William
Semanas antes.
Hay diferentes pruebas que uno debe afrontar en la vida, algunos tienen peores que otros y también hay personas que tienen extrañas situaciones que superar. Como esta por ejemplo, llevo en este calabozo mucho tiempo, pero además estoy con mi archienemigo, por así decirlo. Hermes Rockefelle es la persona con quién menos me quisiera encontrar ahora mismo o en un momento así, ya se sabe, siendo tan humillado. Sé que a él no le importa, pero para mí o incluso para Bastián, es detestable. Nuestro padre se fue, nos abandonó, se convirtió en una persona conocida como Entrenador y pasó la mayor parte del tiempo con este hombre ¿Alguien se imagina como se puede sentir un hijo siendo remplazado por alguien que ni siquiera tiene tu misma sangre? Yo sí. Mi padre era un loco, pero aquí estamos todos dementes y aunque fuera así, existen los celos. Quería demostrarme a mí mismo que era mejor que la Máquina de Matar que creó James Stefanoski, pero no lo logré y mi hermano me lo refriega en mi cara, porque él también quería lo mismo.
Alzo la vista, sigue en un estado de inconciencia, pero no está muerto, aun respira y el guardia hasta le da de comer cuando tiene sus momentos de lucidez. Siendo sinceros, es mejor tratado que yo. Bueno miento, de vez en cuando se lo llevan y vuelve con sangre, así que he de suponer que lo golpean.
¡Me muero de hambre! –grita la voz agresiva –No me importan los demás. Piensa cómo salir ¡¡Ahora!!
Está tan oscuro esto –exclama la pasiva –quiero llorar, me arderán los ojos cuando vea el sol.
Continuo apoyando mi espalda contra la pared, mientras sigo sentado, oyendo a las voces de mi cabeza y solo pienso en mis delirios. Este calabozo es tan pequeño, el agua es sucia y he perdido mis lentes de contacto. De todas formas ¿para qué los quiero?
¡¿A quién le importa eso?! –se quejan en mi cerebro.
Bajo la vista, viendo la sangre que gotea, su herida se abrió otra vez. Intento levantarme, agarrándome de la pared y me le acerco.
―¿Así te haces llamar Máquina de Matar? Que absurdo ―opino y observo el corte en su espalda. Agarro la poca agua que me queda y se la tiro en la cara, entonces tose, sus manos se mueve pero no tanto porque están agarradas de ambos lados por las cadenas del techo ―¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Me parece una falta de respeto que me ignores ―Sonrío.
Sus ojos se abren lentamente, segundos después parpadea unas cuantas veces, hasta que su vista gira hacia mí, mirando con ese rostro frío y sin expresión.
―Señor S.
Me río.
―Ojala. Solo dime Will o compañero de celda, lo que te guste más. Por cierto, al fin despiertas cuando no están los Seguidores presentes, tienes suerte supongo.
―¿A qué juegas esta vez? ―Forcejea con la cadena, pero no puede hacer mucho.
―Yo a nada, estoy atrapado aquí contigo y pronto voy a morir.
―Tengo razones para no creerte.
Suspiro.
―Yo tampoco me creo, no te preocupes, incluso quizás esto sea una alucinación de mi mente, nunca lo sabremos ¿Quieres salir o no?
―Te escucho ―se limita a decir.
Malya
Me encuentro sentada en el sillón de mi casa, observo el almanaque que está en la pared, los días siguen pasando y no tengo noticias de Hermes, salió en un viaje de negocios y se suponía que me llamaría hace días pero no lo ha hecho. Flexiono mis piernas, subiendo mis pies sobre el colchón, agarro mi cuaderno y continuo con la escritura de mi nueva novela, esta vez de fantasía. Quise probar un género nuevo y lo estoy logrando, aunque eso me hace feliz, mi hogar sigue siendo silencioso.
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Perversa Oscuridad: Conquista [#5]
Aksi"El cielo es el infierno" Por: Viviana Valeria V.