Ventiuno

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LO MÁS DIFÍCIL DE AMARSE A SÍ MISMO

El amor propio en ocasiones parece una criatura mitológica a la que muy pocos han visto, y que en la mayoría de las historias que nos cuentan, da la impresión de que hemos sido timados.

Alguien, en algún momento de la historia, nos metió a la cabeza que hacerlo no solo era cansado, sino que también podía ser imposible, y después de eso, pensarlo de forma distinta se vuelve difícil.
Y es que al hablar de amor propio hablamos también de conocernos, y de pronto se vuelve aterrador encontrarnos de frente con la versión cruda y desnuda de nosotros mismos, solo porque existe la idea de que no nos guste algo, porque eso también significaría que a los demás podría no gustarles, y le tememos a ello porque la mayoría de los seres humanos no hemos sido creados para vivir en soledad; y es extraño, porque la mejor manera de vivir acompañado es exactamente conociéndose a uno mismo y amándose, pero nosotros preferimos que alguien más lo haga por nosotros.

He leído que esta idea tan imposible sobre el amor propio viene desde una perspectiva machista en la que el hombre prefiere que la mujer sea ignorante sobre sí misma para que de esta manera dependa emocionalmente de él. Esa idea no me parece tan loca ni disparatada.

Claro está que el amor propio es el protagonista y antagonista en la historia del ser humano en muchas ocasiones, posicionándose quizá por debajo del dinero. Y es que a través de nuestra historia es que podemos saber cosas como estas. Lo cierto, y hacia donde quiero dirigirme en esta ocasión, es que no es como lo pintan. Para nada.
Difícil es, pero tal y como lo es también el romance entre dos personas que se gustan y se están conociendo.

En realidad, lo más difícil de amarse a sí mismo es dejar de creer que es difícil.

Las raíces que echamos en determinado tiempo, las personas que conocemos y el viaje que emprendemos, es la base de nuestras vidas. Amarlo no es más complicado que vivirlo. Y sí, amar las partes feas y oscuras de dicha historia, y de la basura y odio que a veces nos lanzamos, no es placentero, pero no porque sea difícil y mucho menos imposible, sino porque nos toca descubrir nuestros errores, esos que creímos en su momento eran buenas decisiones.

No es difícil amar lo malo, porque lo cierto también es que en muchas ocasiones eso malo fue lejano a nosotros, y reconocerlo trae consigo mucha paz interior. Ese también es otro proceso dentro del amor propio: reconocer que no todo es nuestra culpa, y que de serlo, podemos perdonarnos de corazón y darnos cuantas oportunidades nos plazcan.
Somos la persona con la que viviremos toda nuestra vida, y no es que eso de como única alternativa el amarnos; a mí me gusta verlo como algo que necesito para seguir descubriéndome. Me gusta darme la oportunidad de ser querida, amada y respetada por la gente que me rodea, entonces, ¿porqué no sería de la misma manera conmigo misma?

Y sé que no todo el mundo piensa de la misma manera, y puede ser que para algunos sí sea como esa única alternativa que nos queda, y está bien. Yo sólo creo que el amor propio nos abre los ojos a lo que tenemos de frente. Bueno o malo, tenemos que verlo, y si es parte de nosotros, también existe la oportunidad de cambiarlo, porque no estamos condicionados a amar todo lo que llevamos dentro así sin más.

Amarnos es aceptar el pasado, el futuro, y sobre todo el cambio.

CÓMO SER UN DESASTRE Y REÍRSE EN LUGAR DE MATARSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora