The heartbeat of the sea.

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Keith era uno de los mayores cazadores de criaturas marinas que haya existido, y Lance, era el Tritón más aventurero del océano. Claramente, esa no era una buena combinación... Pero eso era la parte más  divertida de todo, especialmente cuando el destino les jugó en contra a ambos.
La madre de Lance, y en ese momento monarca de Triznia, siempre había prohibido estrictamente el contacto con humanos desde el incidente que había tomado la vida del Rey. Todos los ciudadanos de Triznia tenían prohibido salir de la ciudad o ir más allá del perímetro permitido a menos que fueran parte de el escuadrón de caza.
Lance era el tercer príncipe del Reino, así que él no tenía que preocuparse por ser el Rey un día, aunque era también el hijo más problemático de todos, constantemente escabulléndose fuera del castillo e intentando salir a explorar las aguas prohibidas.
Un día finalmente lo logró, burló a los guardias del castillo y cruzó los límites de la ciudad, nadando tan rápido cómo pudo.
Lance era, además, demasiado curioso. La razón por la que siempre se escabullía era para ver a los humanos, aunque jamás lograba llegar tan lejos como para hacerlo. La única vez que había visto un humano era cuándo tenía 10 años, y había sido el día que Triznia perdió a su Rey. Su hermana mayor lo arrastró lejos del lugar junto a sus otros dos hermanos menores y su madre mientras su otro hermano se quedaba para intentar ayudar a su padre. Aún así, Lance logró verlo: unas criaturas sin cola y sin escamas que podían respirar fuera del agua y cargaban armas pequeñas con ellos. Armas que mataron a su padre.
Pero eso no era suficiente para que el joven Tritón les temiera a esas criaturas, era lo contrario, sólo le causaba curiosidad saber si todos eran así de crueles, ya que él creía firmemente que no todos lo eran.
Nadó hasta la superficie, llendo lo más rápido posible hasta que logró salir a la luz del día. Miró al rededor, notando un único barco cerca de la costa, se acercó a él con cuidado para ver si podía encontrar al menos un humano cerca, ocultándose detrás de unas rocas.
Había sólo uno en cubierta, estaba mirando al mar de manera pensativa. Tenía el cabello color onix revuelto en todas direcciones y atado en una coleta, con una pañoleta roja en su cabeza y unos mechones rebeldes callendo sobre sus ojos y a los lados de su rostro, enmarcando su pálida piel para tratarse de un marinero. Lance no estaba seguro, pero sus ojos parecían de un color morado oscuro.
Entonces Lance se sumergió de nuevo de golpe, sintiendo un ardor en su antebrazo. Soltó un quejido de dolor, y para cuándo el ardor se detuvo Lance encontró una marca de espirales azules entrelazados con espinas rojas. Lance pasó saliva con miedo, ahora sí que estaba en problemas... Esa marca era una que aparecía en los tritones y sirenas cuándo veían por primera vez a su pareja ideal, con la cuál estaban destinados a pasar el resto de sus días. Y que hubiera aparecido en ese momento significaba que la pareja de Lance era ese humano.
Vaya problema en el que se había metido ahora, y todo por querer ir a ver a los humanos...
Lance regresó nadando al reino tan rápido como pudo, se escapó de los guardias de nuevo y fue de inmediato a la ciudad a buscar a su mejor amigo Hunk.

—Entonces, ¿qué crees que debería hacer?
Lance se encontraba recostado en un montón de algas, acaba de terminar de contarle a Hunk su gran problema, excepto por el importante dato de que su destinado era un humano.
—Amigo, creo que es muy obvio. Deberías acercarte, es tu destinado después de todo, ¿qué tan mal pueden salir las cosas?
Lance mordió su labio.
—Sí... Tienes razón, creo que eso haré...
Entonces Hunk y Lance notaron el agua sintiéndose más fría, clara señal de que ya se empezaba a hacer tarde.
—Rayos, tengo que regresar al castillo... —murmuró Lance con algo de molestia.
—¿Quieres que te cubra diciendo que estuvimos juntos todo el día de nuevo, verdad?
—Hunk, eres mi mejor amigo...

El príncipe miró en todas direcciones, ya estaba algo oscuro el castillo y tenía que lograr llegar a su habitación sin ser visto.
Cruzó nadando los jardines tan rápido como pudo, ocultándose entre las sombras y logrando acercarse a su habitación, estaba tan cerca...
—Lance, ¿dónde estuviste todo el día?
El mencionado se sobresaltó y se dio la vuelta lentamente con una sonrisa nerviosa.
—¡Madre! Te ves maravillosa, tu aleta está muy brillante, ¿te hiciste un tratamiento de algas?
—Lance... —el moreno soltó un suspiro.
—Lo siento, estuve con Hunk todo el día. Dijo que tenía una nueva receta y quería que yo la probara.
—¿Seguro que no intentaste salir de la ciudad de nuevo?
—Puedes preguntarles a los guardias, no pasé por el perímetro prohibido hoy —Lance suspiró levemente.
—Eso espero, debes entender que lo hago por tu propio bien, Lance —la mayor se acercó, acunando el rostro de Lance con sus manos—. Los humanos son crueles, amor. Quiero que te mantengas lejos de ellos.
El menor mordió su labio y suspiró.
—Mamá, te tengo noticias —Lance sonrió levemente mientras le mostraba su antebrazo con la marca de su destinado, tratando de cambiar un poco el tema de conversación.
La madre de Lance abrió la boca con sorpresa.
—Lance, esto es... Maravilloso. ¿Quién es?
—Um... Es alguien de... La ciudad... —mintió Lance.
—¡Debes traer a tu persona especial al castillo un día, a todos nos encantará conocerlo!
—Sí... Sobre eso, no creo que sea una buena idea... Es algo tímido y en realidad no hablamos ayer, ya sabes, se intimidó un poco porque soy de la realeza y cosas así... —Lance rascó su nuca algo nervioso.
—Oh, ya veo. Entonces no hay prisa, Lance, tómense su tiempo —su madre sonrió de manera cálida.
—Gracias mamá. Iré a dormir un poco —Lance sonrió de manera leve, recibiendo un asentimiento de cabeza como respuesta.
Sin más que decir se retiró a su habitación lo más rápido que pudo, suspirando una vez estuvo ahí. No tenía idea de que iba a hacer ahora...

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