Loyalty

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AU de mi fanfic "My Blood", en el que Lance es Alteano y Lotor y él son medios hermanos.

El día en si había comenzado normal, con los paladines cada uno encargándose de sus propios asuntos, y cada cuál sumergido en su propia burbuja.
Hunk servía el desayuno; Allura y Coran conversaban mientras seguían su camino hacia el comedor; Shiro, siempre puntual, llegaba temprano para ayudar a Hunk a servir el desayuno; Pidge, por siempre el búho nocturno, salía de su cuarto con su cabello desarreglado y claras ojeras; Keith se terminaba de arreglar luego de darse una ducha; Lance terminaba de retirarse su mascarilla y arreglar su cabello; y finalmente Lotor caminaba al comedor después de estar en el hangar de los Leones un rato.
Todo estaba en calma, y parecía que iba a ser un día común y corriente...
Pero al parecer el destino no lo quería así.
Ese día que había comenzado tan normal como siempre ahora era lo más cercano a una pesadilla.
Los Galras habían atacado por sorpresa, obligando a los paladines a dejar todo de lado y ponerse sus armaduras, corriendo a sus Leones para contraatacar.
Todo iba bien, habían formado a Voltron y estaban logrando derribar a varias naves, pero cada vez llegaban más. Los estaban acorralando.
Entonces algo pasó, una rayo salió de la nave más grande (la que debería de ser del emperador, aunque Zarkon ya estaba muerto) e impactó directamente contra Voltron. Todos los paladines soltaron gritos de dolor, sintiendo como si estuvieran siendo electrocutados, y entonces Voltron se separó. Segundos pasaron hasta que el rayo volvió a aparecer, atacando directamente al Castillo. Coran, por supuesto, tenía activada la barrera de partículas, aunque el rayo prácticamente desintegró la barrera después de unos segundos, dándole directamente al Castillo.
Un par de segundos pasaron, y Pidge fue la primera en reaccionar.
—¿Qué... Demonios?...
—¿Están todos bien? —cuestionó Shiro.
—Eso creo... —murmuró Hunk.
—Sí... —gruñó Keith.
—¿Lance? ¿Estás bien? —preguntó Pidge, al no escuchar respuesta de su parte. Sólo el silencio le respondió, alarmando de inmediato a todos.
—¿¡Lance!? ¡Contesta!
—¡Lotor se desmayó, no responde! —informó Allura tan pronto pudieron recuperar la comunicación con los Paladines.
—Creo que le pasa lo mismo a Lance —dijo Keith.
—¿Qué hizo ese rayo exactamente? —preguntó Hunk.
—Nada bueno... —contestó Keith.

Lance soltó un gruñido mientras empezaba a despertar, no tenía idea de dónde estaba o qué había pasado. ¿Dónde estaban los demás?... Lance comenzó a observar detenidamente su alrededor, sólo viendo estrellas sobre él y sintiéndose extraño. Entonces divisó un cuerpo junto a él, al principio no lo reconoció, además se que parecía tener una tenue luz morada rodeando su cuerpo, pero se sobresaltó al notar que se trataba de su hermano.
—¡Lotor! —Lance se levantó de un salto, corriendo junto a él y moviendo su hombro, intentando despertarlo.
El contrario empezó a despertar rápidamente, mirando a Lance confundido antes de ver a su alrededor.
—¿Dónde estamos?
Antes de que Lance pudiera contestar, una voz los interrumpió:
—Mis niños...
Lotor y Lance miraron de inmediato en dirección de la voz, encontrándose con una figura encapuchada. A pesar de no ver su rostro, ambos la reconocieron. Era Haggar... No, Honerva. La madre de ambos.
Lotor se irguió, luciendo igual de sorprendido que Lance, pero no dijo nada.
—¿Dónde estamos?
—Lanceliah...
—¿¡Dónde estamos!? —repitió Lance, interrumpiendo lo que sea que iba a decir Honerva. Esta guardó silencio unos segundos.
—Necesitaba hablar con ustedes.
—Eso no responde a mi pregunta —gruñó Lance.
—Madre... —habló por fin Lotor, llamando la atención de ambos—. ¿Qué está pasando?
—Necesitaba hablar con ustedes —repitió Honerva—. No tenemos que pelear entre nosotros, quiero que se unan a mi.
—Sí, como si eso fuera a pasar...
—Lanceliah, escúchame. Pelean del lado equivocado, el imperio se ha extendido por casi toda la galaxia, no tienen oportunidad de ganar. Lotor, tú debes ser el emperador del imperio Galra. Lanceliah, tú debes ser el Rey de la nueva Altea. Juntos, podremos gobernar todo el universo.
—¿Qué te hace pensar que vamos a unirnos a ti?
—Son mis hijos, deberían de seguirme a mi en lugar de confiar en esa princesa —contestó Honerva ante la pregunta de Lance.
—¿En serio? Porque que yo recuerde, nos abandonaste a mi padre y a mi. Tu nunca has sido mi madre, y yo nunca he sido tu hijo —Lance escupió las palabras casi con veneno, mirando con desagrado a la figura frente a ellos.
—Lotor —Honerva fijó ahora su mirada en el mencionado—. Sé que tú estás de acuerdo conmigo. Ayúdame a hacer a
tu hermano entrar en razón.
—Lotor... —Lance lo miró también, esperando su respuesta.
Lotor los miró a ambos, no muy seguro de qué decir. Es verdad que buscaba reunirse con su madre, pero...
—No. No peleamos del lado equivocado, y no vamos a unirnos a ti —dijo Lotor con firmeza—. Tus ideales no son los correctos, y mi lealtad está con la princesa, pero sobre todo con mi hermano. Así que si él no va a unirse a ti, tampoco lo haré yo.
Honerva negó con la cabeza, por fin retirando su capucha y dejando ver su rostro, el cuál lucía una mueca de decepción, pero Lance la interrumpió antes de que pudiera decir algo.
—Déjanos salir de aquí, tenemos una batalla que ganar.
Honerva, de nuevo, no contestó de inmediato.
—Ambos están equivocados, pero confío en que entrarán en razón. Los estaré esperando —y con eso, el mundo a su alrededor se desvaneció, y tanto Lotor como Lance despertaron con un sobresalto. Después de un par de preguntas, ambos anunciaron que les contarían después lo que pasó al equipo, y que debían seguir la batalla.
Pero las naves estaban empezando a retirarse una por una, y después de unos minutos, todas las naves se habían retirado, dejando a todos confundidos. Sin embargo, Lance y Lotor sabían lo que significaba, Honerva había decidido aplazar esa pelea. Si definitivamente no se le unían, llegaría el día donde tendrían que enfrentarse a ella, pero por ahora, era mejor evitar esa pelea.

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Bruh, esto no me terminó de gustar, pero bueno.

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