Capítulo 8: Contra la pared

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Maratón 8/?

Poché llegó al apartamento de la chica luego de despedirse de su amiga, al llegar, abrió la puerta entrando al sitio y cerrando la puerta con sigilo detrás de ella. Su vista escaneó el lugar, viendo el móvil de la peli-gris en el mostrador.

«Con razón no contesto el último mensaje que le envie» pensó antes de seguir caminando en busca de la chica.

El sonido de la ducha llegó a sus oídos, dejandole saber dónde se encontraba la chica. Sin más camino por el lugar, antes de entrar a la habitación, viendo la ropa de la chica encima de la cama.

«Con que a dejado la ropa aquí» pensó con una sonrisa maliciosa, haciendo su camino a sus labios.

Varios minutos después, la ducha dejó de escucharse, y la voz de alguien cantando se hacia presente. Poché estaba sentada en la cama, con la espalda recostada del espaldar, mirando a la puerta, la cual se encontraba cerrada. La voz se hizo un poco más audible, y el sonido de la perilla se combino.

Una vez abierto, dos cosas pasaron Poché sonrió, y Calle se paralizó.

– Gusto en verte de nuevo princesa, pásale, qué ambas somos chicas – Sonrió de lado, dejando sus ojos recorrer el cuerpo de la chica, el cual solo era cubierto por una toalla blanca.

El pelo goteaba, una señal de que se lo había lavado, y las gotas que recorrían sus partes expuestas, no eran de gran ayuda para mantener la mente de Poché sana.

– En la forma que me estás mirando, pensaría que me quieres violar, salte no te quiero aquí en lo que me visto – Calle comentó muy avergonzada, desviando la vista hacia el lado.

Poché se levantó – Jamás haría algo sin tu permiso – Comentó con un tono seductor acercándose a la peli-gris, a propósito dejando que sus dedos rozarán el muslo expuesto de la chica.

El repentino contacto hizo que se le entre abriera la boca, y su respiración se aguantará, quedándose fijamente mirando a la peli-rosado, quien se detuvo al frente de ella. Poché seguía siendo un poco más pequeña que la peli-gris, lo que la facilito en inclinarse y depositar un beso corto y rápido en el cuello de la chica, observando cómo está temblaba al tacto.

– P-po-ché, p-por f-favor – La peli-gris tartamudeo, desviando la vista hacia el lado, sintiendo como el nudo de la toalla se iba deshaciéndo, y el nerviosismo se hacía más grande dentro de ella.

Poché había colocado las manos a los lado de la chica, con una mirada penetrante – Sabes... – Está empezó, dejando su vista bajar con lentitud desde el rostro hasta el pecho, y luego subió una vez más – Eh extrañado tu presencia – Movió una de sus manos a la cintura de la chica, trazando con sus dedos una línea hasta el final de la toalla – En la forma que mueves tu cintura – inconsientemente mordió su labio inferior.

Calle se estremecía, al tacto de la peli-rosado, maldiciendo en su mente, mientras su respiración se agitaba, y se le hacia cada vez más difícil controlarse.

– Extrañe todo de ti – Poché comentó, sabiendo que si seguía describiendo no iba a finalizar – pero la más que extrañe fueron... – Levantó su mano, llevandola hacia los labios de la chica, rozando su pulga con delicadeza, un roce fantasma en el labio inferior de la chica.

La peli-gris, colocó sus manos en el rostro de Poché, en las mejillas para ser exacto, moviendola cerca, acortando la distancia entre ellas, la toalla fue deslizándose poco a poco. Sus labios se encontraron, en un beso lleno de anheló, era desesperado, pero no para llevarlo a algo más, sino para recuperar los años perdidos, para saber que no era un sueño. Mientras el beso seguía, Poché se encontraba involuntariamente, moviendo sus manos hacia el cuerpo expuesto de la chica, colocando con timidez su mano en el torso de esta. Calle gimió en el beso, al repentino contacto de piel, sintiendo como la mano de esta tomaba un curso comprometedor, acercándose más hacia su intimidad...

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¡Así las quería coger pecadoras!
¡dios las está observando pervertidas! Muevan a echarse agua fría y a tomar la biblia que aquí no va a pasar nada 😂😂😂 ustedes imaginandose cosas, chamas, están mal, mal, mal.

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Poché se levantó – Jamás haría algo sin tu permiso – comentó caminando hacia la puerta, deteniéndose al lado de la peli-gris, quien tragó hondo.

Esta desvío su mirada al cuerpo de la chica, obsevando completa antes de sonreír y salir de la habitación.

– ¡ACABA Y TERMINA, QUE LLEGAREMOS TARDE AL DESAYUNO, TORTUGA! – Grito Poché desde la sala.

Calle gruño – Dios, es irritante – comentó haciendo una mueca.

– Escuche eso – Se escuchó a la otra decir.

– Esa era la idea – La peli-gris respondió antes de mirar a la cama – ¿Poché? ¿Dónde esta mi ropa? –

Una risa se escuchó de la contraria, y un gruñido de esta escapó su boca, al no querer pasar trabajo en buscar la que ya había sacado, se puso a buscar una nueva de las maletas. Un sostén blanco, con una camisa holgada negra, un chaleco de mahón por encima, y unos mahones blancos rasgados, terminando con una botas en negras.

– Vámonos antes de que te mierda a ti por tu bromitas – Gruño la peli-rosado saliendo de la habitación con llaves en mano, y tomando el móvil del mostrador.

– No sería algo a lo que me negará – Poché sonrió viendo el leve sonrojó que apareció en las mejillas de la chica.

– No me gusta para nada tu nueva actitud – Calle protesto saliendo por la puerta.

– Solo estás mordía, pasiva –  Poché burló, ganándose una mirada de odio de la chica.

Luego de unas palabras más intercambiadas, estás se montaron en el ascensor, pulsando el botón del primer piso. Una vez la puerta del sensor abrieron, ambas chicas dejaron de hablar, al centrar sus miradas en la persona que estaba esperando este.

– ¿QUE MIERDAS HACES TU AQUÍ? –

El destino de Cupido - Segundo Libro - [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora