Los secretos de Lance.

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Keith había notado que Lance tenía secretos, pero no creía que fueran tantos. Cuanto más tiempo pasaban en la nave, más le costaba entender a Lance.
Keith no entendía como una persona podía tener tantos secretos y talentos ocultos.
Primero, descubrieron que Lance sabía bailar. Y muy bien, pensaron todos mientras veía a Lance mover las caderas en perfecta sincronía con el ritmo pegadizo de una canción de Shakira.
Después, descubrieron que podía cantar. Esa noche fue particularmente pacífica, ya que no tuvieron que salir en ninguna misión ese día, y Lance había sugerido que hicieran una "Pijamada" en el puente. Llegó un momento en que Pidge sugirió una sesión de Karaoke, siendo la idea rápidamente apoyada por Hunk y Lance, el último siendo el que se ofreció para cantar primero. No hace falta mencionar que todos se quedaron con la boca abierta de la impresión cuando Lance comenzó a cantar.
Después, descubrieron que sabía tocar la guitarra. Aunque de esto Keith no tenía nada más que las afirmaciones de Hunk que vieron después de que Lance comentase inocentemente que le gustaba tocar guitarra, pues en mitad del espacio no es cómo si pudieran conseguir una guitarra para que Lance demostrase sus talentos (los cuales eran, según Hunk, extraordinarios).
Entonces, vino la cosa más inesperada y que nadie se esperaba viniendo de Lance.
Era un día normal, acababan de regresar de una misión muy simple y ahora todos estaban sentados en la pequeña sala de descanso donde se reunían después de cada misión. Hunk y Pidge comenzaron a conversar animadame sobre películas, comentando cuáles eran sus favoritas y algunas cosas de estas cuando Hunk dijo:
—Bueno, pero las películas de Percy Jackson son geniales, Pidge...
Lance soltó un sonido dramático mientras se enderezaba en su lugar y miraba indignado a Hunk.
—Eres mi amigo, Hunk. Pero si de verdad piensas eso de tan terribles adaptaciones tendré que terminar nuestra amistad.
—Vamos viejo, son geniales —se quejó Hunk.
—¡No lo son! Para empezar, Percy, Annabeth y Grover no eran adolescentes en los libros, tenían 12 años. ¡12, no 16! Además, Percéfone no debería de haber estado en el inframundo porque...
—Aguarda un segundo —lo interrumpió Pidge—. ¿Acaso leíste los libros?
Lance pareció quedarse petrificado por un segundo, con una mano aún en el aire y la boca abierta. Pareció recomponerse de un segundo a otro y bajó su mano mientras fruncia el ceño.
—Yo... ¡Claro que no Pidge!
—Entonces, ¿Porqué sabes cómo son las cosas en los libros? —Pidge lo miró con los ojos entrecerrados y una leve sonrisa burlona.
—Yo... Okay, sí, TAL VEZ leí toda la saga de Percy Jackson... Y todos los libros de Rick Riordan... Y Harry Potter... Y al rededor de 400 libros más, no lo sé, perdí la cuenta —murmuró Lance, hundiéndose en su asiento.
—Eso sí no lo creo —volvió a hablar Pidge—¿Tú? ¿Leer?
—Lance, los cómics no cuentan.
—¡Claro que no, Hunk! Hablo de libros de verdad.
—¿Al menos tenían más de 100 páginas? —se burló Pidge. Lance la miró indignado y tocó su pecho de manera dramática.
—Para tu información, llegué a leer libros de 800 páginas, Pidge.
—Sí, en ¿cuánto, 6 meses?
—3 días —la corrigió Lance.
—Sí, claro. Aún no creo que tú leas —Pidge acomodó sus lentes sobre el puente de su nariz. Lance alzó una ceja.
—Sé cada libro que he leído de memoria, así que... —Lance aclaró su garganta.
—Okay, okay, te creo pero no empieces con eso. ¿Y qué clase de libros lees tú? ¿Fantasía? —volvió a burlarse Pidge.
—La fantasía es un género y lugar fantástico, Pidge. Y no, no sólo leo fantasía.
—Aguarda, ¿acaso hiciste una referencia a la historia interminable?
—¿Y aún crees que no leo? —se burló ahora Lance—. He leído clásicos, Shakespeare; terror, Poe —Lance comenzó a enumerar con sus dedos—. Misterios, Sir Conan Doyle por su puesto, ese hombre era genial; juvenil, Veronica Roth, Rick Riordan, Rowling; LGBT...
—Okay, acabas de nombrar autores de los que jamás había escuchado hablar en mi vida entera —lo interrumpió Hunk.
—Oh, vamos Hunk. ¿Rainbow Rowell? ¿MacKenzie Lee?
Hunk negó con la cabeza.
—¿Benjamin Alire Saénz? Vamos Hunk, Aristotles y Dante es una obra maestra de la literatura juvenil y LGBT —Lance soltó un quejido.
Y así es como sin quererlo lograron hacer que Lance se adentrarse en una gran charla (casi completamente unilateral) sobre cómo los libros eran maravillosos.
Lo siguiente que descubrieron, era que Lance era bisexual. Esto fue descubierto cuando al salvar un planeta la Reyna organizó un banquete en honor a Voltron y Lance, en lugar de tratar de seducir a la Reyna, comenzó a soltar muy malos cumplidos en dirección al único hijo de la Reyna.
—Lance, sabes que es un príncipe y no una princesa, ¿cierto? —Keith escuchó a Pidge susurrarle a Lance. El moreno se encogió de hombros.
—Lo sé Pidge, ¿y qué?
—Creí que no te gustaban los hombres.
—Pidge, soy la persona más bisexual del universo, creí que ya lo sabías.
Y por último, el gran y último secreto de Lance era que le gustaba Keith.
Esto lo habían descubierto Hunk y Pidge en conjunto después de observar con atención la conducta de Lance cada que Keith estaba cerca.
—Lance, sé que somos amigos... —comenzó Hunk, una vez los tres se encontraron sentados en la cocina.
—Pero no nos gusta que guardes secretos de nosotros —siguió Pidge.
—Así que seremos directos, ¿te gusta Keith? —ante la pregunta de Hunk el rostro de Lance se encendió de inmediato de un color rojo.
—¡N-no! Es decir, ¿Porqué me gustaría alguien cómo él? No es como que me guste su cabello... O sus ojos... O lo bien que se ve en ese traje de la Espada de Marmora... —Lance pareció perderse en sus pensamientos por un segundo, pero después dijo–. Es decir... ¡No me gusta Keith!
Hunk y Pidge intercambiaron miradas antes de volver a mirar a Lance.
—... ¿Tan obvio soy? —ambos asintieron mientras Lance se hundía en su asiento y soltaba un pesado suspiro.
—Deberías decirle.
—¿Decirle qué, Hunk? "Oh, hey Keith, gran misión la de hoy. Por cierto, ¿Sabías que me gustas desde hace mucho tiempo?"
Hunk y Pidge intercambiaron miradas de nuevo y se levantaron con una sonrisa pícara en los labios. Lance alzó una ceja.
—¿A dónde van?
Hunk apuntó detrás de Lance, a la entrada de la cocina. Lance se giró y sintió su cara volverse completamente roja al ver ahí parado a un más que petrificado Keith.
Y con eso, Keith se enteró de el último secreto de Lance.

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