CÓMO SER UN DESASTRE Y REÍRSE EN LUGAR DE MATARSE

Catorce

LA IMPORTANCIA DE MIS PALABRAS

Es impresionante lo fácil que puede ser en ocasiones olvidar algo que en otro tiempo nos parecía vital; como cuando crecemos y nos damos cuenta que realmente no queremos ser doctores o maestros.
Crecer lleva mucho de eso: darse cuenta de las cosas.

Hace unos días me di cuenta de la importancia de mis palabras. Eso me llevó a descubrir que las palabras son el arma más peligrosa que tenemos en nuestro poder. Podemos construir una confianza o derrumbarla, podemos ganar, perder, matar o revivirnos. Las palabras tienen peso, y es uno tan particular, que no resuena en todo el que las dice, pero que lo tiene en todo aquel que las escucha.
Y resulta curioso, pues no nos damos cuenta de lo importante que es decir lo que queremos decir en el momento que queremos decirlo, hasta que nos arrebatan la oportunidad y después no nos la devuelven.
Es como todas esas veces que no has podido negarte a hacer algo que no quieres hacer por sentirte comprometido con aquel que te lo pide.
Es importante saber el significado de cada palabra que sale de nuestra boca, porque así vamos construyéndonos el puente que nos lleva a nuestro verdadero yo. Conocernos es tan prescindible como lo es el saber utilizar nuestras palabras.
Que las usemos para bien o para mal es cosa de saber quienes somos y el efecto que queremos darle a nuestra vida; yo opto por usarlas para bien, aunque a veces me equivoco, yo quiero ayudar y crear. Por eso he aprendido a usar el "no" y decirlo cuando se me antoja; aquellos que quieran usar sus palabras para destruir, ya se encontrarán rindiendo cuentas o arrepintiéndose después.
Gracias a este descubrimiento, me he sumergido en mis propios pensamientos y ahora sé que no puedo ser siempre la misma persona, y me ha fascinado.
Quedarse en un solo sitio por el resto de nuestros días sería muy aburrido, así que descifré que decir la verdad, lo que pienso, y sobre todo lo que siento, me transformará y me acercará cada vez más a la versión que quiero ser mientras el tiempo avanza.

La importancia de mis palabras es igual a la importancia de mis pensamientos. Quiero decir lo que siento sin miedo, arriesgándome a que no gusten, pero sin detenerme, pues es lo que me insiste la cabeza, la razón y el corazón.

Todas las palabras tiene peso, y las mías siempre serán importantes para mí.