Capitulo 35

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Desperté por el sonido de mi teléfono, no era mi alarma, era un tono diferente. Lo tome y  vi que alguien me llamaba.

–Hola– respondí con voz de sueño.

–Hannah!– grito una voz bastante familiar.  Rápidamente me enderece y encendí la luz de mi habitación

–¡¿Papá?!– grite.

¡Es el!

Estoy más que segura de que es el, ¡Es su voz!  –¡Papá!– repetí, mi corazón palpitaba fuertemente casi sentía como si estuviera fuera de mi pecho.

–¡Papá!–grite un par de veces más hasta que mi voz se tornó rasposa –¡Papá!– una y otra vez  hasta que la puerta de mi habitación se abrió y mi mamá entro corriendo

–¡¿Qué pasa?!– grito acercándose a mi

Revise mi celular y ya había cortado la llamada.

Una lagrima se me escapo al recordar su voz, su gruesa voz. Era el estoy segura.  ¡Era mi padre!

–¡¿Qué pasa Hannah?!– mamá se acercó a mí y me miro preocupada.

–Era…… el……era papá–

–Cálmate mi amor, eso es imposible, no sabemos en donde esta  y nunca se a preocupado por llamarte antes, no hay ninguna explicación para que lo hiciera ahora, estoy segura que te confundiste –Se acercó a mí y me abrazo sobándome la cabeza.

–Mamá……era el…..¡¿Crees que confundiría su voz?!–

–¡No!  ¡Es imposible que sea el! –Grito y se puso de pie- Son las cuatro de la mañana duérmete –Salió de la habitación con el ceño fruncido dejándome histérica y confundida.

*Narrador omnisciente*

Hannah se quedó completamente confundida, intento llamar al número del que había recibido la llamada pero después de nueve intentos arrojo el celular  provocando que este se estrellara y la pantalla se quebrara.

-¡Demonios!  -se quejó mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla.-

Ella no lograba entender porque su padre no había platicado con ella, ella estaba completamente segura de que era el, era su voz, la misma voz que le había platicado de donde salían los bebes, la misma voz que le leía cuantos cuando tenía cuatro años, la misma voz que la regaño y le grito cuando golpeo a su primo Austin, era su voz su gruesa voz.

Era el, era su papá de eso estaba más que segura.

Hannah no podía dejar de preguntarse por qué le colgó sin haberle dicho nada más que su nombre, su intriga era tan grande que no pudo volver a dormir hasta que vio el amanecer asomándose.

***

El sol apenas y se asomaba al norte de la ciudad de Londres cuando Harry despertó.  Tomo su teléfono y lo primero que hizo fue oprimir el botón número uno que era la marcación rápida para el número de Hannah.  Durante toda la noche y parte de la madrugada no había dejado de pensar en ella, en sus ojos, en su cabello, en su cuerpo, en la forma en la que se sonrojaba  y en la forma en la que sus deliciosos labios se curvaban cuando sonreirá.  Por una estupidez de su parte se le había olvidado preguntarle bien las razones por las que se había alejado más de él y por qué había llegado a su casa con lágrimas en los ojos.  En el mismo instante en el que la vio quiso preguntárselo y hacer pagar a la persona que la hizo llorar pero cuando por fin logro que ella le hablara estaba más concentrado en el sabor de sus labios y la suavidad de su piel como para recordarlo.

CedrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora