Keith estaba bien con el hecho de tener que estar compartiendo visiones extrañas de sus pasado y posible futuro con Krolia. No es cómo si tuviera ya algo que ocultar, porque los pocos secretos que poseía habían sido ya revelados a Krolia, lo quisiera él o no. Pero lo inesperado, era cuándo las visiones involucraban cosas de su futuro. Hasta ahora, no había tenido muchas, pero las pocas que había tenido eran aveces breves, aveces algo más largas, y Keith no lograba encontrarles sentido a ninguna de ellas.
Entonces la primera de las más confusas visiones apareció. Keith llevaba ya lo que suponía eran unos cuantos meses en la misión con Krolia, a pesar de que el tiempo era completamente diferente ahí y probablemente no pasaba ni un día normal. Estaba ya acostumbrado a ver esas visiones y a compartir recuerdos con su madre, pero no se esperaba para nada lo que iba a ver esta vez.
De pronto, se vio a sí mismo, en lo que parecía el castillo de los Leones, sólo que el lugar parecía algo distinto, y Keith al parecer ya era unos años mayor. Y después pasó a notar a la persona sentada junto a él, que tenía un brazo al rededor de sus hombros y lo miraba, al parecer esperando una respuesta a alguna preguntaba que acababa de formular. Igualmente parecía mayor, y su corte de pelo era algo distinto, pero Keith estaba seguro. Ese era Lance.
—Amor, no, ya te dije que... —el Keith de la visión se vio interrumpido por una niña que entró corriendo a la habitación.
Keith no era un gran fan de los niños, pero por alguna razón, sonrió levemente al ver a la niña. Era preciosa, según lo que Keith podía ver.
Sus ojos grandes y alegres eran de un vibrante color azul, su piel era pálida como la porcelana, y contrastaba perfectamente con su largo y ondulado cabello negro, que caía por sus hombros y espalda algo revuelto, y en su rostro se podía ver una gran sonrisa. La niña chilló y de alguna manera trepó hasta estar en el sofá, parada justo entre Lance y Keith, sus pequeños brazos alzados en el aire por encima de su cabeza en señal de victoria.
—¡Terminé su sorpresa! —chilló con entusiasmo.
Lance, o quien parecía ser él, tomó a la niña de la cintura y la colocó en su regazo.
—¿Ah sí? ¿Y qué es, cariño?
—No es una sorpresa si te lo digo, papi —se quejó esta, inflando las mejillas
—Bien, entonces ¿cuándo podremos saber qué es? —preguntó Keith con una pequeña sonrisa.
La niña hizo una mueca pensativa.
—Hum... ¡Ahora, papá! —anunció alegremente mientras bajaba del regazo de Lance de un salto y salía corriendo de la habitación.
Lo último que vio Keith fue a Lance levantarse y llamar a la niña por su nombre, aunque Keith no logró escucharlo, y entonces todo se desvaneció y él se encontró de nuevo frente a frente con su madre. Ahí es cuando la mente de Keith comenzó a ir a mil por hora, ¿había llamado a Lance "amor"? ¿La niña le había dicho a él papá? ¿Y a Lance papi? ¿Qué demonios estaba sucediendo?
—No pensé llegar a tener... —Krolia ladeó la cabeza—. Nietos.
Keith sintió un sonrojo trepar por sus mejillas, y entonces se dio la vuelta y pretendío entrenerse con su nuevo lobo mascota, no queriendo decir nada al respecto sobre lo que acababa de suceder.La segunda visión igualmente dejó muy confundido a Keith. Se encontraba vigilando la comida que estaba cocinandose en el fuego, viendo a lo lejos a Krolia llegar con más madera (o el sustito flamable que lograron encontrar de esta) para alimentar el fuego.
La visión llegó con una brillante luz blanca, cómo siempre lo hacía, y entonces Keith se vio de nuevo a sí mismo, sólo que ahora se encontraba en una casa. Se sorprendió cuando notó que era la tierra. Parecía aún mayor esta vez, y estaba mirando un par de cosas tendidas sobre la cama que el Keith actual no podía ver.
Lance entró de nuevo, abrazando a Keith por detrás y rodeando su cintura con sus brazos.
—¿En qué piensas? —el Keith de la visión se dio la vuelta entre los brazos de Lance y sonrió.
—En que nuestros hijos son maravillosos.
—Hum... Cierto, lo son. Esto fue un muy buen aniversario, ¿no crees?
El otro Keith asintió.
—¿Dónde están los gemelos?
—No planeando ninguna broma más, espero... —gruñó Lance, causando una risa en Keith.
—Su última broma fue muy divertida, tienes que admitirlo.
—¡No lo fue! —chilló Lance, indignado—. Además, hicieron un desastre con el pegamento... —farfulló Lance.
—Pero lo limpiaron —observó Keith—. Y al menos dejaron de hacerle bromas a su hermana mayor.
—Sí, sólo para poder tirarme cubetas de pegamento encima... —resopló Lance.
—Fue divertido —repitió Keith con una sonrisa.
—Dile eso a mi cabello... —Lance negó con la cabeza—. No puedo creerlo, mi propio esposo me traicionó. Congeniaste con ellos para hacerme esa broma —Keith se encogió de hombros.
—Lo único que hice fue pedirte que fueras a nuestra habitación por una de las mantas para nuestra hija —comentó este en tono inocente.
—Traidor.
En ese momento, dos niños de al parecer unos 12 años entraron a la habitación. Ambos eran idénticos, y todo en ellos prácticamente recordaba a Lance. Desde el cabello, hasta el tono de piel y los ojos. La única diferencia era que uno era más alto que el otro, y llevaba el pelo más revuelto que su gemelo.
—Papá, ¿podemos pintar algo juntos? —dijo el más alto, con un leve puchero.
Keith sonrió y separó un poco de Lance, que seguía aferrado a su cintura.
—Claro que sí. ¿Sigue Karo cuidando a Kathy?
Las palabras bajaron de volumen hasta ser un simple murmullo y entonces la cegadora luz blanca llegó otra vez, y tanto Keith como Krolia se encontraron de nuevo en el presente.
Keith pasó saliva. Le gustaba Lance, eso no podía negarlo. Le gustaba desde hace tiempo, pero, ¿iba a casarse con él? ¿Iba a tener hijos con ese idiota? Ahora sí que tenía mucho que procesar...
Krolia llegó a su lado en un parpadeo y se sentó junto a él.
—Así que... Asumiré que ese es uno de los Paladines de Voltron, ¿no es así? —Keith comenzó a sentir sus mejillas calentarse de nuevo.
—... Ex paladín azul y actual paladín rojo —asintió Keith.
—Parece que terminarán juntos.
—No me lo recuerdes... —Keith soltó un quejido y escondió su rostro en el amplio pelaje de su lobo mascota.
Sí, Keith estaba feliz de saber que Lance al parecer correspondía sus sentimientos, pero eso no quitaba la tremenda vergüenza que lo invadió al saber que, número uno, iba a casarse con él; número dos, tendría hijos con Lance; y número tres, su madre lo había visto todo.
Keith ya no sabía si iba a ser capaz de ver a Lance a la cara sin avergonzarse después de eso, aunque en el fondo, estaba muy emocionado por lo que el futuro le deparaba.De nuevo, los hijos Klance de mi rol XD
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One Shots Klance
RomansaUna vez que tenían una maldición, otra donde vieron a sus futuros hijos, otra donde eran criaturas mitológicas, y otras con diferentes mundos alternos. Pero en todas, se enamoraron.