MONÓLOGO DE UNA MENTE ANSIOSA
Vivo en el norte de México, rodeada de cerros y montañas, y una de mis fobias más grandes es a los tiburones blancos.
El porcentaje de ver un tiburón blanco es poco, el que te ataque igual, y el que específicamente yo me encuentre con uno y me ataque, ¡ni siquiera tiene porcentaje porque odio el mar! Pero aún sabiendo esto, siento un hueco gigantesco formarse en mi estómago de sólo pensarlo.
Los encuentro aterradores, y no me importa la poca probabilidad que exista entre nosotros... siempre me pondrán la piel de gallina y el corazón a mil.Pienso en esto casi todo el tiempo, es un miedo que me gustaría no tener porque es absurdo, pero mi mente me dice que posiblemente el ataque de uno hacia mí no es tan imposible como creo.
Justo ayer quería escribir sobre mis miedos, y me puse a pensar y pensar hasta que caí presa de mi ansiedad, y al final, me he quedado hasta tarde leyendo Hush,Hush, por lo de la nueva película que están por grabar, y me quedé pensando en Patch, lo que me hizo recordar a Sasuke, sí, el de Naruto, y recordé cómo en la secundaría tuve un crush intenso por él, al grado de llorar porque no era real. Híjole... a veces me pregunto por qué soy así... y entonces recuerdo que veía telenovelas desde muy pequeña y me doy cuenta de mi fascinación por la ficción y la irrealidad que luego puede volverse una historia fascinante, y de mi amor por la literatura y de cómo, al final, si hago una línea del tiempo mental, encuentro que la escritura me persiguió por mucho tiempo hasta que me alcanzó.
Cuando estoy ansiosa desvarío y empiezo a pensar en todo. Como ahora, que pienso en la llamada de mi mejor amigo Cris, a quien le confesé mis sentimientos... no debería de hablar de esto ahora.
No debería de hablar de eso nunca.
Hagamos de cuenta que no dije nada.
¿En qué estaba?, ¡Ah si, cuando estoy ansiosa!
Imagina que tu mente empieza a procesar todo tu día combinado con los días anteriores y los de hace un año. De pronto recuerdo cuando me caí en cuarto de primaria en un charco de lodo y no me podía levantar; caí una y otra, y otra vez, hasta que casi toda la escuela empezó a rodearme y reírse de mí.
Y no tiene sentido en realidad, esos pensamientos solo me hacen sentir pequeña y vulnerable, pero las voces insisten y empiezo a entrelazar el pasado con el presente y algo me dice que no he salido en casi nueve meses de mi casa porque me da miedo que la gente se burle de mí.¿Puedes imaginarte a alguien sin salir de su casa por ese tiempo?
Aunque quisiera decir que es mentira, no lo es. No he salido. Ese problema se está volviendo real. No he visto a mis amigos, y no es que tenga tantos y que los tenga cerca, pero es que tampoco me dan ganas. En realidad me da miedo... no más que los tiburones blancos, pero la idea de que salir me expone me da miedo.
Si sigo así, moriré sola. Aunque no me importaría morir sola.
No moriré sola porque tengo a mis hermanas. Y contemplando el panorama, no le tengo miedo a morir. Ese miedo lo perdí cuando entendí que no hay remedio para eso.
Todos vamos a morir, y si no puedo hacer nada para evitarlo al menos puedo olvidarme de ello y dejarla fuera de mis preocupaciones, que gracias a todo lo que me acecha ya son bastantes.El tiburón blanco me aterra, pero me atemoriza más su mordida. Quizá no me mate, pero la agonía y el dolor sin duda serían asfixiantes. Moriría, y después de eso posiblemente haya un comienzo. Un cielo, la reencarnación, tu propio paraíso, el juicio final, o la nada. La absoluta oscuridad, un infierno o convertirte en fantasma...
¿Ya lo notaste?
No es el miedo a los tiburones blancos, ni a salir o contestar las llamadas de Cris y enfrentar lo que dije: es lo que viene después.
¿El tiburón me comería completa o por partes?
¿A quien me voy a encontrarme cuando salga?
¿Me veré bien? ¿Me lavé los dientes? ¿A qué se debe la comezón en mi cabeza? ¿Se puede tener urticaria en el cuero cabelludo? Y a todo esto, Cris me dijo que siente lo mismo, entonces, ¿a qué le tengo miedo?... ¿Al final?... no, a lo que hay en medio:
Al terrible dolor que provocaría la mordida de un tiburón blanco. A que mis amigos sepan que he estado refugiándome en mi casa y que soy un desastre. A que mi amistad con Cris acabe si le hacemos caso a lo que sentimos, o que resulte y acabe porque las cosas acaban.
En realidad sí me dan miedo los finales... ¿entonces me aterra la muerte?
Creí que eso ya lo tenía resuelto...
A veces las preguntas dan mas miedo que las respuestas...¿Ya les dije que quería hablar de mis miedos?
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CÓMO SER UN DESASTRE Y REÍRSE EN LUGAR DE MATARSE
Non-FictionEsta es la historia desastrosa -que se vuelve cómica- de mi vida. En este conjunto de relatos, te cuento mis recuerdos y experiencias, que viajan desde mi primer corte de cabello, hasta mi desastroso aterrizaje a los veintes; el caos del primer amo...