
− ¡Es Lia!
Todas las alertas de Severus se activaron, pero procuró no mostrar ni un ápice de interés. Como Granger no hablara enseguida, la agarraría del cuello para hacerla hablar y su fachada se iría al garete.
−Respira Hermione, tranquila. ¿Qué ha pasado? –intentó sosegarla Middleford.
−Lia y Draco se están batiendo en duelo en el jardín. –consiguió explicar su estudiante.
A Severus se le escapó un bufido. ¿Esos dos no podían estarse quietos?
−Lo lamento Alastair. Creía que había educado mejor a mi hijo. –se disculpó a regañadientes Lucius. Snape sabía que el rubio odiaba disculparse, pero era demasiado aristocrático como para no hacerlo en una situación tan vergonzosa provocada por su hijo.
−Sebastián. –dijo Alastair.
Al instante, un mayordomo apareció delante de ellos dejando un poco confundidos a los presentes.
− ¿Si, mi señor?
−Que no salga nadie al exterior. –ordenó el anfitrión. −Hermione, llévanos donde estén esos dos.
Severus sabía que cara al exterior no pintaba nada yendo, pero igualmente les siguió. Siempre tendría la excusa de ser el padrino de Draco.
Una vez en el exterior, se encontraron con Ginevra Weasley, que observaba con las manos en la boca la escena.
Los hechizos volaban de un lado a otro sin control.
Snape se fijó solamente en Liadan. Estaba preciosa bajo la luz de la luna, descalza y lanzando hechizos, encantamientos y conjuros. Parecía una guerrera con ese maquillaje tan negro que se había puesto. La chica era todo un espectáculo.
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Identidad
FanfictionLiadan, una joven estudiante de Hogwarts tendrá que superar sus miedos, confiar en sus amigos y creer en ella misma. Ser adolescente no es fácil, pero lo es aun menos cuando el mundo mágico está a punto de cambiar drásticamente. El Señor Tenebroso v...